Marcas y modelos para un plan renove de instrumentos de cocina
¿Tus cuchillos, tablas, sartenes u otros trastos necesitan un relevo? Aquí tienes un montón de propuestas que nos gustan para cambiarlos sin tirar el dinero
Pocas cosas hay más frustrantes en una cocina que trabajar con utensilios y cacharros que no cumplen su función: sartenes donde se te pega toda la comida, cuchillos que no cortan, tablas que se resbalan... Si todo esto te suena familiar, entonces, querido lector, es hora de que mimes un poco tu cocina —y tu comida— y renueves esos trastos que piden a gritos un adiós. Para que lo tengas facilito, en El Comidista hemos hecho una lista con los artículos más básicos que deberías tener, recomendaciones de marcas incluidas.
Antes de empezar, hay que tener en cuenta tres cosas. La primera, y como bien dice el refrán, lo barato sale caro. Si tu presupuesto te lo permite, conviene invertir un poco en los instrumentos que utilizas a diario para cocinar. La segunda, busca la practicidad. No te compres las cosas solo porque sean bonitas o parezcan más profesionales. Y la tercera, aunque suene evidente: cuida tus herramientas culinarias, anda.
Cuchillos
Los cuchillos son todo un mundo en cuanto a tipos y marcas. Respecto a lo primero, como bien explicó la editora y madre coordinadora de este medio, Mònica Escudero, en su artículo sobre instrumentos de cocina imprescindibles, te apañarás perfectamente con una puntilla, un cebollero y uno de pan. Si hablamos de marcas, todo depende de cuánto quieras y puedas gastar. Esto es como las varitas en Harry Potter: debes tener un cuchillo que se adapte a ti. Tener el más grande y más pesado no te hará más chef que a los demás.
A la nutricionista y colaboradora comidista Raquel Bernácer no le falta razón cuando nos dice que “invertir en unos buenos cuchillos es la base de cualquier persona que cocine” y nos comenta que está encantada con sus cuchillos de la marca japonesa Global, característicos por estar fabricados en su totalidad de acero. Ofrecen dos series: una más básica, de cuchillos más ligeros y económicos, y otra más profesional, de cuchillos más pesados y resistentes, donde los precios suben ligeramente. Del mismo palo son los cuchillos alemanes Wüsthof o los Zwilling. Yo misma tengo una de las gamas medias de estos últimos y me atrevo a decir que seremos compañeros durante largos años. Son cuchillos ligeramente pesados, de muy buen agarre y de fácil limpieza, ya que no tienen ningún tipo de floritura.
Mònica Escudero, por su parte, se declara fan de Arcos: “Tienen diferentes gamas ajustadas a lo que te puedas o quieras gastar, son dignísimos y su cebollero es uno de mis mejores compañeros de aventuras culinarias”. Y si ya quieres ir a lo más básico y accesible del mercado, entonces te servirán las palabras de Jordi Luque, crítico gastronómico y socio de Unto: “Soy un defensor de los cuchillos de Ikea. Hay varias calidades y la más alta da muy buenos resultados. Igual no queda muy molón pero tanto el cebollero como la puntilla cumplen su función con creces. Eso sí, un par de veces al año tienes que afilarlos, así que recomiendo ver un tutorial y comprar una piedra”.
Buen consejo: te hayas comprado el cuchillo más básico o el más pro del mercado, lo importante es cuidarlos y mantenerlos a punto. Además de hacerte con una piedra de afilar, no viene mal tener una chaira para que su filo siga recto y, además, guardarlos en sitios donde no se estropeen. Si los vas a meter en un cajón y no quieres maltratarlos, protege la hoja con una funda.
Sartén antiadherente
Una buena sartén es un bien tan preciado que ya le dedicamos hace unos cuantos meses un artículo a once sartenes recomendables para todos los presupuestos. De las presentes y centrándonos en las antiadherentes, la cocinera y colaboradora Clara Pérez Villalón se queda con las De Buyer porque desde que las ha descubierto, es un poco más feliz: “No se pegan, tuestan que son una maravilla y son consistentes. Además me valen para la inducción”. Hay de diferentes tamaños, vienen con un bonito mango de madera y tienes la opción de comprarles una tapa de cristal. Miriam García, colaboradora comidista, apuesta por invertir en una buena sartén Woll y nos cuenta que “tardan en calentar porque son gruesas, pero precisamente por eso, una vez que alcanzan temperatura de régimen funcionan de 10. No son baratas, pero te durarán si las cuidas”. Y, además, estas sartenes tienen algo que es lo más de lo más: un mango extraíble que hace que sean aptas para cocinar en el horno y perfectas para limpiar y almacenar.
