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Alcohol
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ley del alcohol: qué tiene de buena y en qué se queda corta una norma que nos afecta a todos

Los límites a la publicidad y la prohibición del consumo en menores son puntos positivos del nuevo proyecto de ley, pero pervive la falacia del “consumo responsable” y no se imponen advertencias claras en el etiquetado

El consumo de los más jóvenes en el punto de mira
El consumo de los más jóvenes en el punto de miraurbazon (Getty Images)
Juan Revenga

El Consejo de Ministros aprobó el pasado martes un proyecto de ley para reducir, o idealmente evitar, el acceso de los menores al consumo de bebidas alcohólicas; y también propone medidas que llegarían a toda la ciudadanía. Algunos de sus aciertos incluyen el control y veto publicitario, tanto de los licores desalcoholizados como de supuestos efectos positivos del alcohol –con grandes multas en caso de incumplimiento, toda una novedad–, la unificación nacional de una normativa antes dispersa o la prohibición total del consumo en menores de 18 años (con una propuesta educativa asociada, aunque de momento sin presupuesto destinado).

Por otro lado, se ha dejado escapar la oportunidad de eliminar el erróneo “consumo responsable o moderado”, añadir datos y advertencias al etiquetado que podrían desincentivarlo y alinear los impuestos del alcohol con la media europea, aumentándolos según su graduación. Veamos, punto por punto, en qué avanzamos y dónde queda aún mucho por hacer.

Vetos a la publicidad, sanciones y otros cambios que no solo afectan al consumo juvenil

El primer punto destacado es la estandarización de las sanciones en leves, graves y muy graves, con importes elevados para que a las marcas y medios que los publicitan no les compense infringirla, aún sabiendo que si les pillan tendrán que pagar la multa: las sanciones son, por fin, serias. Además, la potestad sancionadora corresponde a las administraciones públicas competentes: es decir, la pantomima de Autocontrol –que tantas veces ha servido para dejar estas iniciativas en agua de borrajas– ni está ni se le espera: buenas noticias.

También se prohíbe cualquier forma directa, indirecta o encubierta de publicidad dirigida a personas menores de edad de productos que simulen ser una bebida alcohólica, incluyendo su nombre comercial, símbolos o marcas de las personas o empresas productoras. Esto va alineado con la conocida como ley antitabaco, que prohíbe la venta o entrega a menores no solo de sus productos, sino también de los que los imiten e induzcan a fumar. La intención es poner freno al conocido como “0,0 washing”: las normas publicitarias para los licores light, sin alcohol o desalcoholizados; que al final no dejan de publicitar una marca con su logotipo, que es exactamente el mismo, o utilizan la cerveza sin alcohol para vender más de la otra, como contamos en este artículo, serán las mismas que para las bebidas alcohólicas. Otro buen dato.

Tampoco podrán vincular su consumo con la mejora del rendimiento físico o la conducción; el éxito social, deportivo, familiar o sexual –seguramente uno de los mayores goles publicitarios que nos ha colado esta industria; especialmente a los hombres– ni sus propiedades terapéuticas, efecto estimulante y sedante o beneficios para la salud (sí, aunque suene raro, esto se hace). Quedará por ver si el veto a este tipo de vínculos afectará también a los habituales mensajes entusiastas en redes sociales sobre el consumo de bebidas alcohólicas.

No más publicidades engañosas
No más publicidades engañosaswundervisuals (Getty Images)

Seguirá habiendo recomendaciones de “consumo moderado o responsable”: un error

Esta es una falacia realmente peligrosa, y seguramente mantenerla el mayor error de esta ley: me parece el golpe más bajo y traicionero que se le puede dar a los consumidores, especialmente si su capacidad de entendimiento está limitada (como en el caso de los menores). Lo más doloroso ha sido contrastar que el borrador incluía la prohibición de apelar en la publicidad a expresiones como “consumo responsable o moderado”; pero esta medida no ha trascendido al documento aprobado.

Pregunten en su entorno, pregunten a profesionales sanitarios; pregúntenme a mí, si quieren, qué es el consumo responsable o moderado de lo que sea. Obtendrán, es probable, tantas respuestas diferentes como personas formen parte de su encuesta: ni Dios sabe concretar qué es esa clase de consumo. Por no hablar de la entelequia implícita en apelar al consumo responsable de una sustancia que tiene un destacado carácter adictivo. Las enmiendas de la industria a este respecto han prosperado al poder argumentar que la coletilla de lo responsable y de lo moderado viene de arriba, por la normativa europea. Y es cierto, pero también injusto.

