Menú semanal de El Comidista (5 a 11 de febrero)

Este plato combina la melosidad de las berenjenas con la potencia del miso, un toque de cerveza negra y cebolleta para refrescar: te volverá tarumba.

Un guiso rápido, sencillo y ligero. El contramuslo tierno, la salsa sabrosa y el toque dulce de peras y manzanas te garantizan deliciosidad superior.

Ellas, y en general todos los cítricos, son nuestra salvación frutera en el invierno: jugosa, dulce y nada empalagosa.

Prepárala en casa con un buen caldo como base, trocitos de pescado para darle vidilla y pan, pasta o arroz.

Ligera, sin culpa ni complicaciones: la lasaña sin pasta de calabaza, salchichas y queso fresco es un inventazo que deberías probar sí o sí.

La tarta de galletas lo tiene todo: buena, bonita, barata, se hace en un pispás y encima sin horno. Prepárala con queso, nata y fruta de temporada.

Una ensalada muy original que te alegrará el plato, la mesa, el día y conquistará a cualquiera que quiera probarla. Prometido.

Bastante más sana y barata que las estándar, su único misterio es el de no pasarse con el triturado de las legumbres: no vas a hacer hummus ni puré.

Hemos probado tres formas distintas de preparar yogur sin yogurtera y nos ha quedado fetén. Tienes todos los pasos en el vídeo.

Una ensalada fresca, perfecta cuando aún te persiguen los excesos navideños, pero no quieres renunciar a un plato lleno de sabor.

Para hacer este arroz a la cazuela solo necesitas unas sepietas y unos guisantes frescos y ya verás qué plato más resultón te queda.

Con esta gelatina de frutas de dos capas recordarás tus años mozos y, de paso, pondrás la guinda a tu comida.

Esta crema de lentejas rojas es más ligera y fácil de digerir que la tradicional crema de lentejas marrón. Y su sabor te alucinará.

Huevos mollet por un lado, morcilla a la plancha por otro, y alcachofas al vapor. Si lo mezclas todo, verás.

Un clásico dulce de la cocina tradicional francesa que se hace en un periquete y con solo cinco ingredientes.

El suquet de pescado, la textura del romesco, un buen sofrito, un filete de merluza limpio y al punto y unas patatas para empaparlo todo: deliciosérrimo.

Un bizcocho ultrajugoso, tan parecido a un pastel que se puede comer perfectamente como postre y que se hace con la gorra.

Lo fundamental en el risotto es no ahogar en exceso el arroz con el caldo, añadirlo en cantidades no demasiado grandes y remover hasta que lo absorba.

Gracias a la berenjena, este pastel queda tierno y jugoso sin necesidad de usar lácteos, y llena algo menos que sus equivalentes convencionales.

Una simple combinación de yogur con fruta dulce y un toque de cardamomo, triturado con una generosa cantidad de hielo: un manjar