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Doce casas de comidas madrileñas con historia y buen precio

Algunas llevan décadas -y otras, siglos-, sirviendo callos, preparando estofados y potajes y dando de comer fastuosamente por un precio ajustado. Estas son nuestras casas de comidas favoritas de Madrid.

Así se las gastan en El Puchero
Así se las gastan en El PucheroEL PUCHERO
Abraham Rivera

Mi abuela fue una mujer muy de su tiempo. Lo que quiere decir que probablemente estaba en la cocina más de lo que le hubiese gustado, aunque nunca se quejó por ello. Cuando la visitaba en su pisito del Paseo de Extremadura, casi siempre la recuerdo delante de los fogones. No había momento del día que no estuviera preparando algo en la sartén o la cazuela. Por la mañana eran unas judías pintas, por la tarde era algún escabeche y de cenar algo ligero, como un lenguado. Tampoco faltaba la casquería: sesos, riñones, hígados o callos.

Recuerdo los paseos diarios en la galería comercial de la zona siendo yo pequeño. Siempre me tocaba guardar turno en algún puesto mientras ella iba a comprar a otro sitio. Hace un mes nos dejó. Mi madre, que aprendió a cocinar a partir de lo que ella le enseñó, me contaba que una de las cosas que más echaría de menos era la forma que tenia de hacer las tripas. “Mira que me salen bien las albóndigas, la paella o la carne rellena”, decía. “Pero los callos a la madrileña nunca conseguí hacerlos tan bien como ella”.

Hoy día son pocos los restaurantes que continúan con la cocina casera que nuestras yayas nos han dejado. Es un verdadero bajón recorrer las barriadas de Madrid y ver cómo multitud de casas de comidas han cerrado o se han adaptado a otras dinámicas. Sin embargo, las que sobreviven se valoran cada día más. Su manera de dirigir un negocio se da de tortas con el de grandes franquicias. Muchas continúan comprando en los puestos del mercado de toda la vida, son fieles a quienes durante las vacas gordas les suministraban un género inmejorable. Mientras, el recetario pasa de boca en boca; en una gran mayoría de casos son familiares quienes lo continúan, pero en otros son los mismos empleados los que se encargan de heredar el negociado.

Desde El Comidista te ofrecemos una breve selección de aquellos mesones madrileños que merecen la pena visitarse por ser una mezcla perfecta de historia, clasicismo gastronómico y, también, no hay que olvidarlo, buen precio. Es probable que eches de menos algún local, así que no te demores y apuntalo en los comentarios.

Casa Adolfo

“Poco más y nazco aquí”, relata Adolfo del Barrio, dueño de un negocio familiar que cogió su padre en 1962. Su madre, con 79 primaveras, aún se deja caer por los fogones de esta sencilla taberna ubicada en el número 27 de Bravo Murillo. “Solemos dar más de cien comidas al mediodía, siempre tradicionales”, informa Del Barrio, quien además de atender en sala trabaja en cocina preparando croquetas o salmorejos. Le ayudan siete personas más, en las que se incluye su hermana, María. Una jornada cualquiera, el menú puede estar formado por seis primeros y ocho segundos. “En este tiempo nos ha pasado de todo. Lo más bonito es que venga gente ya mayor y te diga que se conocieron aquí”.

Casa Adolfo: C/ Bravo Murillo, 27. Tel. 914 482 070. Mapa.

Casa Mundi

Una señora merluza en Casa Mundi
Una señora merluza en Casa MundiABRAHAM RIVERA

“Me llamo Hermógenes Martín tengo 69 años y abrí Casa Mundi en 1984. Mi mujer siempre se encargó de los fuegos, hasta hace un mes y medio que se jubiló. Ahora tenemos a un cocinero que ha continuado el legado de ella”, relata el mandamás del restorán. Productos de primera y una cocina de mercado es lo que llama la atención de este mítico espacio gastronómico de la calle Donoso Cortés, en Moncloa. Su nivel no ha bajado en más de tres décadas. ¿Preferencias? Alubias blancas del Barco de Avila, bonito con tomate, calamar gordo de potera en su tinta, salmonete de roca, lomo de buey, rabo de toro, piononos de Santa Fe… “Estoy muy a gusto trabajando, y espero no retirarme hasta dentro de mucho. Hoy día trabaja conmigo mi sobrino”, confiesa este verdadero entusiasta de todo lo que tenga que ver con denominaciones de origen.

Casa Mundi: C/ Donoso Cortes, 14. Tel. 914 466 006. Mapa.

Casa Pedro

Un rincón de Casa Pedro
Un rincón de Casa PedroCASA PEDRO

Seis generaciones, que se dice pronto, han pasado por Casa Pedro, uno de los restaurantes más antiguos de Madrid. Inaugurado en 1825 como fonda y casa de comidas en lo que antiguamente era el camino de Irún, su dedicación siempre ha sido plena. “Nuestro estilo es casero. No podemos dejar de lado una cocina que ha pasado de boca en boca”, cuenta Irene Guiñales, una de las últimas en unirse al negocio. Entre los platos que más demanda tienen están las perdices escabechadas, el conejo al ajillo, el cordero asado, los garbanzos con boletus, el rabo de toro o las mollejas. Cocina castellana de siempre a la que hay que sumar una bodega envidiable, con tesoros que tienen más de un siglo de historia.

