Rupert Grint, el actor de ‘Harry Potter’ convertido en potentado magnate inmobiliario
El componente del trío protagonista de la saga creada por la escritora J. K. Rowling es propietario de casas valoradas en casi 27 millones de euros
Rupert Grint puede parecer el patito feo del trío protagonista de la saga de Harry Potter, porque su trascendencia mediática después del fin de las películas basadas en los libros de J.K. Rowling va muy a la zaga de las de sus compañeros de reparto: Emma Watson y Daniel Radcliffe. Puede que aún no haya conseguido asentar su trayectoria como intérprete, como es su deseo, incluso es posible que ese momento no llegue nunca, pero lo que es un hecho es que su participación en Harry Potter le ha convertido en un hombre rico que no tiene por qué preocuparse de su futuro.
El diario The Sun ha publicado que Grint, de 31 años, ha sabido invertir sus ganancias como actor y se ha convertido en un potentado magnate inmobiliario que posee propiedades valoradas en 24 millones de libras, casi 27 millones de euros. Una de las joyas de la corona de sus inversiones es una mansión del siglo XVIII situada en la campiña inglesa que, según el medio británico, está valorada en seis millones de libras (más de 6,7 millones de euros) y está situada en un terreno de más de 900.000 metros cuadrados, rodeada de enormes jardines y con su propio lago. La gran propiedad tiene un centro de ocio cubierto con piscina, jacuzzi, gimnasio y sala de juegos, una segunda piscina exterior construida al lado de un pabellón de estilo griego, una cancha de tenis, dependencias para el personal y dos construcciones destinadas a los invitados. Una propiedad que el actor adquirió en 2009.
Grint nunca ha vivido en esta mansión, situada en la localidad de Hertfordshire, y ahora la ha puesto a la venta. Sus futuros compradores deberán tener en cuenta que la edificación, que cuenta con tres plantas, requiere trabajos de modernización para devolverle su antiguo esplendor. Pero no es la única de las viviendas que forman parte de su cartera de propiedades y, según reveló The Sun recientemente, el actor ha sumado recientemente a sus bienes casas valoradas en 10,6 millones de libras (11,8 millones de euros). Según la fuente a la que hace mención el tabloide, la cartera inmobiliaria del actor “está en continuo crecimiento” y solo una de sus sociedades, Clay 10, invirtió en propiedades inmobiliarias casi nueve milllones de euros el pasado año.
“Otra de sus firmas, Oneonesix Development, ha estado invirtiendo en lugares a las afueras de Londres”, afirma la misma fuente, que califica a Rupert Grint como un “inversionista astuto que está comprando propiedades para alquilar con buenas conexiones de transporte a la ciudad y alguna casa más lujosa”. El medio aún menciona una tercera sociedad, Eevil Plan Properties, que ha comprado en efectivo otras tres propiedades próximas a la propia casa del actor en Herts.
Grint, que interpretaba al pelirrojo y algo patoso Ron Weasley en la famosa saga de Harry Potter, ha sido recientemente padre junto a su pareja, la actriz Georgia Groome, de 28 años. Ambos persiguen una vida privada fuera de los focos, una tónica que han mantenido como pareja desde que comenzaron su relación en 2011, aunque no se conoció hasta varios años después. Grint ya había manifestado en alguna ocasión su deseo de convertirse en padre. “Me gustaría sentar la cabeza y tener hijos pronto”, reveló al periódico británico The Guardian tras cumplir los 30. Y bromeó sobre el posible nombre de su primogénito: “Si tuviera un hijo, ¿lo llamaría Ron? [en alusión a su personaje] Es un buen nombre, pero probablemente no. Y Grint es un nombre difícil para emparejar con un nombre de una sola sílaba”.
En la misma entrevista explicó que quiere seguir trabajando en la actuación, aunque por el momento no haya conseguido el éxito que alcanzó con la saga que le acompañó durante una década. Y eso que en el momento de la despedida llegó a planteárselo. “Sentía que me había perdido muchas cosas. Era agradable alejarse de todo y no tener compromisos, ser libre”, admitió al portal Entertainment Weekly después del final de la saga.
Su crisis existencial le llevó a comprar una furgoneta de helados, un sueño de la infancia que le permitió vender estos dulces a niños de diferentes pueblos del Reino Unido. Con el tiempo aquello le desencantó y pasó al sector hotelero, en el que se convirtió en dueño de un hotel rural, el Rigsby’s Guest House, situado en Hertford, cerca de Londres. Sin embargo, aquel negocio no dio sus frutos y tuvo que echar el cierre. Así que volvió a centrarse en las películas y las series sin haber encontrado todavía el papel que le aleje de su pasado como estrella infantil. Ahora de una forma u otra su futuro está asegurado y parece que es el sector inmobiliario el que de momento inclina la balanza de su economía frente a los papeles en el cine que no acaban de llegar.
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