Jessica Chastain confiesa que se comía las cáscaras de las naranjas en el instituto para llamar la atención de sus compañeros
La actriz californiana ha participado en varios ‘pódcasts’ emitidos esta semana donde habla de su dura infancia y desvela que le gustaría hacer una segunda parte de ‘Criadas y Señoras’ junto a Octavia Spencer
Premios, nominaciones, glamur sobre las alfombras rojas, proyectos interesantes, sus huellas en el Paseo de la Fama... Jessica Chastain es el paradigma de una estrella de Hollywood. La actriz californiana (Sacramento, 46 años) lleva 20 años trabajando y alcanzando la fama y el reconocimiento mundial gracias a medio centenar de títulos. Pero antes de eso quien hoy copa la lista de las mujeres más alabadas, trabajadoras y elegantes del mundo del cine pasó por una etapa mucho más complicada: la del instituto. Esta misma semana la ganadora del Oscar en 2022 por interpretar a la telepredicadora de Los ojos de Tammy Faye ha dado a conocer que en esa siempre difícil fase escolar se consideraba la rarita de sus compañeros, la nerd, como se conoce a los menos populares. Y eso la hacía enfrentarse a ellos de modos poco ortodoxos.
En una charla en el pódcast WTF with Marc Maron, donde habla de su vida y de su carrera —pero que fue grabado a mediados de junio, antes de la huelga de actores, ya que esta impide a los intérpretes realizar cualquier tipo de promoción—, Chastain explica que no era una alumna demasiado aplicada. Y que tampoco tenía demasiados amigos, por lo que utilizaba un método, para ella infalible, para llamar la atención de sus compañeros. “Recuerdo sentarme en la cafetería y comerme las cáscaras de las naranjas y las pieles de los plátanos porque con eso lograba que la gente se fijara en mí. Los otros niños hacían como ‘Oh, Dios mío, miradla’. Lo sé, es terrible. Solo quería que la gente se fijara en mí por ser una rarita, que vieran que estaba ahí, algo”. “Al menos existía, era algo”, afirma.
La actriz recuerda sus dificultades para superar el curso escolar. “No era, eso es cierto, la mejor estudiante. Era un poco, bastante, desagradable”, relataba, con un tono más cercano al humor del que probablemente usaba hace 30 años, cuando ocurrió todo aquello. “Era una especie de nerd. Una vez me hice la permanente y parecía Annie [el personaje de ficción de la película homónima, con la melena pelirroja y muy rizada], y luego me lo cortaron. Tenía el pelo muy corto, rojo. Ahora miro atrás y digo: ‘Ay, qué personita tan dulce, tan ignorante”.
La infancia de Chastain no fue fácil. Su madre, Jerri Hastey, crio sola a sus tres hijos, ella, su hermano Will y la más pequeña, Juliet, cantante y poeta, que en 2004, con 23 años, se suicidó a causa de problemas de salud mental y de adicción a las drogas. Ella ha contado que su infancia no fue fácil ni la que muchos pueden esperar de una estrella de Hollywood. “Robábamos comida en las tiendas porque no teníamos dinero”, contaba en una entrevista con ES Magazine en 2017. “La gente lo sabía pero no le decían nada”, decía en referencia a su madre. “En todas partes hay bondad”. En el pódcast con Marc Maron también recuerda que fue gracias a una obra de teatro de Sam Shepard—convertida en película en 1994—, Curse of the Starving Class (Al otro lado del paraíso, en su traducción al español), cuando abrió los ojos ante las dificultades de su madre para alimentar a los tres chicos. En ella, un personaje abre la nevera con frecuencia y mira dentro, aunque, como ya sabe, no hay nada. Para ella, la escena fue una revelación. “Esa fue la primera vez que me di cuenta, y fue como: ¡Dios mío!”.
Chastain logró triunfar gracias a una beca en la escuela neoyorquina Juilliard, una de las academias más prestigiosas en el mundo de la interpretación. Una beca que consiguió gracias a unos fondos proporcionados por el fallecido actor Robin Williams. Al Pacino la acogió desde el primer momento, al ver su talento, fichándola para su montaje teatral de Salomé en 2006. Cinco años después la película El árbol de la vida la lanzó a los brazos de la crítica, y ese mismo año le llegó el éxito popular gracias a Criadas y señoras, por la que logró su primera nominación al Oscar.
De esa película que la lanzó a la fama ha hablado también esta semana en otro pódcast, Awardist, esta vez del medio especializado en cine y televisión Entertainment Weekly. “¿Sabes en quién pienso todo el tiempo, y a quién me encantaría volver a interpretar? A Celia Foote”, contaba en referencia a su personaje, una mujer blanca rica que, en el Mississippi racista de los años sesenta, trata de hacerse amiga de su criada, una mujer negra de clase baja, Minny, interpretada por Octavia Spencer, que se llevó el Oscar a mejor actriz de reparto. “Me gustaría hacer algo con Celia y Minny, ver qué pasó. Saber que acabaron viviendo juntas y criando al bebé juntas, que eran mejores amigas. ¿Cómo de increíble sería esa película? Yo la adoraba [a Celia]”.
La intérprete asegura que fue “muy feliz” interpretando a esa mujer sureña de los sesenta. “Con muchos de mis personajes siento que he tenido que pasar por muchas experiencias. Con Celia fue una inmersión muy profunda”, reconoce, y afirma: “Es un personaje que me gustaría revisitar”.
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