Mina El Hammani: “Me apetece ver a una chica negra protagonizando una peli en España”
La actriz, que se hizo famosa por su papel de Nadia en ‘Élite’, acaba de estrenar la segunda entrega de la audioserie ‘The Sandman’ y se encuentra inmersa en el trabajo con su productora
Mina El Hammani (Madrid, 28 años) sigue siendo para algunos Nadia Shanaa, el personaje que interpretó durante tres temporadas en Élite, una de las series españolas de más éxito en los últimos años. Pero lo cierto es que, aunque no rehúye de él y agradece ese pasado, El Hammani ha puesto tierra de por medio a golpe proyectos dispares y de iniciativa propia. Acaba de estrenar la segunda entrega de la audioserie The Sandman —disponible en la plataforma Audible— y aunque no desvela demasiado sobre lo que viene en camino, recientemente ha coproducido un corto con María Barranco y Elisa Matilla y espera estrenar pronto el que ella misma ha dirigido, titulado 30 segundos. “He usado mucho la palabra encasillar y me he dado cuenta de que yo no me estoy encasillando. Con todo lo que estoy haciendo en mi carrera y lo que quiero contar… no lo estoy haciendo”, reflexiona mientras disfruta de un café cortado al sol en el centro cultural Matadero en Madrid.
Y no es fácil despojarse de un alter ego cuyas vivencias han llegado a decenas de millones de espectadores en 190 países. Tampoco hacerlo sin que la fama alcanzada por ello te cambie. Sin embargo, El Hammani, que vive en un barrio obrero de Madrid y sigue disfrutando de los placeres mundanos, asegura que sentiría “vergüenza” si se comportara de manera distinta por ello. “No son los valores que me han enseñado y no podría mirarles a los ojos [en referencia a su familia]. Yo he tenido muchísima gente a mi alrededor, pero tú sabes perfectamente qué gente es real y cuál no”, sostiene. Aún así, no niega que ha tenido que aprender a gestionar la exposición pública y sus consecuencias echando mano, por ejemplo, de la terapia. “Me pregunté ¿quién soy?, ¿qué estoy haciendo?, ¿sigo siendo yo?, ¿tengo que comportarme de cierta forma?... yo sabía que en ese momento algo no estaba funcionando y dije voy a ir a terapia. Yo me lo podía permitir porque todos sabemos que las sesiones son muy caras y que la Seguridad Social no está donde tendría que estar, sobre todo para quienes no tienen los recursos necesarios”.
La actriz recurre a ese tono de denuncia en varias ocasiones. Cuando defiende la igualdad de oportunidades y también cuando dice no entender el racismo que ella y sus padres, que emigraron de Marruecos, han vivido de cerca y que considera injustificable. “Si te ha tocado vivir en España en una casa con tres habitaciones y agua potable no puedes decirle a otra persona que viene a buscarse la vida que se vaya a otro país. Con qué derecho le dices esto a alguien que no ha cruzado ni una mirada contigo”, dice. Ella aún sigue respondiendo constamente a la pregunta “¿de dónde eres?”, aunque no duda al asegurar “rotundamente” que el racismo es clasista y que no se sufre de igual modo cuando se es alguien anónimo que cuando se es conocido.
Cercana en las distancias cortas y natural y desenvuelta en las entrevistas, la madrileña se define a sí misma como “una mujer vergonzosa” con quien no conoce. Una timidez que la hizo dejar de viajar en metro donde acaparaba demasiadas miradas. “Me generaba ansiedad porque a la Mina de la calle, a la persona, le da vergüenza ser el centro de atención”. Durante un tiempo, también le dio reparo calificarse a sí misma como “actriz” y recuerda a la perfección que se sintió como tal, por primera vez, después de grabar una escena de El Príncipe. “Ese día fue maravilloso y no lo podré olvidar nunca”.
Aunque la alcanzara con creces, El Hammani nunca vio en la interpretación un camino a la fama sino la herramienta para contar historias y ese sigue siendo a día de hoy su objetivo cuando se pone delante o detrás de una cámara o se sube a las tablas. Porque la madrileña recuerda que, antes de que Élite la catapultara al éxito, ya había experimentado la desnudez como actriz ante una sala llena de espectadores en Dentro de la tierra, dirigida por Luis Luque. Con él también debutó este verano en el Festival de Mérida como Yocasta en Edipo. “Disfruto creando personajes independientemente del medio, pero sí que es verdad que en el teatro entiendes mucho más de qué va esta profesión porque al final estás una hora y media encima de un escenario y no hay trampa ni cartón”, reflexiona.
Ya sea como intérprete, como productora o como directora, El Hammani considera imprescindible que sus trabajos, además de entretenidos, tengan un “trasfondo social”. “A mí me apetece ver a una chica negra protagonizando una peli en España. No quiero que sea solo blanca y con ojos azules. porque luego esa niña negra o latinoamericana van a querer ser como ellas y no lo son”. Historias que cuenten realidades que desafíen los estereotipos, que aporten su granito de arena a la igualdad real. “Vamos a hablar de lo que falta, no de lo que hemos conseguido”.
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