Menú semanal de El Comidista (14 a 20 de agosto)

Se parecen a las judías verdes porque lo que nos comemos es su vaina, pero los tirabeques o bisaltos son en realidad parientes de los guisantes.

Una base crujiente, un relleno cremoso y un tuneo adaptado al tu gusto son los únicos secretos para que esta tarta salada se convierta en un auténtico manjar.

Comprar ejemplares de proximidad en mercados o fruterías te ayudará a evitar el poliespán naranja habitual en las grandes superficies.

Córtalas en rodajas gruesas y en vez del típico salado sobre colador para que suelten el amargor, ponlas en agua con abundante sal para ablandarlas.

La clave para triunfar con el plato es conseguir boquerones bien frescos y no freírlos en exceso; las variaciones de relleno son a gusto del cocinero.

Pocos postres superan un flan bien hecho, con su maravillosa textura y su perfecto equilibrio de lácteos, huevo y azúcar.

¿Crees que el calabacín es el mayor sosainas de la huerta? Descubre esta forma de prepararlo sencilla, sabrosa y muy moruna.

El secreto para que el aliño quede realmente bien es dejar madurar un buen rato el aceite con la guindilla y el ajo, para que coja sabor.

La piña rellena es viejuna, pero eso no hace que pierda ni un ápice de molonidad y ricura. Rinde homenaje al postre exótico (y ochentero) por antonomasia.

Dueños y señores de la meriendacena y la excursión familiar con fiambrera, los huevos rellenos salen del armario de la cocina viejuna.

Si a la triunfante combinación de aceituna negra y pimiento rojo le sumamos el regusto dulce de la zanahoria y el tomate, tenemos una salsa perfecta.

Primas de los melocotones y las paraguayas, son perfectas para comerlas cuando te da el ataque de vagancia y pasas de pelar fruta, la piel no da cosica.

Los champiñones crudos cortados finamente son perfectos para absorber una vinagreta con un toque alegre de mostaza. Un buen tomate refresca el conjunto.

Panceta tierna y crujiente, encurtidos caseros y una salsa con mucha vidilla son los intérpretes principales de este bocadillo de inspiración vietnamita.

La tradicional –y un poco olvidada– leche merengada debería triunfar por su sabor a arroz con leche y su textura de espuma helada.

Cuece las patatas al vapor, envuelve las alcachofas en una salsa de tomate y frutos secos, confita el bacalao y junta los tres elementos: puro y delicioso.

Las claves de este postre son la corta cocción de las cerezas, que respeta su textura y su frescura natural, y el contraste con el yogur y los piñones.

Parece una receta, pero es la fórmula para que encontrar en la frutería mangos más verdes que el Grinch no sea un drama, sino una alegría.

Caliente y fría a la vez, hará las delicias de tus invitados en un banquete viejuno o moderno. Porque ella lo vale.

Esta limonada se diferencia de las habituales en que no se prepara con el zumo del limón, sino con la fruta entera, lo que la vuelve más refrescante.