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Los hijos del marqués de Griñón ponen a la venta El Rincón, una de sus propiedades favoritas

Esther Doña, viuda de Carlos Falcó, ha abandonado el que fue hogar conyugal y en el que permaneció después de la muerte del empresario

Carlos Falcó y Esther Doña, en la boda del primogénito del actual duque de Alba en Madrid, en octubre de 2018.
Carlos Falcó y Esther Doña, en la boda del primogénito del actual duque de Alba en Madrid, en octubre de 2018.GTRES
El País

Carlos Falcó (Sevilla, 1937), hablaba orgulloso de sus hijos, de sus vinos, de su aceite, de su abuelo y de dos de sus propiedades favoritas, la finca el Quinto Casa de Vacas, una parte de Valdepusa, en Malpica del Tajo, Toledo; y el palacio de El Rincón, situado en Aldea del Fresno. Aunque era un gran viajero y Madrid el lugar en el que pernoctaba algunos días por cuestiones de trabajo, estos dos lugares eran sus refugios, el primero su retiro en el campo, rodeado de sus viñas y la almazara que tantas alegrías –también preocupaciones– le dieron como empresario, y el segundo su hogar habitual, en el que vivió con Esther Doña, su última esposa y de donde salió cuando se puso enfermo a causa de la covid-19 que provocó su fallecimiento el pasado 20 de marzo.

Esther Doña continuó viviendo en el palacio de El Rincón durante el ingreso de su esposo en la Fundación Jiménez Díaz, el hospital madrileño en el que no llegó a poder visitarle a causa de las estrictas medidas que han marcado las visitas de familiares a los centros sanitarios durante la pandemia. Y allí continuó residiendo tras la desaparición de Carlos Falcó, entre otros motivos porque también ella misma se encontraba convaleciente de la misma enfermedad. Durante los casi tres meses que han trascurrido desde entonces se ha especulado con que la malagueña, de 42 años, podía estar negociando un acuerdo económico con los hijos y herederos de su esposo –con los que no tenía una relación especialmente fluida, pero sí correcta–, para abandonar la que había sido su residencia durante sus tres años de matrimonio. Pero según publica la revista ¡Hola!, Doña ha abandonado El Rincón por voluntad propia y los hijos del marqués de Griñón, Manuel, Xandra, Tamara, Duarte y Aldara Falcó, han puesto a la venta la propiedad.

Esther Doña ha recogido del palacio solo sus pertenencias personales y, según cuenta la revista, se ha trasladado al piso donde vivía antes de conocer a Falcó, situado en la localidad madrileña de Majadahonda. Esta decisión no ha causado demasiada sorpresa porque en 2018 Doña hizo público que había firmado un acuerdo prematrimonial "en el que queda claro que nuestra relación está basada en el amor y no en temas materiales”, dijo entonces.

Sin embargo si lo ha hecho la decisión de los herederos del marqués de Griñón de desprenderse de una de las propiedades más queridas de su padre. Se trata de una finca de 123 hectáreas con un palacio de aire medieval edificado en 1892 por José Manzanedo, primer marqués de Manzanedo y duque de Santoña. Una construcción que fue ampliada más tarde por su hija y heredera, y que llegó a tener visitantes tan ilustres como el rey Alfonso XIII, el conde de Romanones o la reina Victoria Eugenia, que asistían a las cacerías anuales que se celebraban en la finca. La propiedad llegó a manos de Carlos Falcó en 1994 como parte de la herencia de su tía Paloma Falcó, que la había recibido en 1967 de su esposo, José Mitjans y Murrieta, cuarto marqués de Manzanedo. Ella fue quien restauró y acondicionó el palacio y los jardines de la finca en la que también existen viñedos, y donde Carlos Falcó fijó su residencia principal en 1999.

Desde hace unos años parte de sus instalaciones se utilizaban para celebrar eventos, un negocio que durante un tiempo controló Tamara Falcó, la hija que el marqués de Griñón tuvo con Isabel Preysler y que ha heredado este título nobiliario de su padre. En las 123 hectáreas con las que cuentan el palacio y su finca hay restos de una ermita del siglo XIII, viñedos, una plantación de bambú que da de comer a los osos pandas del Zoo de Madrid y varios jardines de diseño para los eventos. El edificio cuenta con 30 habitaciones, aunque solo se usan las que corresponden a la parte privada que Falcó y su última esposa utilizaban como vivienda.

El valor de la propiedad puede variar por la situación del mercado inmobiliario, pero en 2012 un tasador fijó su precio en cinco millones de euros con motivo de la solicitud de una hipoteca que apoyara los negocios del marqués. Como dijo a este periódico durante una entrevista como respuesta a el motivo de tres matrimonios fallidos: “A las mujeres les gusta la sensación de seguridad, y en cualquier proyecto empresarial de este tipo hay momentos difíciles, todas las travesías del desierto que quieras”. Y la innovación, tecnología y calidad que él quería para sus vinos y aceites exigían inversiones que no siempre llegaban de la mano de la venta de sus productos.


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