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Kanye West y Justin Bieber, dos amigos unidos por los problemas mentales

El cantante canadiense, que sufre depresión, ha animado al rapero a recibir atención médica tras las acusaciones públicas que lanzó contra su esposa Kim Kardashian

Kanye West y Justin Bieber.
Kanye West y Justin Bieber.Cordon Press / Gtresonline
El País

El enfrentamiento en redes sociales entre Kanye West y Kim Kardashian parece haberse calmado. Tras publicar unos mensajes en los que criticó a su esposa y a su suegra, Kris Jenner, —“Kim está intentando volar a Wyoming con un médico para encerrarme como en la película Déjame salir”, fue uno de ellos— fruto de la bipolaridad que padece el rapero, según la empresaria, West finalmente pidió disculpas públicamente a Kardashian “por hacer público algo que era un asunto privado”. Este lunes el matrimonio se reencontró en el rancho que poseen en Cody (Wyoming, Estados Unidos), donde los paparazis han captado a la más famosa del clan Kardashian llorando. “Está muy afectada por todo lo sucedido y también agotada”, ha contado a la revista People una fuente cercana a la pareja.

“Ella ha tratado de ayudarle en múltiples ocasiones, pero él solo la ignora”, prosigue la misma persona. No obstante, West aceptó recibir atención médica. Decidió no permanecer en el hospital más cercano para evitar el contacto con los pacientes de covid-19, pero consiguió que una ambulancia fuera a su propiedad. Si el rapero ha dado este paso ha sido gracias a Justin Bieber. El cantante y su esposa, Hailey Baldwin, se personaron el pasado viernes en el rancho donde se encontraba West. En sus redes sociales publicaron vídeos de la reunión, repleta de abrazos y risas —y ninguna medida de protección ante el coronavirus—, en la que Bieber convenció a West de acudir a un médico, según medios anglosajones. El periódico británico The Mirror incluso afirma que fue a petición de su cuñada Kourtney Kardashian, que considera que “Justin será una buena influencia para él”.

El cantante de 26 años sabe por lo que está pasando su compañero. Durante los últimos años, Bieber ha estado apartado de la vida pública, especialmente por la depresión que sufre. En marzo de 2016 anunció que no podía seguir con su gira, que era incapaz de acabar sus conciertos porque terminaba agotado. “Cancelaré todos los encuentros con fans… Quiero que la gente sea feliz y sonría, pero no a costa de que siempre me quede con un sentimiento de estar exhausto mental y emocionalmente hasta el punto de sentir depresión”, contaba en esa época, añadiendo que “la presión de llenar las expectativas de tanta gente” suponía un peso imposible de sobrellevar. En febrero del año pasado, fuentes cercanas al intérprete contaban cómo estaba recibiendo ayuda profesional y tomando medicación para superar esa depresión. “Me encontré haciendo cosas de las que me avergüenzo. Era muy promiscuo y esas cosas. Y creo que usé Xanax [un medicamento que se prescribe para tratar la ansiedad]”, relató a la revista Vogue. “Me deprimí mucho en la gira”, recuerda. “No he hablado de esto, y todavía estoy procesando muchas cosas que no he contado. Estaba solo. Necesitaba algo de tiempo”.

La amistad de West y Bieber viene de lejos. Se admiran y se apoyan mutuamente en sus carreras. Las hermanas Kardashian siempre se han declarado fans del joven cantante y al rapero se le ha visto bailar en algunos de sus conciertos. “Un aplauso a una de mis mayores inspiraciones por venir al espectáculo de esta noche”, dedicó Bieber a su amigo hace cuatro años. De hecho, la canción favorita de West de 2015 fue What Do You Mean? del canadiense.

Además Bieber ha participado en una de las misas dominicales que el rapero oficia desde el año pasado, en las que da sermones y canta como parte de su conversión religiosa. Al igual que otros famosos que han asistido a estos servicios, como Brad Pitt y Katy Perry, Bieber fue invitado el pasado mes de febrero. Y se animó a interpretar Never Would Have Made, de Marvin Sapp.

Se desconoce cuándo comenzaron exactamente a ser amigos, pues hay fotos de ellos desde 2014, coincidiendo en fiestas y eventos. De hecho, ese mismo año celebraron el cumpleaños del diseñador italiano Riccardo Tisci, actual director creativo de Burberry, en Ibiza. Allí Bieber aprovechó para fotografiarse con la mayoría de los miembros del clan Kardashian, incluido West.

Su relación se hizo más estrecha cuando el rapero contrató como mánager a Scooter Braun, el mismo que lleva a Bieber. Se trata del productor que ha hecho la vida imposible en los últimos años a Taylor Swift. Braun compró el año pasado la discográfica Machine Label Group por 300 millones de dólares, por lo que ahora es dueño de los seis primeros álbumes de Swift. Aunque West ya no trabaja con este mánager, tampoco es muy amigo de la cantante. La enemistad entre ambos artistas comenzó en 2009, en la gala de los MTV Video Music Awards, cuando el rapero interrumpió el discurso de agradecimiento de Swift, que acababa de recibir el premio a Mejor videoclip femenino, para decir que el galardón debería haber sido para Beyoncé.

Bieber tampoco se lleva demasiado bien con Swift desde que la cantante se opuso a su relación sentimental con Selena Gomez, entonces su mejor amiga. El canadiense se ha mofado de ella en redes sociales haciendo camaradería con West y Braun, así como con los haters de Swift. El año pasado Bieber pidió disculpas por ello a la intérprete: “En ese momento pensé que era gracioso, pero mirando hacia atrás fue desagradable e insensible”. Pero fue una disculpa a medias, pues en el mismo mensaje le increpó por haber criticado al mánager a través de sus perfiles.

El cantante canadiense ahora está volcado en que su amigo se recupere y el matrimonio entre West y Kardashian no acabe en divorcio. Según People, la empresaria mantiene aislados a sus hijos —North, Saint, Chicago, Psalm, de siete, cuatro, dos y un año respectivamente— de los delirios públicos de su padre. Mientras, West prosigue en su carrera a la Casa Blanca, tal como apuntan varios medios estadounidenses. El rapero ha presentado 1.327 firmas –más de las 800 requeridas para presentarse como candidato independiente en el estado de Nueva Jersey de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. Ha hecho lo mismo en Missouri y espera conseguir 30.000 firmas para postularse en Nueva York.

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