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Antonio Orozco: “Si hubiera tenido a mi padre, las cosas me habrían ido mejor”

El artista regresa a los escenarios con su álbum, ‘Aviónica’, y un discurso reflexivo sobre la importancia en su vida de su hijo Jan y su familia: “He logrado tener cierta paz interior”

Antonio Orozco, en el Teatro La Latina de Madrid la semana pasada.
Antonio Orozco, en el Teatro La Latina de Madrid la semana pasada.INMA FLORES (EL PAÍS)
Maite Morate

Han pasado 27 años desde que Antonio Orozco (Hospitalet de Llobregat, 48 años) se convirtió en el cabeza de familia después de perder a su padre en un accidente laboral tras caer desde un andamio. Su madre ejercía, y aún lo hace, de limpiadora en una buena casa, pero no era suficiente para mantener a tres hijos, uno de ellos de solo diez meses. Entonces Orozco, el mayor con apenas 21 años, se volvió un experto en telecomunicaciones y todo su salario iba para los suyos. Pero a los 28 decidió dejar su trabajo de informático en Bang & Olufsen, con el que se ganaba la vida muy bien, para apostar por la música. Esta había llegado a él años antes, cuando siendo adolescente compaginaba los estudios como mozo en una tapicería y destinaba lo poco que ganaba para pagar las clases de guitarra. La primera que tuvo entre sus manos, y que aún conserva, se la regaló su padre a cambio de tres meses trabajando con él en la obra. Tesón, ganas y esfuerzo han sido una constante en la vida de este artista que regresa a los escenarios con Aviónica, su primer álbum en cinco años y publicado en plena pandemia por el coronavirus.

Un disco que, dice, viene “con un pan debajo del brazo”. “Cuando uno escribe un disco nunca espera que ocurra lo que ha sucedido con Aviónica. Todo son buenas noticias. Se están llenando los conciertos y va a haber muchas sorpresas”, comenta pausado a EL PAÍS desde su casa en Sitges, sin querer desvelar ningún detalle de su nuevo espectáculo. Aunque el álbum se lanzó en octubre, ahora empieza la gira. Hace una semana cantó para un reducido público de la capital y este viernes se han puesto en venta las entradas para el WiZink Center de Madrid (15 de enero de 2022) y el Palau Sant Jordi de Barcelona (29 de enero de 2022). El artista recorrerá los principales escenarios y festivales del país, así como la mayoría de países de Latinoamérica y Europa, en un tour inédito e inmersivo donde el escenario se convertirá en una pista de despegue. Antonio Orozco está de vuelta, pero lo hace cambiado.

Dos décadas después de empezar en la industria musical y con más de un millón y medio de discos vendidos, su discurso ahora es más reflexivo, reposado y, sobre todo, muy maduro. Y todo gracias, insiste, a la familia. “He aprendido a dar prioridad a las cosas más importantes que, quizás, era las que tenía más abandonadas”, explica sobre su metamorfosis: ha pasado de trabajar “19 o 20 horas al día” a dedicar mucho más tiempo a su familia. Un nuevo hábito motivado, en parte, por la sucesión de desgracias que ha vivido en los últimos años, en los que ha perdido a tres personas muy importantes en su vida: su productor, la madre de su hijo y su mejor amigo. Ahora siempre intenta despertar y acostarse con los suyos, aunque en medio pasen muchas cosas. Entre ellas, además de su música, las labores de producción en las que se ha involucrado y que pronto verán la luz, como el nuevo trabajo de José Mercé o un proyecto teatral, Bodas de Sangre, que estará en cartelera. “Hay un momento que uno tiene que saber cuándo es suficiente. Yo tengo una vida y una familia de ensueño, todos los días hallo dosis de todo tipo para sentirme feliz”.

Para conseguirlo ha necesitado tiempo y, sobre todo, mucho orden mental: “He logrado tener cierta paz interior”. Que el éxito le llegara a una edad madura —Devuélveme la vida, el quinto sencillo de su segundo álbum, ha sido el mayor pelotazo de su carrera y sucedió casi a sus 30 años— le ha ayudado a tener claras sus prioridades, pero no le ha impedido sufrir las luces y las sombras de la fama. Unas sombras que, considera, hubiera evitado o, al menos, reducido si su padre viviese. “Si yo hubiera tenido a mi padre… las cosas me habrían ido bastante mejor”, dice con la voz entrecortada y emocionado aún por el recuerdo. “Lo que yo he sufrido y lo que he vivido forma parte de la experiencia vital del ser humano, pero cuando me quitaron hasta el apellido…”. No termina la frase e insiste en que no quiere dar nombres ni protagonismo a nadie, pero hace referencia a una confesión que ya realizó hace unos años en el programa Mi casa es la tuya de Bertín Osborne. “La primera vez que perdí todo fue cuando decidí dedicarme a la música. Y la segunda vez que lo volví a perder todo fue en 2007. Las dos veces ha sido de la mano de mi mejor amigo”, contó el cantante sin llegar a especificar la razón. Orozco no olvida y tampoco esconde que haber logrado convertirse en el artista que es hoy no ha sido fácil. “Yo no tenía experiencia, mi familia tampoco, y esto se convirtió en una merienda de lobos, a ver quién se llevaba el pedazo más grande. Ha sido muy difícil. Soy dueño de mis actos y mis decisiones, pero si hubiese tenido a mi padre eso no me pasa”.

La ausencia de la figura de este mentor ha llevado al intérprete de Estoy hecho de pedacitos de ti a volcarse en su hijo Jan, de 14 años. Nacido de su relación con Susana Prat, quien falleció en octubre de 2017 a consecuencia de un cáncer y con quien Orozco mantenía una excelente relación pese a estar separados, Jan se ha convertido ahora en un verdadero anclaje y apoyo para el músico. No puede evitar presumir orgulloso del ya no tan pequeño chaval que es un virtuoso con los instrumentos y el dibujo. Su padre le ha montado un pequeño estudio en su casa donde no falta la batería, el piano, varias guitarras y una mesa de mezclas donde Jan compone y practica a diario para preparar su acceso al conservatorio. Sus avances en la música se pueden ver a través de Instagram, en una cuenta que tutela el propio Orozco. “Es una forma de que él sea capaz de construir su realidad y sea libre de tomar sus propias decisiones en el futuro. Además, por las circunstancias de su vida, hubo mucha gente que le perdió la pista, amigos de su madre… es una manera de tenerlo cerca. No hay ningún otro interés”, aclara el coach de La Voz.

Aunque en un futuro próximo no se ve actuando con su hijo sobre un escenario, ”está en plena adolescencia, los padres saben lo que eso significa”, fusionar familia y trabajo es una de las especialidades de Antonio Orozco. Inculcó su vicio por la música a Marcos, su hermano pequeño, que hoy es batería de su banda mientras termina la carrera superior de música en el Liceo de Barcelona. “Él es mi mejor proyecto de vida”, dice el cantante sin olvidar a su hijo. Una vez más, todo queda en casa.

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Sobre la firma

Maite Morate
Es redactora en Última Hora y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario digital Redacción Médica y en la Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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