Billie Eilish se siente insegura en su casa y tiene miedo a la gente: “Es algo con lo que tengo que vivir”

“Solo soy una niña”, dice Billie Eilish (California, 22 años) en las declaraciones que concluyen su nueva entrevista con la revista Rolling Stone, publicada este miércoles 24 de abril. Son las últimas palabras porque resumen todo lo que la cantante confiesa durante la extensísima conversación: que se convirtió en una superestrella demasiado joven ―en 2019, cuando tenía 17 años, se convirtió en la primera artista nacida en la década de los 2000 en tener un álbum número uno― y que toda esa fama le vino grande. Tiene un equipo de seguridad y un pitbull llamado Shark que protegen su casa, pero aun así, la última ganadora del Oscar a la mejor canción original por What I was made for? —de la película Barbie— reconoce que ha vivido experiencias aterradoras con acosadores debido a su popularidad. “No está en la descripción del trabajo, seguro. Pasaron cosas realmente aterradoras en mi vida personal y mi seguridad se vio comprometida un par de veces, y eso es una gran parte de mi vida. Eso es algo con lo que tengo que vivir. Pero no sé, realmente me hizo sentir resentimiento por mi vida, cuando ni siquiera puedes estar en tu propia casa”, lamenta la artista.

La cantante de Bad Guy o when the party’s over admite que está tratando de salir más en público, que está intentando recuperar a la que describe como su “yo de 2019″. Pero no le resulta fácil. “Sé que tengo suerte / Pero soy tan infeliz”, pone en una página de su diario que le muestra a su entrevistadora. “En toda mi vida, nunca he sido una persona feliz, de verdad. He sido una persona alegre, pero no una persona feliz. Experimento alegría y risa y puedo encontrar diversión en las cosas, pero soy una persona deprimida. He sufrido mucha depresión toda mi vida. Cuando las cosas suceden en mi alma, o lo que sea, a lo que siempre me he aferrado es: ‘Bueno, pasará. Vendrá en oleadas y empeorará y mejorará’. Y eso siempre me ha reconfortado. Y esta vez, literalmente estaba como: ‘No me importa. Ni siquiera quiero que mejore”, confiesa.

En 2020, por primera vez en la historia de los Grammy, una artista de 18 años ―cumplidos hacía menos de un mes― ganaba las categorías más importantes de los premios más importantes de la industria musical. Era Billie Eilish, que se llevó los gramófonos a álbum del año, grabación del año, canción del año, mejor nuevo artista y mejor álbum de pop vocal. Era la primera mujer que lo lograba. “¿Quién experimenta ir a los Grammy básicamente a los 17 años y ganar cinco?”, se pregunta ahora en la entrevista. “Pero en la vida, me di cuenta de que realmente no había experimentado tanto. No salí a la calle durante cinco años. ¿Cómo se suponía que iba a tener alguna experiencia?”, explica.

Eilish reconoce que tiene miedo de la gente, le tiene miedo al mundo. “Simplemente, da miedo para alguien como yo, e incluso si no da miedo, significa estar expuesto y ser vulnerable y ser visto y filmado y lo que sea. Pero con todo eso en mente, he elegido hacer lo que más me asusta. Estoy mordiendo la bala y existiendo en el mundo por primera vez”, sostiene. La artista también describe una crisis existencial que tuvo en la fiesta de su 20º cumpleaños: “Miré alrededor de la habitación y cada persona era una empleada mía. Yo estaba como: ‘Oh, mierda, literalmente no tengo amigos. No tengo gente que me vea como un igual. No tengo gente que no me tenga miedo”. Una de sus mejores amigas actualmente es la actriz Zoë Kravitz, que también participa en la entrevista para dar su punto de vista sobre la cantante. “Es lo contrario a lo que ella decía: cuanto más la conozco, mejor me cae”, asegura la hija de Lenny Kravitz y Lisa Bonet.

Cuando la entrevistadora le pregunta a Eilish qué le gusta hacer “para descomprimirse”, la cantante lo tiene claro: “Sexo”. Dice que habla de sexo cada vez que puede y que “es, literalmente”, su tema favorito. “La gente se siente muy incómoda hablando de ello, y se extraña cuando las mujeres se sienten muy cómodas con su sexualidad y comunicativas en ella. Creo que es algo muy mal visto de lo que hablar, y creo que eso debería cambiar. ¿Me preguntaste qué hago para descomprimirme? Esa mierda realmente puede salvarte, a veces solo hablar de ello. No puedo recomendarlo más”, asegura.

También le gusta hablar de la masturbación, otro tema que considera tabú para las mujeres. El autoplacer, afirma, la ha convertido en una persona más segura de ella misma. “Es una parte enorme, enorme de mi vida, y una gran, gran ayuda para mí. La gente debería estar masturbándose, hombre. No puedo enfatizarlo lo suficiente, como alguien con problemas corporales extremos y dismorfia que he tenido toda mi vida”, señala. Además, detalla que le gusta masturbarse frente al espejo para entablar “una conexión tan cruda y profunda” consigo misma y con su cuerpo, y tener “un amor propio” por su cuerpo que nunca ha tenido. “Mirarse en el espejo y pensar: ‘Me veo muy bien en este momento’ es muy útil. Puedes fabricar la situación en la que te encuentras para asegurarte de que te ves bien”, aconseja. “Puedes hacer que la luz sea supertenue, puedes estar en un atuendo específico o en una posición específica que sea más favorecedora. He aprendido que mirarme a mí misma y verme sentir placer ha sido de gran ayuda para amarme y aceptarme, y sentirme empoderada y cómoda”.