Aló Comidista: "¿Cómo evito los antinutrientes de la comida?"
La preocupación absurda de moda llega a nuestro consultorio, acompañada de unos aguacates con raíces, unos panes que corroen el papel de aluminio y una estatua de Unamuno hecha con una pata de jamón.
Aló Comidista vuelve puntual a su cita menstrual. En este consultorio vale todo: dudas culinarias, enigmas gastronómicos, problemas psicológicos, cuestiones metafísicas y dramas de la vida contemporánea. Solo tenéis que enviarme un mail a elcomidista[arroba]gmail.com. Responderé a vuestras chorradas preocupaciones el primer jueves de cada mes, salvo festivos, puentes, enfermedad grave o fallecimiento.
Yolanda: Siempre he intentado estar informada en temas de nutrición, en la idea de que mi alimentación completa. Últimamente, sin embargo, cuando pienso que lo estoy haciendo bien por un lado, me encuentro que lo hago mal por el otro. Éste es el caso de los antinutrientes. Creo conocer la manipulación de algunos alimentos para que esto no suceda, pero de otros no lo tengo tan claro. Los cereales de desayuno como los copos de avena o el trigo sarraceno se deben cocer o poner en remojo, ¿pero tengo que tirar el agua sobrante? ¿Y las semillas? ¿A las pipas de girasol y calabaza crudas hay que hacerles lo mismo? ¿Y los frutos secos crudos? ¿Es cierto que la espinaca es mejor tomarla siempre cocinada? ¿Pasa lo mismo con alguna otra verdura u hortaliza?
Querida Yolanda, qué bien, qué pocas preguntas para empezar el consultorio. Antes que nada, explico qué demonios son esos antinutrientes de los que hablas para la gente que no haya oído hablar en su vida de ellos: son sustancias presentes de forma natural en algunos alimentos -legumbres, verduras y cereales- que dificultan la asimilación de otros nutrientes. Unos inactivan las vitaminas; otros, bloquean la absorción de minerales o entorpecen la digestión de carbohidratos o proteínas. ¿Tenemos que entrar en pánico con ellos y temerlos como si fueran la peste? Rotundamente NO.
Los seres humanos contamos con un arma que pone en su sitio a esos compuestos malignos: la cocina. El calor o el remojo les sientan tan mal a los antinutrientes que su efecto en nuestra salud no debería preocuparte, salvo que vivas metida en una jaula y te estén alimentando con alpiste (cosa que tampoco podemos descartar del todo teniendo en cuenta que esto es Aló Comidista). Dicho esto, la dietista-nutricionista Paloma Quintana, tiene algo más que contarte.
“Los antinutrientes de los de vegetales, los pocos que puedan quedar en legumbres cocinadas y los que presentan los cereales enteros no nos deben preocupar. Tenemos una dieta ya bastante alta en nutrientes, normalmente no nos ocasionarán deficiencias. Los copos de avena se venden en nuestros supermercados ya tratados no están crudos. Se pueden comer en leche, yogur o bebida vegetal sin cocerlos. El trigo sarraceno si se vende crudo y habría que cocinarlos como la quinoa y el arroz. Las semillas, no pasa nada si las tomas enteras, pero para aprovechar sus nutrientes, mejor dejarlas en remojo en nuestro yogur, triturarlas o tostarlas. yo suelo tostar las pipas de calabaza, quedan riquísimas. Los frutos secos pueden tomarse crudos, el tema del remojo está en debate, no debe preocuparnos".
Por último, las espinacas: "Para algunas personas podría ser mejor tomarlas cocinadas, pero no hay problema en consumirla cruda y así se aprovechan sus nutrientes sin problema. Comamos sano y no creamos que nuestro organismo no es capaz de detectar estas cuestiones. Es más eficiente de lo que pensamos en la utilización de nutrientes".
Juanma: Del 10 al 13 de próximo abril voy a viajar por la costa norte de España. Me alojaré en Camasobres (cerca de Potes), en Pobeña/Poveña y en Olaberria. ¿Me podríais dar algunas recomendaciones de restaurantes (no muy caros y de cocina local)? Por si sirve viajo con perro.