Si no quieres gastar tanto diré —corriendo el riesgo de que esto sea una unpopular opinion entre los más cocinillas— que las Trovärdig de Ikea son también una buena opción. Probablemente no las heredarán tus nietos, pero si las tratas bien cumplirán su función satisfactoriamente. Son bastante pesadas, calientan de manera uniforme y las puedes meter en el horno sin problema porque su mango es metálico. Con una de 20 centímetros para hacer tortillas pequeñas, freír un huevo o recalentar sobras, y otra de 28 centímetros de diámetro para carnes, sofritos y otras delicias estás más que apañado.
Ollas y cacerolas
Antes de ponerte a comprar veinte tamaños de ollas como si fueras a montar un cacerolazo, es mejor que pienses para qué las utilizarás y con qué dos o tres tamaños te será suficiente. Para hacer buenos guisos las siempre preferidas serán las cocottes de Le Creuset de hierro fundido esmaltado. No lo vamos a negar, son muy caras, aunque, según Miriam García, la inversión vale totalmente la pena. “Hay pocas cazuelas equiparables; el esmaltado se va poniendo feo por dentro, pero yo tengo dos desde hace 30 años”.
Otras ollas y cacerolas, tanto para guisos como para otros platos, que pueden acompañarte durante mucho tiempo son las que nos recomienda Raquel Bernácer, y que tiene en su cocina desde hace 20 años: las de la marca BergHOFF. También de hierro fundido y un poco más asequibles, eso sí, no tan cuquis como las de Le Creuset (aunque ahora tienen una colección muy bonita en colaboración con Zara Home).
Si buscas algo un poco más económico y fuera del pesado hierro fundido, es una buena idea apostar por las ollas y cacerolas de la marca Bra. Las de acero inoxidable tienen un triple fondo que ayuda a que se reparta bien el calor y las hace aptas para todo tipo de fuentes de calor. Además cuentan con una funda de silicona en las asas, perfectas para los que tendemos a quemarnos con facilidad. Un consejo general, compres la que compres: conviene huir de los mangos de plástico atornillados, ya que se suelen aflojar y no son muy duraderos.
Tijeras
Tanto Miriam García como Mikel López Iturriaga, jefe comidista, se decantan claramente por las 3 Claveles de toda la vida. “Sí, ya sé que cuando veas el precio vas a decir: 'Hala, ¡son carísimas!'”, advierte Mikel, “pero teniendo en cuenta los problemas que suelen dar las tijeras de cocina baratuzas, que se desafilan, se oxidan o se rompen a la primera de cambio, quizá con un poquito de inversión en unas buenas acabes ahorrando dinero”. Mikel recomienda las profesionales pero también las encontrarás más económicas, de diferentes formas y tamaños. Sus ventajas: son fáciles de limpiar por estar hechas únicamente con acero inoxidable, no se deforman y no pierden el filo.
Las tijeras con mango de plástico no tienen nada de malo si es de buena calidad. Las Zwilling, como bien comenta Clara Pérez Villalón, van de maravilla. Doy fe de ello: el mango es resistente, pueden con todo y también se limpian muy bien.
Tabla de cortar
No harás nada con el mejor cuchillo si no tienes una buena tabla de cortar. Y antes de empezar con las marcas, aquí hay algo que es básico: hay que decirle adiós a las tablas de madera. Es un material poroso, difícil de limpiar correctamente y retiene humedad, y por tanto, se convierte en un hogar perfecto para microorganismos patógenos.
Por esta razón, Mikel López Iturriaga comenta que “la mejor alternativa con diferencia son las de plástico, pero no las finas cutrongas, sino las gruesas y sólidas de polietileno” y recomienda las de Gadgets Cuina —se pueden comprar online— que son relativamente económicas, quedan sujetas a la encimera gracias a una base antideslizante y vienen en diferentes tamaños y colores —por si te pones serio y te compras una para las verduras, otra para la carne y otra para el pescado—. Resultados similares podrás encontrar con las tablas de polietileno de Metaltex o de Lacor.
Espátula de silicona
La espátula de silicona se ha encasillado un poco en la cocina dulce, pero sirve perfectamente para remover cualquier tipo de preparación salada. Si utilizas cucharas de madera, volvemos a lo mismo, deberías deshacerte de ellas y poner una segura espátula de silicona en tu vida. Mònica Escudero recomienda las de Le Creuset, “son caras, pero yo las tengo hace como 10 años y están perfectas (y lo estarían aún más si me acordara de quitarles siempre la madera antes de lavarlas)”. Si tú también eres olvidadizo, puedes optar por su modelo fabricado 100% con silicona. Buscando opciones más económicas pero igualmente buenas, puedes encontrar las Oxo con mango antideslizante o, más baratas aún, las Lékué, sencillas y muy fáciles de limpiar.