Casa Pedro: C/ Ntra. Sra. de Valverde, 119. Tel. 917 340 201. Mapa.

Casa Ricardo

El pan es muy necesario en Casa Ricardo
El pan es muy necesario en Casa RicardoABRAHAM RIVERA

Esta taberna abrió sus puertas en 1935. Su reforma a lo largo de los años ha sido mínima. Hoy su responsable es Edwin Patricio, ecuatoriano que comenzó como camarero hace 18 años y que en 2009 heredó el local. “Seguimos con lo mismo que se hacía antes. Mi madre, mi padre y mi mujer se encargan de cocina y sala”, revela sobre una práctica habitual en muchos de los locales más tradicionales de Madrid. Y no es para menos, sus especialidades siguen siendo gloriosas: gallina en pepitoria, callos con garbanzos, caracoles a la madrileña, riñones de cordero, potaje de vigilia… “Nos gusta seguir con lo que hemos conocido: cocina lenta y de siempre”. La dulcería, que incluye arroz con leche o filloas de crema, también se encuentra entre lo más solicitado.

Casa Ricardo: C/ Fernando El Católico, 31. Tel. 914 476 119. Mapa.

El Bierzo

“Aquí no hay nada congelado”, revela Miguel González, de 78 años, en cuanto se le tira un poco de la lengua. El Bierzo abrió sus puertas en 1971, y lleva desde esa fecha dando menús en Chueca. Un oasis entre tanto establecimiento dedicado a pokés y ceviches. La compra ahora la realiza en el mercado de Barceló. “Antes íbamos a surtirnos al de San Antón, que está a unos metros. Pero desde la reforma se volvió más elitista”, explica sobre un nuevo fenómeno, el de la hipsterización de los mercados de abastos, que afecta también a los restaurantes de barrio. En el establecimiento trabajan cinco personas más: su hijo, su nuera y tres cocineros. “Mi mujer ya se jubiló. Así que yo ahora estoy en todo, hasta las 12.00 en la cocina y luego en sala”. Gonzalez alterna chaquetilla y mandil día sí, día también. Entre los platos más demandados se encuentran las acelgas al ajoarriero, los riñones al jerez o el hígado encebollado. Los domingos aún le da tiempo para ir de caza y ofrecer por encargo perdiz estofada o ciervo.

El Bierzo: C/ Barbieri, 16. Tel. 915 319 110. Mapa.

El Llar

La menestra de El LLar
La menestra de El LLarABRAHAM RIVERA

El nombre de este local, situado en Chamberí, ya indica el origen de su cocina: Asturias. Aunque su responsable sea portugués. “Llevo trabajando 16 años en el restaurante sin faltar un día. Cuando el dueño quiso dejarlo, decidí emprender y continuar igual”, revela Hilario Aires sobre un establecimiento abierto hace más de 30 años. “El 90% de nuestra clientela es fija, así que ofrecemos lo mismo de siempre”. La carta abunda en clásicos como pixín (rape) frito, carrillada guisada, estofado de buey o arroz con leche, uno de los que no hay que perderse. “Siempre contamos con género de primera que nos suministran proveedores asturianos. Es gente con la que llevamos trabajando toda una vida y que sabemos que no nos van a fallar”.

El Llar: C/ Fernandez de los Rios, 11. Tel. 915 938 316. Mapa.

El Ñeru

El mítico pote asturiano
El mítico pote asturianoEL ÑERU

Otro local que aún sobrevive en las inmediaciones de la calle Mayor es El Ñeru, una tasca asturiana que mantiene el excelente nivel de sus comienzos. No hay mañana en la que no se arremolinen en la entrada multitud de camiones con motivos del Principado. “El restorán lo montó mi padre, junto a mi madre, a mediados de los setenta”, aclara Vanesa Caso, ganadora recientemente del premio a la mejor fabada de Madrid y cuarta en la clasificación nacional. También son dignos de reivindicar su pote asturiano, cuya berza viene directamente de Cangas de Onís, y los callos, que llevan chorizo, jamón y morcilla picantona; deben comerse con un cucharín, como manda la tradición. La tarta de queso la elaboran con un producto muy tierno que importan de la zona de Llanes.

El Ñeru. C/ Bordadores, 5. Tel. 915 481 977. Mapa.