Querido Juanma, supongo que a estas alturas ya sabes que del 10 al 13 de abril sólo vas a viajar del sofá a la cama, pero respondo al correo porque me ha fascinado tu petición. El señorito quiere restaurantes en tres pueblos concretos, bien de precio, de cocina local, y ojo al dato, QUE ADMITAN PERROS. Pues nada Juanma, en cuanto acabe el confinamiento me cojo el coche, rastreo la zona, busco sitios que cumplan estas condiciones y te escribo. ¿No eres celíaco, diabético, alérgico al huevo, a los lácteos, a los frutos secos, y no te gusta ni la cebolla, ni el ajo, ni el tomate? ¿Seguro que no estás embarazada? Que igual me lo has puesto demasiado fácil y ya sabes que a mí me van los retos.
Maricarmen: Cada cierto tiempo en el supermercado de mi pueblo, ponen un gran cartel como el de la foto en la frutería, y al lado, están expuestas otras naranjas (artificiales???) de diferentes variedades. Las respuestas, cuando les preguntan si las demás naranjas no son también naturales: "estas tienen hojas", "son de árbol", "son sin química", "están sin lavar"... Los gallegos somos lo más.
Querida Maricarmen, lo que nos envías es otra prueba más de que la falacia de “lo natural” ha llegado hasta al último rincón de España. Probablemente lo único que diferencia a esas naranjas “naturales” de las “artificiales” es que no están enceradas -un tratamiento totalmente inocuo para alargar la vida útil de la fruta, que en nada afecta a sus propiedades “naturales”- o que llevan un trocito de rama con hojas -pobre árbol-, pero al venderse con ese reclamo ya se nos aparecen como más auténticas, sabrosas, sanas… sin serlo necesariamente. Insisto con la monserga de siempre: salvo el pescado salvaje y cuatro cosas más, NADA de lo que comemos es “natural”, porque desde las manzanas a las pollos, todo es fruto de siglos de manipulación e intervención humana. “Natural” no es sinónimo de “bueno”: unas naranjas enceradas -o cualquier alimento al que se le ha aplicado algún método de conservación “artificial”- dura más, lo que reduce sus posibilidades de acabar en la basura.
Unas setas venenosas, unos huevos con salmonela o unas lechugas con e. coli son 100% naturales, y comerlos nos mandaría a Urgencias. La miel será todo lo natural que quieras, pero su efecto en nuestro cuerpo es exactamente el mismo que el del azúcar refinado. Y por si esto fuera poco, el adjetivo “natural” está completamente prostituido por la gran industria alimentaria para vendernos todo tipo de burras, desde pan de molde malo hasta bollería rebosante de azúcar, pasando por caldo de verduras bien cargadito de sal y otros potenciadores de sabor. En resumen, si ves que algo se vende como “natural”, desconfía por sistema, y lee bien sus ingredientes por si te la están intentando colar.
Álvaro: Antes de nada me gustaría darte la enhorabuena por tu nuevo programa en TVE, ya era hora de que se empezase a notar la influencia del ejecutivo marxista-leninista en la vida pública, ahora, además de en YouTube podrás adoctrinar en perversión también en televisión, en casa lo esperamos con ansia, en la de Abascal intuyo que no. De cualquier manera, el otro día me dispuse a hacer el hummus que tienes en tu canal, el primer problema lo encontré con la tahina, al no encontrarla en el súper de mi barrio tuve hacerla. El hummus no se parecía a nada que hubiese probado con anterioridad, así que para no reconocer mi fracaso en casa dije que había hecho hibyak, una salsa típica de Argelia. No sé si serías tan amable de explicarme como haces la tahina para que el hummus sea normal y no una salsa extraña que sabe mucho a sésamo y ajo.
Querido Álvaro, gracias por lo de Banana Split, el nuevo programa que sólo Dios sabe cuándo voy a presentar en La 2, ya que las grabaciones se han tenido que parar por la crisis del coronavirus. Sea tarde o temprano, confío en desplegar en él todo el adoctrinamiento posible, hasta el punto de convertir en homosexuales y maoístas al 100% de los televidentes, especialmente a los niños menores de tres años. Yo tengo que darte la enhorabuena a ti por el morrazo de inventarte una salsa argelina para tapar tu catástrofe hummusera: es algo que voy a empezar a hacer cada vez que tenga invitados en casa, les prepare algo y me salga un zurullo.
Confieso que soy un vago y que jamás hago la tahina en casa: siempre la compro en alguna tienda de alimentación oriental, a poder ser de marca libanesa (Ottolenghi dice que son las mejores, y para mí es palabra de Dios, te alabamos Yotam). Como tú no pareces tener ninguna cerca, puedes comprar un bote grande por internet: la tahina dura bastante y, a nada que seas adicto al hummus, le darás salida sin problema. Si te empeñas en prepararla en casa, sigue la receta de algún blog fiable, como Danza de Fogones.
