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Nuestros asadores de pollos favoritos

Hemos rastreado los pollos asados más jugosos y sabrosos de España. Porque, estés donde estés, este domingo te mereces la felicidad que proporciona este popular plato.

¿Has empezado a salivar?
¿Has empezado a salivar?ALISON MARRAS / UNSPLASH

Cuando pienso en pollo asado –algo poco frecuente– indefectiblemente evoco una festiva mesa de domingo, dedos pringosos, servilletas de papel y latas de cerveza. Me ocurre lo mismo que a Dolly Parton en su conocida Chicken Every Sunday (1971): asocio el pollo asado a bocado popular y nada estirado. Y eso se parece a la felicidad.

Dolly tiene algo con los pollos
Dolly tiene algo con los pollosLILY'S DRIFTWOOD BAY

Esta idílica condición del pollo tiene que ver, en primer lugar, con la invención de la raza broiler –literalmente: ‘asadero’–, la preferida por los establecimientos que venden esta ave asada. El pollo broiler se inventó en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial buscando un crecimiento rápido y rentable. O sea, que desde mediados de los 40 del siglo pasado hay pollo barato para parar un tren.

Pero el pollo asado también aportaba felicidad porque permitía a la mujer de la casa –heteropatriarcalmente atada a los fogones– descansar de la cocina y disfrutar de la mesa con los zopencos a los que solía alimentar. Quiero pensar que esto ha cambiado, pero la estampa de familia feliz alrededor de un pollo crujiente y jugoso ha quedado grabada en nuestros hipotálamos.

Así, somos muchos los que asociamos comer pollo asado con momentos alegres –no solo Dolly Parton y un servidor–. También está Rosa López –aka, "de España"–, quien soñaba con abrir un asadero de pollos, una fábrica de felicidad a lo Willy Wonka avícola, hasta que OT torció su vida.

Si tú eres de los nuestros, este artículo es para ti. Porque a continuación, encontrarás algunos de los mejores asadores de pollo de las diez ciudades más pobladas de España.

MADRID

Mònica Escudero, que igual te asa El Comidista como se pone a editar un pollo, me recomienda Pollo y Carbón, calle de Molins de Rey, 3. al respecto, dice lo siguiente: “Hay dos restaurantes en Madrid donde puedes comer pollo al carbón y patatas de verdad; además de chicharrón, ceviche, lomo saltado y un montón de delicias peruanas más a precios ajustadísimos. Se llaman Pollo y Carbón, y hacen uno de los ídem -pollos, digo- más ricos que he probado nunca, con patatas caseras y diferentes salsas de ají para untarlo todo. La última vez que fui el menú de mediodía costaba 11 euros, y en él también entraban unos anticuchos de órdago. Abstenerse si buscas un servicio de pitiminí y un local de diseño: aquí se viene a comer”.

En las grandes ciudades de España hay un asador en cada barrio y Madrid no es una excepción, pero son especialmente ricos los que venden en la mitiquísima Casa Mingo, paseo de la Florida, 34, una sidrería amplia y castiza a la que acuden generaciones de madrileños a devorar su famoso pollo. Y no llega a ocho euros.

Patricia Tablado, que además de llevar las redes sociales de El Comidista se ha cruzado dos veces Las Landas, me pone en la pista de Le Gallinero, calle de Manuela Malasaña, 3. Aquí venden pollos de, precisamente, Las Landas con sello Label Rouge, marchamo francés que distingue a productos de alta calidad. Salen por 10,90 euros y puedes elegir salsa a las finas hierbas o de soja y jengibre.

Si eres un sibarita, no te dejarás perder el pollo de La Bomba Bistrot, calle Pedro Muguruza, 5. Sale por la friolera de 21 euros por persona –que no la pieza, ojo–, pero te aseguran un ave criada en semilibertad, alimentada con cereales y cocinada durante 12 horas tras las que se obtiene una textura muy jugosa. José Carlos Capel, crítico gastronómico de El País, lo cuenta mucho mejor en este artículo, en el que afirma haber sentido el efecto Ratatouille mientras lo comía.

Un viaje al pollo de la infancia.
Un viaje al pollo de la infancia.GIPHY

Rodrigo Casteleiro, periodista serio y con credibilidad, me recomienda los de Asador Navarro, calle López Silva, 7. “Cuando voy al Rastro no falla. Tienen unos pollos jugosos, tiernos y grandotes, que son una delicia. La única pega es que solo son para llevar y los domingos se suelen formar unas colas importantes. Pero es imposible resistirse a su olor desde fuera. Precio: 8 euros y el tamaño es de 1 kilo 300 gramos, aproximadamente”, dice Rodrigo al mismo tiempo que contiene sus salivaciones.