Boles
Son básicos para cocinar cualquier receta de pastelería, elaborar cualquier masa o mezclar cualquier tipo de ingredientes. Que tenga una base antideslizante es algo que resulta muy cómodo y por ello todas las recomendaciones que vienen a continuación la incluyen. Clara Pérez Villalón opta por los recién lanzados de Zara Home: “muy bonitos, con marcadores de cantidad y fáciles de limpiar. Un descubrimiento”. Solo tienen una pequeña pega y es que no son aptos para el lavavajillas.
Mònica Escudero opina que son lo más los boles de Rosti Mepal, en concreto de la colección Margrethe, porque “son bonitos, indestructibles, tienen tapa y hay una gama de colores preciosa”. Están fabricados con melamina de alta calidad y tienen un asa -práctica cuando se trata de batidos y mezclas- y un pico para verter líquidos. Mikel López Iturriaga también se decanta por los boles de plástico, en este caso, por los Allehanda de Ikea, sólidos, bonitos, resistentes y con tapa. “Tienen todo lo que se le puede pedir a un bol de cocina y de repostería. Hasta cuentan con un sistema para batir sin salpicar por si eres muy de pastelitos”.
Colador
En este apartado podríamos decir que ¡viva Ikea! Mònica hace hincapié en que “van muy bien tanto el cuqui blanco como el gigante que se ajusta al fregadero (si es cuadrado)”. Y a esto me permito añadir que el Idealisk de acero inoxidable con agujeros más pequeños o el Ordning de mayor capacidad también son perfectos, tanto para escurrir pasta como para enjuagar unas verduras. Y lo mejor de todo: están muy bien de precio.
Pelador
Intentar pelar una patata o cualquier otro alimento con un pelador desafilado es un añadido innecesario de estrés a tu vida, así que es otra de esas cosas en las que conviene gastar un poquitito más. Ante los peladores que se desafilan con facilidad, Mikel López Iturriaga considera que son una buena idea los de cerámica y recomienda los Kyocera. “Tengo este desde hace tiempo, va tan bien como el primer día y además es cómodo de usar”. Dada su calidad, no son en absoluto caros. Si a ti lo de la cerámica te parece demasiado moderno, puedes elegir uno bueno de acero inoxidable como los de la marca WMF o los Rösle.
Rallador
Aquí hay una apuesta clara por parte de la mayoría y es, ¡sorpresa!, el Microplane. Hay de diferentes tamaños y materiales y con varios grosores de rallado. “Las cuchillas de las perforaciones están súper afiladas, con lo que es muy fácil rallar desde queso hasta jengibre, pieles de cítricos o incluso especias como la nuez moscada”, apunta Raquel Bernácer.
Ante el fanatismo Microplaner, Mònica Escudero nos descubre los ralladores Lacor, en concreto este. “Es casi indestructible, sirve tanto para queso como para ajo o piel de cítricos y está muy bien de precio”. Ante los ralladores de mano, también vale la pena tener en cuenta los de cuatro caras, sobre todo cuando se trata de rallar verduras. Algunos que valen la pena: este, también de Lacor, o este, si no puedes vivir sin Microplane, que también incluye una especie de mandolina en uno de sus lados.
Recipientes o bandejas para horno
Cocinar en el horno es una de las cosas más prácticas que hay, por lo que conviene tener unas buenas bandejas aptas para este electrodoméstico. Clara Pérez Villalón también va por Zara Home en este caso, por dos buenas razones: cumplen su función y quedan bonitas en las fotos (¡todo cuenta!). Mikel López Iturriaga utiliza las de Habitat que, comenta, aunque se venden como “molde para postre”, dan muy buenos resultados. “Son cómodas, fáciles de limpiar e ideales para hornear todo tipo de verduras”, añade. A Miriam García le gustan las fuentes de horno de Le Creuset de hierro esmaltado para asados pequeños y grandes; y para pastelería, las bandejas de Nordic Ware, resistentes, bonitas y de infinitos tamaños y formas.
Tápers
Existe una clarísima inclinación hacia las tarteras de cristal y tiene su porqué: son muchísimo más fáciles de limpiar, no quedan grasientos, no se deforman, no retienen aromas y no amarillean con el tiempo. Sonia Cerezal, editora de vídeo en Unto, e Inma Garrido, colaboradora de este medio, recomiendan los de Ikea y Sonia añade algo interesante: “Se pueden poner directamente en la mesa para servir a modo de fuente pequeña”.
Clara Pérez Villalón y Miriam García se quedan con los de Tefal, por su cierre hermético y por ser apilables. “Ojo con las marcas muy baratas, que las tapas se pueden deformar en el lavavajillas, aunque digan que son aptas”, advierte Miriam. Los tápers de cristal solo tienen una desventaja: son muy pesados si los utilizas, por ejemplo, para llevar comida al trabajo. Si buscas un táper de plástico que cumpla bien sus funciones, prueba con el de cierre hermético de Ikea.
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