Mª Jesús: ¿Estas esculturas de Kasper Kovitz, ‘Carnalitos’, son arte o un horror culinario? El autor cuenta esto: "Hice ‘Carnalitos’, dos esculturas de Miguel de Unamuno y Sabino Arana, talladas en patas de jamón ibérico. Estas dos personalidades vascas tuvieron un papel significativo en la lucha por la independencia vasca, pero mantuvieron posiciones políticas opuestas: la moderación y el nacionalismo. ‘Carnalitos’ es una expresión que se usa en español para los amigos cercanos, como “of the same blood” [de la misma sangre]”. Pero sigo sin tenerlo claro :/ ¿Crees que es jamón del bueno?
Querida Mª Jesús, no tengo ni idea de si es jamón del bueno, pero confío en que el artista no haya sido tan estúpido de usar un ibérico de bellota para crear estas dos preciosidades. Dudo de cuál me gusta más, si Unamuno después de que Millán Astray le obligara a fumar crack o Sabino cruzando la piernecita en plan bailarina del Folies Bergère.
Inma: Compro aguacates exclusivamente para hacer guacamole, pero con demasiada frecuencia encuentro al abrirlos esos molestos hilos-hebras-raíces negras a lo largo de toda la pulpa, que me cabrean a más no poder. No sé cómo detectarlos al comprarlos (no tengo rayos X). No sé si es un producto que tiene una temporada concreta, más allá de la cual crían esas raíces, o bien depende de la variedad de aguacate, o de su procedencia, o de su conservación durante el transporte. ¡Quiero hacer guacamole, no ponerme a limpiar raíces!
Querida Inma, es una pena que no tengas rayos X en los ojos como el resto de la humanidad. Mis condolencias por tu discapacidad. Empatizo contigo en el odio furibundo a los hilos de los aguacates, porque a mí me dan el mismo asco que a ti, pero por desgracia no te traigo buenas noticias al respecto. “Esas hebras son las raíces de nacimiento del aguacate, y detectarlos al comprarlos es imposible porque lo normal es que no se noten hasta que los abres”, explica Antonio Cereto, de Aguacates Cereto. “Puedes intentar evitarlas comprando las modalidades de aguacate que estén en temporada, porque suelen ser más habituales al final de la misma. El problema es que las temporadas del hemisferio norte son opuestas a las del hemisferio sur, y en las estanterías de los super y fruterías se pueden mezclar ambas procedencias”.
Vamos, que como no te hagas un Excel con las variedades y los países y te vayas a comprar con él, lo tienes complicado. Mi recomendación: comprar siempre que sea posible aguacates malagueños, granadinos o de otras provincias españolas entre noviembre y abril, porque sube la probabilidad de que sean decentes y no te encuentres en ellos las hebras de Satán.
Ramiro: Acabo de ver el video de la tortilla española. ¡Me encantó! He visto mucha gente comprando pizzas para sobrevivir 20 días por aquí en Alemania. No estaría mal que hicierais un directo cocinando un cocido, unas lentejas o unas habichuelas (en realidad serían tres directos).
Querido Ramiro, me alegro de que te gustara nuestra retransmisión de la tortilla confinada, y espero que siguieras la de los macarrones. Como adicto a las legumbres me encantaría poder cocinar en vivo esos tres platos que propones, pero tienen un pequeño problema: son bastante largos de preparar, y sería un rollazo un directo de dos o tres horas. Así que apostaremos por cosas más breves, pero igual de satisfactorias. Mi bola de cristal ve unas torrijas y una ensaladilla en el horizonte...
Pedro: A mi hija le encantan los calamares a la andaluza, y a mi también,y aunque utilizo una tapadera como si fuera el escudo del capitán América el aceite me salta a la cara y lo pone todo perdido, por lo que acudo a vuesa merced en espera de recibir vuestra ayuda, sabiduría y consejo.
Querido Pedro, probablemente es tu pánico el que causa esas explosiones de aceite, porque te imagino lanzando los calamares desde un metro en vez de hacer lo correcto: posarlos con suavidad sobre el aceite acercando la mano al mismo sin miedo. Otra posibilidad es que eches los calamares chorreantes, inconsciente de que el aceite y el agua se llevan peor que Víctor Sandoval y Carmen Borrego. Escúrrelos bien, pásalos por harina a conciencia, y sólo entonces llévalos al infierno del aceite hirviendo.