BARCELONA

En la Ciudad Condal destacan los pollos de Can Pollastre, calle Villarroel, 136. En este enclave del Eixample los pollos se asan con leña y aunque la unidad –con patatas y alioli– sale por 13 euros, el sabor ahumado de estas aves vale cada céntimo que pagues. También venden conejos, cochinillos, butifarras y otros manjares asados de la misma manera.

Unos de mis favoritos los sirven en La Turuleca, calle d’Arizala, 5. Ya hablé hace un tiempo de este restaurante peruano y sus pollos y me mantengo en mis trece. El aderezo al estilo peruano –en el Perú tienen una gran tradición pollera– es bestial y consiguen dejar las piezas en un punto de cocción que roza la perfección. La unidad, eso sí, sale a 26 euros. Pero en su honor diré que son mucho más grandes de lo normal.

Els pollos de Llull, calle Nàpols, 272 y calle Ramón Turró, 13 son toda una institución. Llevan veintidós años sirviendo tres variedades de pollo: el normal, ligeramente exótico –tiene un suave puntito de curry– sale a 6,50 euros la mitad. El de la era, condimentado con hierbas y manzana, sale a 8,95 la mitad. Y la mitad de ecológico sale por 24 euros. Todos son extremadamente jugosos y los medios van de los 6,50 hasta los. Es magnífica, también, su ensalada, con una vinagreta adictiva que combina perfectamente con los jugos del ave.

VALENCIA

En Valencia reinan los pollos que despachan en el Bar Rausell, calle d’Àngel Guimerà, 61. Y es que lo de este bar, que tiene oferta para llevar y de barra, no es de broma. Llevan sirviendo comidas desde 1948 y cuidan el producto con mucho cariño. La unidad se vende por unos módicos 8,50 euros.

SEVILLA

En Casa Pulido; calle Doña María de Molina, 2; juegan con ventaja, porque afirman ser especialistas en pollo, ya sea asado, al ajillo o frito. El caso es que el asado –a 13 euros la unidad– es de los más celebrados de la ciudad. Se sirve con patatas fritas caseras y extra de jugosidad.

ZARAGOZA

Uno de los asadores más populares es Come Come, paseo Echegaray y Caballero, 2. Tanto que en fin de semana se recomienda reservar el pollo –pídelo con patatas a lo pobre– para tratar de evitar las colas.

MÁLAGA

Los pollos asados del Mesón el Pollo del Tío Paco; calle Londres, 6; son de antología, como su decoración rústica. El medio pollo asado a la leña se vende a 7,50 euros y se sirve con patatas fritas. Como en otros establecimientos de esta lista, también aprovechan las brasas para cocinar todo tipo de carnes.

MURCIA

En Murcia la causa pollera está bastante disputada, pero elegimos el Asadero Santa María de Gracia; calle Juan Guerrero Ruiz, 7; porque además de elegir hembras de más de 1,4 kg –tienen la carne más sabrosa y los huesos más finos–, cuidan las hierbas de aderezo y te invitan a un quinto si tienes que esperar.

¿Lo quieres más hecho o menos?
¿Lo quieres más hecho o menos?ASADERO SANTA MARÍA DE GRACIA

PALMA DE MALLORCA

Aunque no es el asadero más conocido, uno de los mejores pollos de Palma se vende en Ca’n Serra, calle de la Mare de Déu de Montserrat, 46. Aquí también se recomienda reservar con antelación para ahorrarse las colas que se forman los fines de semana.

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

En La Brasa; calle Fernando Guanarteme, 85; se decantan por el carbón, una debilidad personal que, además, siempre marca la diferencia. Solo por eso merecen una distinción especial.

BILBAO

Mikel López Iturriaga, líder supremo de las alcachofas, recomienda los que venden en la Cervecería Zubiburu, calle Urazurrutia, 2. “No es la primera vez que hablo de ella, pero si me preguntas por pollo asado, no puedo dejar de recomendar esta cervecería de Bilbao. ¿Por qué? Porque lo sirven con la carne tierna y no reseca. Porque la pechuga no parece la pata de una momia. Porque la piel está tostada. Porque las patatas fritas son de verdad, y no congeladas. Porque lo puedes acompañar con una ensalada de esa lechuga blandita que solo existe en el Norte. Y porque está en uno de los lugares más bonitos del Centro del Universo: la ribera de la ría pegado al puente de San Antón”. Amén.

Si yo fuera pollo, elegiría ser de Bilbao
Si yo fuera pollo, elegiría ser de BilbaoZUBIBURU

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