¿Qué hago con las cajas de pizza? Cómo reciclar los residuos dudosos
Cápsulas de café, envases de porexpán o cajas de cartón grasientas: en la cocina nos encontramos con elementos que no sabemos bien dónde reciclar. Resolvemos todas las dudas.
Reciclar los desechos, reutilizar productos aún aprovechables y apostar por alimentos que generen la menor cantidad de residuo posible son quizá las acciones más sencillas y útiles que podemos hacer en casa en pro de la sostenibilidad. No hace falta convertirte en un símbolo mundial de la lucha por el medio ambiente a lo Greta Thunberg: con tirar el envase del yogur de pera al contenedor amarillo, comprar aguacates cultivados en Granada y compostar los restos de comida es suficiente.
En España, la concienciación que existe sobre la importancia de estas acciones aumenta progresivamente. “En Rezero hemos visto cómo en los últimos años ha aumentado el interés general acerca de la sostenibilidad. Algunas campañas y proyectos que hemos lanzado han tenido una acogida muy amplia”, comenta Marta Beltrán, directora de proyectos en Rezero, una organización que forma parte de la Alianza Residuo Cero.
Otra prueba de ello la podemos encontrar en el peso de envases domésticos recuperados para su reciclado en los contenedores azul y amarillo, que subió desde 1,3 millones de toneladas en 2015 a los más de 1,5 recogidos en 2019, según datos de EcoEmbes. “Cada vez son más los españoles que lo hacen porque es una herramienta que saben que funciona y que tienen a su mano. En el caso de los cubos amarillo y azul, en los últimos cinco años ha crecido un 32%”, apunta Silvia López, del departamento de comunicación de dicha entidad.
De media, en nuestro país se generan 471 kilos de residuos per cápita al año, según un informe de 2019 del Instituto Nacional de Estadística. A poco que estés comprometido con el reciclaje, si produces casi media tonelada de basura, lo más normal es que te surjan dudas en algunos momentos. Muchas de ellas, por supuesto, en la cocina: “¿El papel del horno lleno de grasa va al azul?, ¿y los cartones de pizza o los envases de porexpán?”. Para resolver estas y otras tantas preguntas desgranamos a continuación una serie de trucos y consejos. Así, seguro que esta vez cada kilo de los 471 acaba donde le corresponde: serás la Naomi Klein o el Al Gore de tu plazoleta.
¿Dónde van los envases de porexpán? ¿Y los de aluminio?
En la cocina nos encontramos diariamente con muchos tipos de envases diferentes: desde la bandeja de plástico en la que a veces compramos la carne a los clásicos de porexpán, o la de aluminio en la que viene en ocasiones la comida a domicilio. Pero, ¿van todos al contenedor amarillo? La respuesta es sí, pero vayamos por partes.
De sobra sabemos que las bandejas de carne, las tarrinas de yogur, el bote de líquido lavavajillas o las botellas de agua van al amarillo. Las dudas llegan cuando tenemos un recipiente de porexpán -el corcho blanco de toda la vida- o de aluminio, materiales que nos cuesta asociar con un contenedor concreto. Lo cierto es que ambos deben ir al amarillo también, aunque desde Rezero aconsejan apostar por envases que sean fáciles de reciclar y que se puedan usar más de una vez: “Hay productos como el porexpán que, aunque los separemos, no se podrán reciclar finalmente. Como consumidor, lo ideal es optar por opciones reutilizables y planificar las compras para reducir la generación de residuos”, recomienda la directora de proyectos de esta organización.
Por contra de lo que piensan muchos, no hace falta lavar a fondo estos recipientes antes de desecharlos. “Uno de los bulos más extendidos es que se tienen que limpiar los envases para que sean tratados correctamente. No, no es así, puedes echar la tarrina de queso de untar al amarillo y ya en las plantas se selecciona por su material y se somete a procesos de limpieza. Basta con tirar el contenido, si es que ha sobrado algo, al contenedor correspondiente para no obstaculizar”, informa Silvia López. Junto a los briks, el contenedor amarillo también es el lugar correcto para reciclar los botes de spray de nata montada y cualquier tapón y chapa de plástico o metal.
El dilema del cartón de pizza grasiento
Otro elemento muy presente en la cocina son los papeles. Aquí hay que hacer distinciones también, porque, como es obvio, no es lo mismo un papel film que uno de horno. El de film y el de aluminio van siempre al amarillo; los de horno, al azul, siempre que no tengan restos de algún alimento.
¿Alguna vez has echado al contenedor gris una caja de cartón de pizza porque estaba bien empapada de grasa? Según EcoEmbes, deberías haberla desechado al azul. Sin embargo, para algunas organizaciones ecologistas has hecho lo correcto, porque de lo contrario estarías “llenando de aceite el resto del cubo azul, fastidiando la calidad del reciclaje y estropeando todo el proceso”, tal y como se recoge en este artículo de eldiario.es. En su libro Ecologismo real, el científico J.M. Mulet recomienda tirarlo al contenedor marrón (el de restos orgánicos).