Vicen: Ayer, mi hijo y yo hicimos una unidad básica de masa al estilo Ibán Yarza y esta mañana, al sacar el bol que la contenía (tapado con un papel de aluminio) de la nevera, en la parte que estaba en contacto masa-papel, el aluminio presentaba varios agujeritos, como si la masa hubiese corroído el papel.
Querido Vicen, yo no sé cómo Hollywood no me ha comprado los derechos de Aló Comidista para hacer un remake de Paranormal activity, porque la cantidad de fenómenos extraños a la que os enfrentáis los que escribís a este consultorio da para tres películas. Como no encuentro explicación para lo que os ha ocurrido -más allá de que el papel de aluminio tuviera pequeños cortes y al fermentar la masa se hayan convertido en agujeros-, le he pasado tu consulta a Ibán, que hacía mucho tiempo que no le daba la chapa con vuestras tonterías.
“Estoy debatiéndome entre llamar a Iker Jimenez o directamente a los Cazafantasmas, porque nunca he visto nada similar”, responde un boquiabierto Yarza. “Tampoco tiene mérito, ya que jamás he usado papel de aluminio en la elaboración de pan. Así que desconozco las interacciones masa/Albal. He hecho una búsqueda así en un minuto y parece que es algo que sucede no solo con pan, sino con comida, así que parece que algunos alimentos pudieran tener la capacidad de corroer el papel de aluminio. Conclusión: no usar papel de aluminio. Ya hemos aprendido algo”.
Álvaro: En mi casa nos hayamos ante una disyuntiva existencial. El agua de remojar las legumbres siempre la hemos tirado, pero nos ha surgido la duda de si no será mejor utilizar ese agua en el guiso. Mi madre dice que eso es malísimo, pero yo creo que le puede dar sabor. Por favor, oh líder, sácanos de nuestras dudas.
Querido Álvaro, por una vez y sin que sirva de precedente, la madre que aparece siempre en las consultas advirtiendo de alguna calamidad alimentaria tiene razón. El remojo no sólo ablanda las legumbres, acorta su tiempo de cocción y disminuye su poder para generarte incómodos cuescos, sino que reduce su cantidad de antinutrientes. Como afirma Mario Sánchez, técnólogo de los alimentos y autor del blog SefiFood, “los antinutrientes de las legumbres, como por ejemplo las lectinas, son sustancias que pueden intervenir en la asimilación de otros nutrientes y que en altas dosis pueden ser tóxicas”. “Por ello”, añade, “deberíamos optar por desechar este agua de remojo después de que haya cumplido su función. Además, dudo mucho que pudiera aportar mucho sabor al guiso familiar que propone el lector, así que 0 dramas”.
Sánchez recuerda que este principio no se aplica al agua en el que se cuecen las legumbres, denominado aquafaba. “Este agüilla incluso sirve como sustituto del huevo en recetas veganas ya que posee propiedades tecnológicas muy semejantes al producto gallinil. Podemos obtenerlo en casa tras cocer las legumbres o incluso en el propio tarro de legumbres en conserva que ya viene preparado. En este caso sí que sería recomendable no tirar el líquido y aprovecharlo para cocinar. Aunque dé angustia a muchas personas, es perfectamente compatible con la vida".
Alcachofo: En un alarde de conciencia civil, mi dentista ha enviado a todos sus pacientes una serie de whatsapp animándonos a seguir una dieta alcalina. Por lo visto - y cito- "muchas enfermedades empiezan de idéntica forma: el cuerpo se vuelve ácido y comienza a degradarse" y "las células enfermas son ácidas". El caso es que nos recomienda seguir una dieta de un 60-70% de alimentos alcalinos y el buen hombre hasta nos ha enviado una tabla de alimentos muy bien clasificados desde los muy alcalinos a los muy ácidos. Me ha jodido especialmente ver que el pollo está en la columna de "ácidos": después de haberme peleado por los últimos paquetes con 3 señoras armadas con un bate de beisbol a ver si ahora resulta que el pollo me va a llevar a la tumba. En fin, te agradecería si me pudieses aclarar si esto es una magufada total o si conviene alcalinizarse y mineralizarse durante las próximas semanas.
