Contra las dietas detox y los gurús magufos
Malas noticias: por muchos zumos verdes y ensaladas de kale que tomes, no te vas a limpiar por dentro. No existen pruebas científicas que respalden las dietas desintoxicantes.
Demostrado: la evolución humana atrofia el cerebro y aumenta los niveles de tontuna en sangre. Sólo así se explica que las dietas detox tengan más seguidores que nunca.
Yo mismo, hace unos años, hice la famosa limpieza hepática de Andreas Moritz, que promete a sus víctimas la eliminación de cálculos almacenados en el hígado. Pues bien, es un timo. Esta entrada de El blog de Centinel lo explica: los supuestos cálculos que uno expulsa tras hartarse de zumo de manzana, sales de magnesio, aceite de oliva y zumo de pomelo son, precisamente, la mezcla de ácido cítrico, magnesio y aceite.
¡Afortunadamente! Si un sólo cálculo de riñón puede ser tan doloroso como afirman quienes lo han padecido, no quiero ni pensar qué cotas de dolor podrían alcanzarse con decenas de piedrecillas verdes en el hígado.
¿Por qué hice aquella dieta? Supongo que por motivos parecidos a los de cualquiera que empieza una detox. Tenía un problema y muchas ganas de creer que existía un atajo para solucionar algo que solucionó, más tarde, un médico.
No, las dietas detox no funcionan, ni existen los superalimentos, y disciplinas como la psiconeuroinmunología son seudociencias. A propósito de esta última, Julio Basulto, titulado en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Barcelona y autor de No más dieta, afirma que “la psiconeuroinmunología no es una profesión sanitaria y quien la practica no tiene por qué ser psicólogo, neurólogo o inmunólogo”.
No hay superalimentos. Ni la kale, ni la espirulina, ni la quinoa. El Doctor Francisco Botella Romero, profesor asociado de Nutrición en la Universidad de Castilla La Mancha, desmonta algunos tópicos al respecto: "La col rizada o kale; antes la llamábamos berza, nombre menos glamouroso; tiene mucho hierro y calcio, pero estos minerales se encuentran en forma poco asimilable por el intestino humano. La quinoa, que es muy buen alimento, podemos sustituirla perfectamente por cualquier humilde legumbre de consumo habitual. Y la espirulina, más allá de ser una excelente fuente de yodo, que podemos obtener del pescado o la leche, no tiene un valor nutricional especial. No tenemos necesidad de gastar más o tomar alimentos exóticos para que nuestra dieta sea sana, apetecible y barata”.
En términos médicos y fisiológicos la palabra detox es un sinsentido. El cuerpo humano es un gran filtro que sintetiza y excreta las sustancias nocivas que entran en él. Si estás sano, tu cuerpo eliminará lo que no necesite. Pero a su ritmo, nada puede acelerar el proceso. JM Mulet, profesor de bioquímica en la UPV y autor de Medicina sin engaños, apunta que "lo único detox que conozco es un lavado de estómago, una diálisis o una inyección de quelantes, que son los tratamientos típicos para intoxicaciones. De normal no estamos intoxicados. Y, si realmente lo estamos, tenemos un problema serio que no se cura bebiendo zumos”. En el mismo sentido, el presidente de la Fundación Alimentación Saludable, el Doctor Jesús Román, dice que “el cuerpo humano inventó hace milenios un buen sistema detox: hígado, riñones, sudor, heces, orina… todos los días nuestro cuerpo se va depurando sin necesidad de hacer dietas desintoxicantes, cuya eficacia sería más que dudosa.”
Las dietas detox que prometen remediar nuestros excesos son la mejor manera de autoengañarnos. “No existen las dietas detox”, dice el Doctor Francisco Botella Romero, “existe la alimentación saludable, que es aquella que se asocia con una menor incidencia de problemas cardiovasculares, diabetes mellitus, obesidad, etcétera e incluye una amplia variedad de alimentos”.
Es así de duro: para evitar que tu hígado termine como el de un pato de las Landas, reduce la ingesta de alcohol y otras drogas. Pero si prefieres seguir el consejo de renombrados expertos en la materia como Gwyneth Paltrow, Patricia Montero o Mariló, adelante.
Lo peor, sin embargo, no es que muchos crédulos sean víctimas de la patraña de las detox y la industria que las rodea. Lo peor son los supuestos profesionales que las difunden, soltando barbaridades como “la alimentación es una gran aliada para tratar el cáncer”. Sobre afirmaciones como esta, Julio Basulto indica que “contradicen al mayor panel de expertos en cáncer, el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, que repite una y otra vez que no hay dieta que cure esta enfermedad”.
Según los gurús magufos de la alimentación sana, miles de investigadores en todo el mundo son idiotas porque aún no saben que varias enfermedades muy serias remiten con dietas milagro y productos mágicos. Pues no. En el caso del cáncer, por ejemplo, parece que muchos casos se deben al azar y a una cuestión de degeneración celular. Aunque todos los expertos consultados coinciden en que una alimentación saludable ayuda a prevenir (no curar) ciertos tipos de cáncer.
No seré yo quien te recomiende que salgas a comer un chuletón de kilo pero, si lo haces, no te tortures. Disfrútalo. Y el resto de la semana procura mantener una dieta regida por algo que no tienen las dietas detox o los supuestos nutricionistas que las defienden: sentido común.
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