En lo que no hay discusión es que los paquetes de cereales y las hueveras de cartón van al azul (si son de plástico, al amarillo). Ya veis que, exceptuando las cajas grasientas, este color es el que menos quebraderos de cabeza da.
Las servilletas usadas y los corchos del vino, al orgánico
“Al contenedor orgánico, que todavía no ha llegado a todos los municipios de España, se echa la materia orgánica que consumimos en nuestro día a día, y que se puede aprovechar en forma de energía o compost”, explica Silvia López. Si hay en tu localidad algún cubo de color marrón puedes tirar ahí tapones de corcho natural, servilletas y papel de cocina usados, cáscaras de huevos, pan, trozos de pescado y carne, de frutas y verduras o cualquier otro resto de comida que quieras desechar. Pero ojo, al marrón, porque según cuenta Silvia, hay mucha gente que vierte la basura orgánica en el gris, que es el de restos, en lugares en los que sí existen contenedores para lo orgánico. Solo si en tu ciudad o pueblo no está el marrón, puedes echar esos residuos al gris.
Reciclar cápsulas de café es fácil si sabes cómo
El lío que puede haber con las cápsulas de café es tal, que hasta George Clooney hay veces que no se aclara. Lo primero que debemos saber es que hay dos modelos: las de tipo Nespresso, que en general son de aluminio, y las de Dolce Gusto, que están hechas de plástico. Según ilustra Silvia López, las primeras tienen que ir a un punto de reciclaje autorizado porque, a la hora de hacer el café, se queda material dentro de la cápsula. “En una planta de selección es muy difícil separar el aluminio de la parte orgánica que contienen. Los establecimientos autorizados sí tienen un proceso específico para ello”, afirma. Por otro lado están las de Dolce Gusto, que una vez preparas el café, se quedan vacías. “Todo el contenido acaba en la taza. Estas sí que pueden ir al amarillo”, dice Silvia. Mira qué fácil es al final, George.
Vasos, copas y jarras no van al verde
Como truco, aquellos recipientes de vidrio que tengan una tapa metálica o de plástico van al contenedor verde. Así pues, en este cubo podríamos desechar botellines de cerveza o refresco, tarros de conservas o botes de mermeladas, todos ellos sin sus respectivos tapones, claro. ¿Qué no podríamos tirar al verde? Los vasos, copas o jarras de cristal, porque “ambos materiales tienen una composición diferente, así que deben depositarse en contenedores distintos”, tal y como informan desde Ecovidrio.
“¿Qué hago con las sartenes o los estropajos?”
Esta es la pregunta que seguro muchos se han hecho cuando su instinto le ha advertido de que ese perol no podía compartir espacio con una cáscara de plátano. Digamos que hay productos que duran mucho tiempo y no sabes dónde desecharlos: esos son los irreciclables. Esta categoría -que me acabo de inventar- podría estar formada por estropajos, trapos, platos, vasos, cubertería, ollas y sartenes, todos elementos más o menos duraderos y que por lo general plantean dudas sobre su correcto reciclaje. En el caso de trapos y esponjas, la recomendación es intentar cuidarlos al máximo para alargar su vida útil lavándolos siempre y dejándolos en un lugar seco y al aire; cuando ya no den más de sí, deberíamos tirarlos al contenedor gris. Por contra, la vajilla, cubertería, sartenes y peroles tendremos que llevarlos a un punto limpio.
¿Te queda alguna duda? Consulta ReciclaYa
Si con estas explicaciones aún te asaltan las dudas sobre reciclaje después de cada comida, la tecnología puede ayudarte una vez más. Aplicaciones gratuitas como ReciclaYa, lanzada por Carrefour en abril del 2019 y disponible tanto para Android como para iOs, nos pueden hacer más fácil la separación de residuos.
“Una vez descargada, solo tienes que escanear tu ticket de compra de Carrefour y la aplicación te indica dónde puedes reciclar cada parte del envase. También te informa sobre dónde tienes los contenedores o puntos de recogida más cercanos en los que puedes tirar cada desecho”, comenta Iván González, director ejecutivo de recycl3r, la empresa que desarrolló el programa en colaboración con Carrefour. Además, cuenta Iván que, por cada acción que realices en esta app, “puedes conseguir puntos para canjearlos por descuentos en el Cheque Ahorro del supermercado”. Aunque si quieres tener acceso a estas ventajas, lo primero es hacerte cliente del Club Carrefour.
El motivo de la puesta en marcha de este proyecto, tal y como afirma Iván, no era solo ofrecer una herramienta para resolver las dudas de los ciudadanos, también querían “que tuvieran un incentivo para que reciclaran en su día a día”. Así, comenzaron a hacer pruebas con clientes reales y unos pocos de proveedores en Palma y Logroño en abril de 2018, y casi tres años después, ReciclaYa abarca toda España y nos da información al momento sobre cómo gestionar los residuos de hasta 27 proveedores con más de 1.500 marcas diferentes que trabajan con Carrefour.
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