Querido Alcachofo, es una magufada como un piano. Como bien explicó Juan Revenga en un reciente artículo en El Comidista, la dieta alcalina no sólo es un tocomocho sin ninguna base científica, sino que tiene el mismo efecto curativo o de prevención sobre el coronavirus que las bebidas calientes, el ajo, la cúrcuma, el zumo de limón o el alcohol: ninguno. Considera la posibilidad de cambiar de dentista y, sobre todo, guíate siempre por esta máxima:
Rafa: Te escribo porque me dejó flipado tu vídeo Ensaladillas clásicas y ensaladillas locas. Puedo entender perfectamente que en un lugar en donde piensan que la Cruzcampo es un brebaje bebestible, consideren que patata cocida con zanahoria, guisantes y mayonesa es un manjar. O que lo es patata cocida con gambas cocidas y mayonesa. Lo puedo entender, pero no entiendo que les sigas el rollo tú, que eres de Bilbao, sabes comer bien y eres un cocinero de primer nivel. ¿Darías en tu restaurante “eso” a un cliente que te pidiera una ración de ensaladilla rusa? Como desagravio me preparé en casa una ensaladilla con patata cocida de calidad, huevo cocido campero, bonito de alta calidad, anchoas de Santoña, langostinos cocidos y unas aceitunas sin hueso. Y me la comí a tu salud. Deliciosa.
Querido Rafa, por el leve aroma a andaluzofobia que despide tu mensaje, presumo que eres una de esas personas norteñas con pocas luces y menos mundo, que consideran que lo de su región es lo mejor por el simple hecho de que no conocen otra. Cari, cuando acabe el confinamiento, sal del pueblo y date una vuelta por ahí, que en ese cerebro huele a cuco. Ah, y yo ni soy cocinero, ni mucho menos de primer nivel, y no he tenido, tengo o tendré un restaurante. Que para ser tan listo, no estás muy informado.
Javier: Un éxito vuestro bocadillo de reina pipiada, pero ha surgido una cuestión: ¿por qué la gente que cocina no usa guantes? Mi padre se ha pringado cortando el aguacate y parece que le da tiricia o algo. ¿Y por qué se llama así la reina pipiada?
Querido Javier, desde que me llegó tu correo vivo con el temor de que esa “tiricia” que le dio a tu padre por mancharse de aguacate sea una “ictericia”. La gente que cocina no usa guantes porque, si tienes las manos bien limpias, no hacen falta. Cuenta la leyenda que la reina pepiada, un relleno de pollo, aguacate y mayonesa muy popular en Venezuela, se inventó en los cincuenta en la arepería Los Hermanos Álvarez de Caracas, en homenaje a la Miss Mundo Susana Dujim. A partir de ahí, hay dos versiones: unos dicen que “pepiada” es como se llamaba entonces a las mujeres con muchas curvas; otras, que cuando Dujim visitó el establecimiento, llevaba un vestido con lunares (pepas). Como siempre con estas historias, hay que cogerlas con pinzas, pero no deja de tener su gracia que un bocadillaco como éste se relacione con las misses, famosas por pasar más hambre que el Monstruo de las Galletas en una cena de realfooders.
Xus: No sé si os parecerá buena idea o no, pero a mí me interesaría mucho un vídeo sobre una dieta para engordar. Soy la típica persona que no engorda ni a tiros, pero además me gustaría evitar hábitos negativos y no lo consigo con eso de “come lo que quieras sí total no engordas…”. Ya empiezo a tener el colesterol tocado. Tú tienes la misma complexión, así delgadita, seguro que puedes darnos buenos consejos.
Lauren Bacall: Hace unos días fui a la enfermera-nutricionista a que me recomendara pautas para subir de peso. Sus indicaciones fueron: “Aprovecha tú que puedes e ínflate a pizza, hamburguesas y pasteles”. No me pareció una recomendación muy ortodoxa viniendo de alguien que entiende de salud y nutrición... por eso acudo a ti, para saber qué alimentos saludables añaden un extra de calorías a las comidas.
