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Aretha Franklin, una diva que luchó entre el racismo y el machismo

La reina del soul, antes de fallecer hace dos años, eligió a Jennifer Hudson para protagonizar una película sobre su vida, titulada ‘Respect’, que se acaba de presentar

NEW YORK, NY - MARCH 22:  Singer Aretha Franklin speaks to the media at her 72nd Birthday Celebration at the Ritz Carlton on March 22, 2014 in New York City.  (Photo by J. Countess/Getty Images)
NEW YORK, NY - MARCH 22: Singer Aretha Franklin speaks to the media at her 72nd Birthday Celebration at the Ritz Carlton on March 22, 2014 in New York City. (Photo by J. Countess/Getty Images)J. Countess (Getty Images)

El próximo mes se cumplen dos años desde que la voz de Aretha Franklin se apagó. Tenía 76 años cuando falleció por un cáncer de páncreas. Su funeral fue todo un evento y una demostración de lo que su talento supuso para la música, especialmente para el género soul. Celebrado en Detroit, duró ocho horas, se cantaron temas de góspel y asistieron políticos, artistas y activistas, además de sus seguidores más incondicionales. Previo a las exequias, sus restos fueron expuestos en lugares icónicos de la ciudad, cada día con un atuendo diferente, propio de una gran diva.

Pero detrás de una gran estrella hay una trágica historia. La vida de la cantante no siempre estuvo repleta de glamur y admiración por parte de los fans. Su historia es la de una mujer afroamericana nacida en los años cuarenta, que tuvo que hacer frente al racismo y el machismo, y que dejó de ser una niña a los 12, cuando dio a luz a su primer hijo. Ahora su vida es recordada y homenajeada gracias a la película Respect, dirigida por Liesl Tommy y protagonizada por Jennifer Hudson. De acuerdo con el tráiler, la cinta aborda la infancia de la artista, su fama, su vida personal y su lucha por los derechos civiles.

Nació en Memphis (Tennessee), pero creció en Detroit (Michigan), pues su familia, como otras muchas en la época, emigraron al norte de los Estados Unidos por el boom industrial. Su padre, Clarence LeVaughn Franklin, era un conocido predicador bautista —interpretado por Forest Whitaker en el largometraje— que incluso fue amigo de Martin Luther King. De hecho, Aretha Franklin, que lo conocía desde niña, cantó en su funeral, en 1968. Sus primeros pasos como cantante los dio en el coro de la iglesia de su padre, en el que también participaban sus hermanas, y gracias a ello pudo conocer a otros artistas del mundo del góspel y aplicar este estilo a lo largo de su carrera.

Pero no todo era felicidad en la casa de los Franklin. Su padre, alcohólico y maltratador, tuvo hijos fuera del matrimonio y su madre, Barbara, murió cuando la artista estaba a punto de cumplir los diez años. Con 12 se quedó embarazada de un chico de una escuela y a los 15 ya había tenido su segundo hijo con otro hombre. La temprana maternidad no le impidió abrirse camino poco a poco en la industria musical. Ya adulta tuvo dos hijos más: el primero fruto de su matrimonio con Ted White, del que se divorció alegando maltrato, y el último, de su relación con Ken Cunningham.

Su vida personal claramente estuvo repleta de altibajos. Intentó edulcorar su historia, pero no pudo ocultar los momentos más difíciles cuando se publicó en 2014 la biografía RESPECT: The life of Aretha Franklin, escrita por David Ritz, que había trabajado con ella años antes. La artista no estaba conforme con que saliesen a luz esos hechos y se expusiera su egocéntrica personalidad. “Hay por ahí un libro basura lleno de mentiras y más mentiras sobre mí”, llegó a expresar Franklin en un comunicado.

La artista tenía carácter y sobre todo era una diva. La primera mujer en entrar en el Salón de la Fama odiaba verse superada en ventas por otras cantantes femeninas, como Barbra Streisand y Natalie Cole. En 2018, durante la gala de los premios Grammy, Franklin se enfadó con los guionistas y con Beyoncé porque esta presentó a Tina Turner como “la reina”. Aquel comentario no gustó nada a la reina del soul, que a lo largo de su carrera ganó 18 gramófonos y vendió 75 millones de discos gracias a temas como Say a Little Prayer o (You Make Me Feel Like) A Natural Woman. Pero sin duda su éxito más conocido fue Respect, y que da nombre a su película biográfica.

Esta mítica canción fue compuesta por el cantante Otis Redding. Aunque su enfoque inicial era totalmente diferente al resultado final. La idea era hablar de un hombre que exigía respeto cuando llegaba cansado a casa después de trabajar. Llegó Franklin y le dio la vuelta. Hizo cambios musicales y transformó la historia en la de una mujer que espera a su marido en su hogar. La renovada y feminista versión llegó a ser número uno.

Una canción a la que ahora pone voz Jennifer Hudson, ganadora de un Oscar por su interpretación en Dreamgirls. Aretha Franklin se encuentra entre las cantantes que más han influenciado a la actriz, ganadora de un Grammy por su primer álbum. Fue la propia Franklin quien eligió a Hudson como la candidata idónea para interpretarla en la gran pantalla. “Las palabras no pueden expresar lo agradecida que estoy de ser elegida por la propia reina y vivir otro sueño. Fue un honor honrar la memoria de la única reina del soul”, escribió la Hudson en su cuenta de Instagram a mediados de febrero, cuando finalizó el rodaje de la película. Incluso se regaló a sí misma un órgano al que bautizó como Aretha Franklin.

Jennifer Hudson y Aretha Franklin, en el teatro Bernard B. Jacobs de Nueva York, en diciembre de 2015.
Jennifer Hudson y Aretha Franklin, en el teatro Bernard B. Jacobs de Nueva York, en diciembre de 2015.Bruce Glikas (FilmMagic)

Aretha Franklin no solo suscitó admiración entre otros artistas, como Hudson. Tenía seguidores hasta en la política. Uno de ellos fue Barack Obama. En su investidura, celebrada en enero de 2009, la cantante fue partícipe de un día histórico para su país, pues llegaba a la Casa Blanca el primer presidente negro de Estados Unidos. En aquella ocasión Franklin interpretó el tema patriótico My Country Tis of Thee. Pero la actuación que de verdad llegó al corazón de Obama fue la de 2015 en el Kennedy Center, durante un homenaje a la compositora Carole King. Allí entonó uno de sus mayores éxitos: (You make me feel) Like a natural woman. El público no paró de cantar con ella y aplaudirla. Lo que nadie se esperaba es que al mismísimo presidente se le saltaran las lágrimas.

Tras conocer la noticia de su fallecimiento, Obama escribió en Twitter: “En su voz podíamos sentir nuestra historia, toda ella y en cada sombra: nuestro poder y nuestro dolor, nuestra oscuridad y nuestra luz, nuestra búsqueda de la redención y nuestro respeto duramente ganado”. Una dedicatoria de lo que supuso el legado de Aretha Franklin para la cultura y la sociedad.

Barack Obama y Aretha Franklin, en Washington, en febrero de 2015.
Barack Obama y Aretha Franklin, en Washington, en febrero de 2015.Chris Kleponis (Getty Images)

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