El cuadro de Andy Warhol que lo enemistó con Donald Trump ya tiene nuevo dueño
En 1981, el magnate encargó al artista una serie de obras inspiradas en la Torre Trump, pero no le gustó el resultado, las rechazó y no le pagó nada. “Creo que Trump es un poco tacaño”, escribió el autor en sus diarios. Cuatro décadas después, ‘Rascacielos de Nueva York’ ha sido subastado por casi un millón de euros
En 1981, seis años antes de su muerte, Andy Warhol dedicó la primavera a una serie limitada de pinturas que le había encargado Donald Trump. El magnate estadounidense, de entonces 34 años, le pidió al artista unos cuadros inspirados en la Torre Trump, que todavía estaba en construcción, para adornar los pasillos de esa primera huella arquitectónica suya ubicada en el número 725 de la Quinta Avenida de Manhattan. “Rascacielos de Nueva York es un testimonio de la capacidad de Warhol para encapsular el espíritu de una era caracterizada por el exceso, y sigue siendo un poderoso comentario sobre la búsqueda del sueño americano visto a través de la lente de uno de los artistas más emblemáticos del siglo XX”, opina sobre una de las resultantes obras la casa de subastas Phillips, que ha subastado ahora uno de los cuadros. A Trump, en cambio, no le gustó nada. “El señor Trump se enfadó mucho porque no había colores coordinados”, apuntó Warhol en su diario el 5 de agosto de 1981. Así que Trump rechazó las ocho obras de Warhol y se negó a pagarle. “Creo que Trump es un poco tacaño, tengo esa sensación”, escribió el artista.
Más de cuatro décadas después, Rascacielos de Nueva York ha logrado el reconocimiento que le fue negado por el hoy presidente electo de Estados Unidos y ha sido adquirida por 952.500 dólares (902.689 euros al cambio actual) en la subasta celebrada este martes 19 de noviembre en Nueva York, más de 250.000 dólares por encima del precio máximo por el que se estimaba la puja. “Algunos expertos del mundo del arte especulan que un demócrata descontento podría querer hacer una declaración política comprándola simplemente para destruirla tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales. Otros piensan que un partidario de Trump podría querer poseer una pieza única de recuerdo. Incluso hay rumores de que Trump podría intentar recuperar la pieza y colgarla en la Casa Blanca cuando regrese en enero”, teorizaba The Times horas antes de la subasta. El vicepresidente de Phillps, Robert Manley, confirmaba que el interés por el cuadro estaba dividido: “Algunas personas tienen motivaciones políticas, pero otras son coleccionistas de Warhol”. De momento, se desconoce la identidad del comprador.
La obra en cuestión, en la que Warhol retrató a su manera ese icónico rascacielos por cuyas escaleras mecánicas descendió Trump cuando anunció su primera candidatura a la Casa Blanca en 2015, ha pertenecido durante años a la colección del galerista, y amigo cercano de Warhol, Bruno Bischofberger, afincado en Suiza. Se exhibió de manera destacada en la exposición de 2001 Gemas y rascacielos en la galería de Bischofberger de Zúrich (Suiza). Actualmente, dos de las ocho pinturas de la serie residen en la colección permanente del Museo Andy Warhol en Pittsburgh (EE UU). Ninguna de ellas había sido subastada antes. “Warhol creó múltiples lienzos, capturando el lujo ostentoso del edificio con tonos negros, plateados y dorados, y cubriendo la superficie con polvo de diamante, que consistía en vidrio molido espolvoreado sobre la pintura húmeda inmediatamente después de la impresión”, explica la casa de subastas.
Trump y Warhol no retomaron la relación después del fallido encargo. La improbable pareja había sido presentada por el entonces director de arte de la revista Interview, Marc Balet, que estaba trabajando en la elección de las tiendas que se abrirían en el atrio de la Torre Trump. Sin embargo, fue la entonces esposa del magnate, Ivana Trump (estuvieron casados de 1977 a 1990), la que sugirió a su marido que se reuniese con el conocidísimo artista para discutir la posibilidad de pintar esos cuadros que estarían destinados a exponerse en el interior del edificio. “Fue muy extraño, esta gente es muy rica. Ayer hablaron de comprar un edificio por 500 millones de dólares o algo así”, escribió Warhol sobre Trump y sus amigos tras su primera reunión. “Es un tipo marimacho. No hay nada decidido, pero voy a pintar algunos cuadros de todos modos y se los voy a mostrar”, concluyó en sus notas. También definió a Trump como un hombre “realmente atractivo”.
Tras la finalización del rascacielos en noviembre de 1983, después de que rechazaran su obra, Warhol coincidió con el matrimonio Trump en una fiesta en Nueva York organizada para Roy Cohn, abogado y asesor del político. En sus diarios explica el tenso encuentro que vivió entonces con Ivana, fallecida en 2022. “Vino y cuando me vio estaba como avergonzada y dijo: ‘Oh, ¿qué pasó con aquellos cuadros?’. Yo tenía un discurso preparado en mi cabeza riñéndola, pero no me decidí. Ella estaba intentando escapar y lo consiguió”, describe. Años más tarde, Warhol fue invitado a la Torre Trump para ser juez de una competición de animadoras. Aceptó, pero llegó tarde para fastidiar a Trump. ”Era la primera prueba y se suponía que debía estar allí a las 12.00, pero me tomé mi tiempo, fui a la iglesia y finalmente aparecí por allí alrededor de las 14.00″, confiesa. En entradas posteriores repite: “Todavía odio a los Trump por no comprarme los cuadros”.
Trump, en cambio, nunca ha hablado mal de Warhol, al menos en público. Puede que incluso lo admire, ya que incluye una cita del artista en la introducción de su libro publicado en 2004, Think Like a Billionaire: Everything You Need to Know About Success, Real Estate, and Life (Piensa como un multimillonario: todo lo que necesitas saber sobre el éxito, los bienes inmuebles y la vida). “Ser bueno en los negocios es el tipo de arte más fascinante. Hacer dinero es arte y trabajar es arte y los buenos negocios son el mejor arte”, dice esa máxima que ambos comparten.
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