Bienvenidos al colegio nuevo, pequeños Cambridge: Jorge, Carlota y Luis, los hijos de Guillermo y Kate, empiezan el curso en Windsor
Los duques han decidido mudarse cerca de Isabel II y ahora sus tres vástagos arrancan una nueva etapa en la escuela Lambrook, que abre los sábados y cuya matrícula cuesta 8.300 euros al trimestre
Septiembre es un mes de cambios y comienzos en todas las familias, pero hay una, la más observada, que este año afronta un arranque de curso particularmente intenso. Los Cambridge empiezan la temporada 2022/2023 con casa nueva, colegio nuevo y vida nueva. Y este miércoles escenificaron ese arranque con una puesta en escena como solo ellos saben hacerlo.
Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton llegaron el miércoles a primera hora de la tarde a la exclusiva escuela Lambrook, a unos 20 minutos en coche de Windsor, donde van a vivir a partir de ahora. Kate llevaba de la mano a su hijo mayor, Jorge (de nueve años), y al pequeño, Luis (de cuatro), con los niños vestidos a juego con el uniforme de verano de la escuela (pantalón azul corto y camisa de cuadros azul y blanca), casi a juego con su padre. Por su parte, Guillermo agarraba a su hija mediana, la única niña, Carlota (de siete años), también con el uniforme, un vestido de cuadros azul. Kate rompía el conjunto con un vestido marrón de lunares.
Los pequeños y sus padres llegaron a Lambrook no para empezar las clases, sino para una primera toma de contacto. El día previo al comienzo del curso escolar (hoy jueves 8 de septiembre) la escuela organiza una jornada pensada para que los nuevos alumnos y sus padres conozcan el lugar y tengan un pequeño encuentro con los tutores del curso. A las puertas del centro les recibió el director de la escuela, Jonathan Perry. “Estamos encantados de teneros con nosotros”, les dijo, dando la mano a los tres niños. Perry les preguntó si estaban “emocionados y deseosos” de estar en el colegio, y los tres contestaron que sí, de forma tímida. “Hay muchas preguntas”, comentó jocoso el príncipe Guillermo.
La prensa británica destaca la emoción de los niños al llegar a su colegio nuevo, y también el papel del pequeño Luis, que ya se convirtió en protagonista del Jubileo de Platino de Isabel II por sus expresivas muecas, y que esta vez volvió a acaparar la atención de la prensa al no querer darle la mano a su padre.
El curso escolar no solo empieza fuerte para los niños Cambridge, sino también para sus padres. El papel de Guillermo y Kate resulta cada vez más fundamental en una familia real británica cuyos efectivos están cada vez más mermados. Carlos, padre de Guillermo y heredero al trono, ha querido diseñar una monarquía reducida, podando ramas anexas de sobrinos, primos y demás parientes lejanos y buscando que sus representantes sean su hijo, Guillermo, y sus hermanos Ana y Eduardo, sin personajes secundarios. Las salidas de Enrique y Meghan Markle y también del tercer hijo de Isabel II, el príncipe Andrés —por su relación con el pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein—, realza el papel de Carlos y Camila, pero sobre todo el de Guillermo y Kate, adalides y representantes de una monarquía que tiene en una anciana de 96 años con graves achaques de salud a su principal valor.
De ahí que el príncipe Guillermo —y también su esposa— sepan cómo utilizar su imagen para potenciar las virtudes de una familia cuasi perfecta, lejos de los escándalos de su tío Andrés o de la actitud desafiante de su hermano Enrique, con quien ha roto lazos. Su mudanza a Windsor corresponde a sus deseos de criar a sus hijos con una cierta normalidad, lejos de Londres y de la prensa (de hecho, el primogénito de Carlos y Diana de Gales ha invitado a muy pocos medios a ese primer día de escuela), y también de estar cerca de su abuela, Isabel II, a quien representa en cada vez más actos.
En esta nueva etapa —que los expertos calculan que puede durar alrededor de una década, hasta que los niños empiecen su formación universitaria— la pareja vivirá en Adelaide Cottage, una casa restaurada en 2015 dentro del recinto de Windsor y muy cerca del castillo donde reside Isabel II. También está a apenas 120 metros de Frogmore Cottage, la casa que restauró Enrique de Inglaterra y en la que apenas vivió; de hecho, él y Meghan están ahora allí, pero hasta donde se ha podido conocer no ha mantenido ningún encuentro con su hermano.
Los niños acudirán a la cercana Lambrook, una escuela privada (que The Telegraph definió como “respetable, pero no de pijos”) erigida a mediados del siglo XIX y que, precisamente, se fundó para formar a los hijos del personal del castillo y por la que han pasado algunos miembros de la realeza británica. Es un centro cristiano con régimen de internado para los alumnos que así lo deseen, abre los sábados y la matrícula cuesta 8.300 euros al trimestre, algo más de los 8.000 que los duques pagaban en el anterior centro al que acudían sus hijos, el Thomas’ Battersea de Londres.
Lambrook está muy cerca de Eton, la prestigiosa escuela donde se formaron Guillermo y Enrique, además de diversos escritores, científicos y premios Nobel. Por tanto, es muy posible que el siguiente paso de los bisnietos de la monarca británica sea ese. Pero aún quedan muchos años de escuela para llegar a ello.
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