Ausencias destacadas

No seré yo quien ponga palos en las ruedas a una normativa que por fin avanza en la dirección adecuada. No obstante, no me puedo callar algunas cuestiones que o bien me ofrecen ciertas dudas, o directamente me parecen una oportunidad perdida:

¿Insuficientes medidas para el etiquetado?
¿Insuficientes medidas para el etiquetado?d3sign (Getty Images)

Auténticas novedades

Una lectura apresurada del último borrador del proyecto de ley antes de su aprobación podría dar la impresión de que el texto hace pocas aportaciones, pero no es así. Hay contribuciones muy positivas, entre las que destacaría:

Los sociedades científicas y sanitarias tienen mucho que decir

La labor desinteresada y profesional de muchos sanitarios también da sus frutos. Esa es la perspectiva del médico de familia Rodrigo Córdoba, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, quien coordina desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria una Alianza de sociedades científicas por la prevención del consumo de alcohol. En este momento se encuentran en proceso de redactar un decálogo, con el fin de remitirlo a la Comisión de Sanidad del Congreso y las correspondientes comisiones de salud de las CCAA, la prensa y a todos los sectores implicados. En este sentido el Dr. Córdoba manifiesta que el decálogo contempla, entre otras, las siguientes recomendaciones:

A más graduación alcohólica, más impuestos
A más graduación alcohólica, más impuestosUnsplash

¿Por qué es necesaria la intervención de papá Estado y mamá Administración?

La necesidad de legislar sobre todas estas cuestiones es fácil de defender desde la perspectiva de la salud pública. Los riesgos que se asumen son innegables, máxime cuando los consumidores tienen acceso legal al alcohol, una sustancia que además de tener un fuerte carácter adictivo tiene contrastados efectos negativos para la salud. No por casualidad la OMS señaló el consumo de bebidas alcohólicas como una de las tres prioridades en materia de salud pública, tanto en el panorama mundial como en el europeo. Por eso los objetivos generales de la norma provienen de las recomendaciones de la ponencia Menores sin alcohol de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las Drogas. El consumo de bebidas alcohólicas es un problema de especial relevancia en la Unión Europea. En esta ocasión el dato también mata al relato: la vieja Europa de los 27 tiene la mayor proporción de bebedores del mundo, además, el consumo de alcohol per cápita es el más alto. Todo esto no puede salir gratis, de forma que también vivimos en una de las regiones del mundo con un mayor nivel de daños sobre la salud relacionados con el alcohol.

Es la causa de casi un millón de muertes al año, responsable de una de cada cuatro muertes en el grupo de edad de 20 a 24 años –con un importante impacto en las tendencias demográficas–, siendo también una de las principales razones que conducen a la pérdida de años de vida laboral. Además del impacto de las muertes y de las enfermedades que ocasiona de forma directa sobre los usuarios, el consumo de bebidas alcohólicas implica un importante menoscabo en la salud y seguridad de terceras personas (los no consumidores) en el desarrollo económico y la productividad en Europa.

Algunos datos sobre el consumo nacional de alcohol

En este contexto, el uso de las bebidas alcohólicas en España tiene ciertos patrones característicos:

La regulación de todas estas cuestiones, de la publicidad, el acceso y el consumo de bebidas alcohólicas es una de las principales amenazas para los sectores económicos implicados: la industria del vino, de la cerveza, de las bebidas espirituosas, de la hostelería y del turismo. Es probable que la defensa de estos intereses haya influido en el fracaso de las cuatro iniciativas para regular este mercado que han tenido lugar en el último cuarto de siglo; como contamos en este artículo. El sector no puede o no debería pretender aumentar sus ingresos a cualquier precio, a costa de la salud de los ciudadanos: por eso es necesario legislar.

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Sobre la firma

Juan Revenga
Es dietista-nutricionista, biólogo, consultor, y divulgador. Es profesor en la Universidad San Jorge, en la Universidad Francisco de Vitoria y un montón de cosas sesudas más. Definido como un Don Quijote con cuchara, es muy activo en redes sociales en donde, a partes iguales, reparte estopa y defiende la salud a través de la cocina.
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