El Puchero

Así luce El Puchero
Así luce El PucheroEL PUCHERO

Maximino Dominguez tiene 52 años y lleva trabajando 37 en el mundo de la hostelería. “El Puchero inició su andadura en 1994 y desde su inauguración he sido su maitre”, responde orgulloso sobre un restaurante pegado al estadio Santiago Bernabéu. El lugar siempre se ha caracterizado por ser un referente, si de cocina clásica hablamos. Lo mismo te sirven unas habitas estofadas, que unos judiones de La Granja o unas criadillas rebozadas. En la actualidad trabajan 12 personas, ocho de ellas en la cocina, y la encargada es la hija del propietario, Isabel Alvarez. “Este tipo de restaurantes estamos viviendo una segunda juventud, vemos que cada día se nos valora más”, afirma.

El Puchero: C/ Padre Damian, 37. Tel. 913 456 298. Mapa

Hermanos Miguez

Merluza a la romana en Hermanos Míguez
Merluza a la romana en Hermanos MíguezABRAHAM RIVERA

Apartada de lo que podríamos denominar los barrios gastronómicos más cool de Madrid, en el Alto de Extremadura, se encuentra esta modesta casa de comidas, abierta en 1973 y siempre funcionando como un negocio familiar. “Siendo un niño ya correteaba por el comedor”, cuenta Arturo Miguez, actual responsable de Hermanos Miguez. Su madre, Josefa, acaba de cumplir 75 años y aún continúa ayudando en el restaurante que fundó junto a su marido, Arturo. ¿Sus especialidades? Potaje de garbanzos, cocido (martes), carrillada, rabo de toro y torrijas. “Hago la compra a diario en los puestos del mercado que tenemos próximo. Ni se me pasa por la cabeza ir a Makro”, confiesa.

Hermanos Miguez: C/ Herminio Puertas, 10. Tel. 609 010 019. Mapa.

La Castañal

Hoy no son tan habituales, pero hubo un tiempo en que cada distrito de una gran ciudad tenía sus propias marisquerías. La Castañal es un ejemplo de manual, un espacio sin grandes pretensiones -cuenta con 12 mesas-, pero con un género envidiable. Quien quiera conocerlo solo debe desplazarse hasta Tetuán y perderse por las calles del interior. Un lugar de tradición familiar que lleva abierto desde 1961, primero como bar y desde el 91 especializado en mariscos venidos de Galicia (O Grove, Costa da Morte, Moaña). “Un buen día, cuando es temporada, no pueden faltar camarones, centollas, navajas, berberechos, almejas o cigalas”, detalla Alfonso Ramos, uno de los socios. Entre sus clásicos, también están los arroces con bogavante y los callos con garbanzos.

La Castañal: C/ Berruguete, 78. Tel. 913 115 202. Mapa.

La Nieta

En La Nieta siempre se come bien
En La Nieta siempre se come bienABRAHAM RIVERA

En La Nieta trabajan mano a mano tres matrimonios. Ellos atendiendo de cara al público y ellas en la cocina. “Llevamos así 34 años. Todos somos de Segovia”, comenta Fernando Sanz, uno de los responsables de que esta taberna, ubicada en la calle Libertad, funcione como un reloj. “Tenemos muchos clientes que nos piden que no cambiemos, aunque tuvimos que incluir cordero asado y cochinillo por encargo”. También bordan los guisos del día: lentejas, judiones, marmitako, cocido (miércoles)… Y unos postres, todos caseros, donde destaca el ponche segoviano. Acercarse a la hora de comer es dar con una sala repleta de clientes de lo más diverso: albañiles, oficinistas, personas mayores o algún turista decidido a probar un recetario que todavía tiene mucho que decir.

La Nieta: C/ Libertad, 25. Tel. 915 215 100. Mapa.

La Sanabresa

Las papas fritas de La Sanabresa son para rendirles culto
Las papas fritas de La Sanabresa son para rendirles cultoABRAHAM RIVERA

El 20 de mayo de 1964, La Sanabresa -en la calle del Amor de Dios, a la vuelta del Teatro Monumental de Antón Martín-, ofrecía sus primeros menús. Una casa de comidas reconocible y económica desde sus inicios, según cuentan los más viejos del lugar. Sus camareros han trabajado allí prácticamente toda la vida: Joaquín (desde 1979) y Antonio (desde 1991) son el alma de este establecimiento. “Aquí el que manda es el que más trabaja”, relata Antonio, que heredó el negocio hace dos años al jubilarse el dueño. En la cocina también está su mujer, que lo ha aprendido todo de la anterior cocinera. La carta no ha variado: las berenjenas siguen estando espectaculares. Como los callos, el cocido (martes), el rabo de toro, la pechuga Villeroy, el pollo en pepitoria, el conejo al ajillo o la ternera guisada. La receta del flan ha ido pasando de generación en generación hasta hoy.

La Sanabresa: Calle Amor de Dios, 12. Madrid. Tel. 914 290 338. Mapa.

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Sobre la firma

Abraham Rivera
Escribe desde 2015 para EL PAÍS sobre gastronomía, buen beber, música y cultura. Antes ha sido comisario de diversos festivales, entre ellos Electrónica en Abril para La Casa Encendida, y ha colaborado con Museo Reina Sofía, CA2M y Matadero. También ha presentado el programa Retromanía, en Radio 3, durante una década.

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