Queridos Xus y Lauren Bacall, me encanta lo de mi "complexión así delgadita": una manera muy elegante de decir que soy como una garza esmirriada. Con media humanidad luchando por adelgazar o mantener su peso, no me extraña que os sintáis como veganos en la Pampa argentina, y que la respuesta más habitual que encontréis a vuestro drama sea "fórrate a Donettes". Por suerte, la dietista-nutricionista a la que más estamos dando la caca en este consultorio, Paloma Quintana, puede aportar algo más: "Aumentar de peso en personas con resistencia a ello es fisiológicamente más costoso, lento y difícil que disminuir el porcentaje de grasa", continúa. "Para llevar a cabo este objetivo recomendaría un entrenamiento con cargas de calidad, para estimular la masa muscular y, aumentar la ingesta energética".
"Esto último cuesta", prosigue, "y para ello, combatiremos la saciedad aumentada que se da en estos casos con preparaciones que no requieran masticación como purés, batido, líquidos. Por ejemplo: tomar zumo de naranja en el desayuno y la comida. Tomar en la cena un puré de verduras con la proteína también triturada, como por ejemplo, una ración doble de un queso curado, todo el forma de puré. Hacer uso entre comidas el consumo de crema de frutos secos con pan y algo de fruta extra".
"También buscaremos incluir en nuestro día a día alimentos como los siguientes: unos dos o tres huevos, frutos secos crudos o en crema, alimentos grasos como guacamole y aceite de oliva virgen extra, pero también mantequilla algunos días; purés y triturados de legumbres, como hummus; lácteos enteros; batidos de fruta y frutos secos, y pescados grasos como el salmón, la caballa y las sardinas".
Joan y Mar: Soy Joan desde Mallorca y os escribo para compartir una perla de sabiduría que iluminará la vida de los zánganos como yo a los que no nos da la gana remojar y hervir las legumbres cuando las puedes comprar directamente de bote. Si al comprarlas, guardas los botes al revés (o sea, con la tapa hacia abajo) en un par de días o menos las legumbres se despegan del fondo. Al no estar tan compactas son mucho más fáciles de sacar. Después, cuando abres el bote las legumbres salen solas sin tener que meter ni cuchara ni nada, a lo sumo con un meneíto sexy. Como no quería despedirme sin preguntar alguna chorrada, aquí mi señora quiere pedirte opinión sobre las tartas de boda que son todas de corcho menos la parte de arriba y que se ponen simplemente para que los novios se hagan la foto (y se gasten 400€ en el proceso).
Queridos Joan y Mar, muchas gracias por el truco de las legumbres, lo probaré en cuanto pueda. Sobre las tartas de boda, qué os voy a decir: me parecen un auténtico engendro, están casi siempre malísimas, cuestan un dineral y yo preferiría casarme con Jabba El Hutt a celebrar mi matrimonio con una.
Andrés: Al ver este engendro gastronómico me acordé automáticamente de este consultorio de lo absurdo. Al probarlo me reafirmo en el sinsentido de la idea. ¿Conocías de su existencia? Me imagino al "creativo" de la cervecera haciendo su propuesta en la reunión de los viernes del equipo directivo: ¿Hacemos una cerveza con sabor a turrón? Lo vamos a petar. La Pepsi con sabor a pepino tiene que ser un néctar de los dioses al lado de esto.
Querido Andrés, he tenido el disgusto de probar esta cerveza, de la que sólo pude tomar un par de tragos. Desde hace algunos años se ha puesto de moda entre las cerveceras sacar “ediciones especiales” para Navidad, algunas con ingredientes tan rarunos como el turrón. Por suerte estos experimentos mueren con la cuesta de enero, aunque dado el crecimiento de la subnormalidad alimentaria en la población, no descartaría que la modita de las patatas fritas de sabores cale en este tipo de bebidas, y acabemos viendo cervezas con sabor a paella, a huevo frito con chorizo o a solomillo con reducción de Pedro Ximenez.
Giappo: Estoy intentando reducir mi consumo de plásticos, y una de las cosas que me gustaría reutilizar son las bolsas zip de congelar alimentos. Trato de lavarlas con el estropajo y jabón, pero es bastante coñazo, aparte de que se gastan millones de litros de agua aclarándolas y al final haces un pan como unas hostias. ¿Existe algún truco para lavarlas rápida y cómodamente?
Querido Giappo, las bolsas zip se pueden reutilizar unas cuantas veces si las empleas para alimentos secos que no las manchen, como por ejemplo el pan. Si vas a meter cosas cocinadas y/o con grasa, lo mejor es que te pases a las bolsas de silicona, que se pueden meter al friegaplatos sin problema. O que uses un invento superinnovador de reciente aparición, que casi nadie conoce: el táper.
Documentación: Carlos Doncel.
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