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El hijo de María Jiménez defiende y gestiona su legado en internet: “Siempre va a haber alguien que pone la cara de tu madre en un vaso”

De collares de la artista “bendecidos” a tazas y camisetas con su foto, Alejandro Jiménez se encarga de enviar a los fans de su madre algunos de sus recuerdos y piensa en una futura exposición. Cuando se han cumplido dos años de su muerte, el 25 de octubre habrá un homenaje a la cantante en Sevilla

Hijo de María Jiménez
Nerea Basterra González

Estar a la altura de los padres a veces es un reto. Para el hijo de la cantante María Jiménez, dueña de una carrera colosal desde mediados de los años setenta y de cuyo fallecimiento se acaban de cumplir los dos años, uno muy exigente. Alejandro Jiménez, fruto del matrimonio de la artista con el actor Pepe Sancho —con quien se casó dos veces y a quien denunció por malos tratos—, honra la memoria de su madre cuidando de su legado. Desde su casa de Chiclana —que fue de la artista y en la que él reside desde hace un año—, y con la ayuda de su esposa, gestiona los recuerdos que conserva de ella, además de su página web (mariajimenezoficial.com) y la cuenta de Instagram (@mariajimenezoficial), con cerca de 77.000 seguidores.

Hace poco que acaba de poner a la venta una serie de objetos que pertenecieron a la artista. En conversación telefónica con EL PAÍS, Alejandro Jiménez estima que, en total, serán “unos cien”. Los primeros, unos collares de bisutería que pertenecieron a María Jiménez, han tenido una gran demanda: “Son principalmente piezas simbólicas, piezas de poco valor, no es que sean joyería”, asegura. En el perfil de Instagram, justo encima de una foto de lo que, en realidad, parece una pulsera rodeada por dijes con imágenes de vírgenes, se lee: “Descubre los collares de María Jiménez”. A continuación, otro vídeo con un texto sobreimpreso: —“collares de mamá a la venta en la web”— muestra más bisutería [actualmente, ya vendida]. Dice Alejandro que están “bendecidos”, y lo aclara durante la conversación: “Ella tenía muchos rosarios, todo colgado alrededor de su cuarto, de su ventana. Siempre ha conectado muchísimo con la virgen. Digo que están bendecidos porque tienen eso, tienen su esencia, y creo que para un fan es muy bonito tener un recuerdo así”.

En las publicaciones de Instagram, muchos seguidores de la intérprete de Se acabó, su canción más significativa —un desafío a la violencia machista—, se entusiasman con la venta de los collares. Pocos son quienes la critican y, para quien lo hace, hay una respuesta contundente. “¿Cómo vendéis eso de gran valor sentimental para vosotros? No entiendo nada”, comenta el vídeo de los collares uno de los usuarios. A lo que desde el perfil se le replica: “No hay nada que entender, queremos que los tengáis”. Ese es, según Alejandro, uno de los objetivos de la iniciativa: “Que la gente pueda tener cosas relacionadas con ella, que tengan un pedacito de ella, y está teniendo muy buena aceptación”.

Pero hay otro objetivo: proteger el legado de su madre, y “que no haya por ahí otras camisetas con su cara”. Se refiere al merchandising no autorizado. “Están bien las iniciativas, se hacen muchas cosas, pero otra cosa es lucrarte. Hay que estar un poquito encima porque, al final, son los derechos de imagen y eso tienes que protegerlo, no te queda otra”, defiende Alejandro, que también se resigna pensando: “Siempre va a haber alguien que pone la cara de tu madre en un vaso”.

Para dar salida a todos los productos, ha rescatado La Trapería de María Jiménez, “una marca que mi madre ya registró hace 20 años —tenía sus cartas y sus perfumes— y que yo hace 10 volví a poner en marcha”. Dentro de la web de la artista, la Trapería es el apartado en el que su hijo va subiendo lo que se puede comprar, también merchandising de la artista, como camisetas y tazas (estas, sí autorizadas). El ritmo de actualización de La Trapería es incesante y, entre una comunicación y otra de este periódico con Alejandro, los artículos disponibles cambian con rapidez. Quita lo que se agota y coloca cosas nuevas. Este viernes 26 de septiembre subió nuevos collares (con un precio entre los 34 y los 70 euros) y un medallón. Además, los seguidores tienen a su disposición en la web “fotos muy bonitas de ella, para que la gente pueda tenerlas en sus casas, en alta definición y a gran escala”.

Sin perder de vista que la venta coincide con el segundo aniversario de la muerte de su madre, él asegura que no tiene prisa en darle salida a los objetos de María Jiménez: “Tú, Alejandro, no tengas prisa. A partir de unos años empieza a moverte, pero no te agobies”, recuerda que le decía su madre. Ahora se encuentra organizándolo todo, y “separando cosas para una futura exposición de lo que vamos a usar nosotros y de lo que quiero que tengan los fans. Lo importante es gestionar el legado de su vestuario, de todos sus trajes y piezas y ponerlo en valor y que sea un legado que se pueda ver, que se pueda palpar y que eso perdure muchos años”, afirma.

Sobre el legado inmaterial, confiesa que aún siente el cariño que la gente le tenía a la artista: “En Chiclana, cuando salgo a la calle, me encanta cruzarme con las señoras que me piden una foto y se les saltan las lágrimas acordándose de ella. Te da una alegría tremenda”. Además, “su música se sigue oyendo en muchos países e inspira a mucha gente. Esa es la mayor gratificación”. Según explica, el próximo 25 de octubre habrá un homenaje en Sevilla: “En el muelle Camaronero, en Triana, el Ayuntamiento le va a poner unos jardines con su nombre. Hay otros proyectos, pero de momento no puedo decir mucho porque se están cocinando”.

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Sobre la firma

Nerea Basterra González
Desde 2018 en EL PAÍS, donde ha pasado por distintas áreas y actualmente es redactora de Gente y Estilo de Vida. De su vida anterior conserva un Máster en Periodismo Cultural, con el que obtuvo un carnet para escribir sobre música siempre que puede.
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