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Tú te lo guisas, ellos se lo comen: regalos de comida hechos en casa

 Estas mantequillas triunfan más que un Maserati / EL COMIDISTA
Estas mantequillas triunfan más que un Maserati / EL COMIDISTA

Ya estamos hasta el gorro del anuncio de la Lotería y sus chiquicientos memes, los catálogos de juguetes están destrozados de puro sobeteo infantil e incluso algunos de los aventureros que han practicado la movilidad exterior ya están aquí, disfrutando del calor del hogar (y los estofados de mami). Hagámonos a la idea: no hay vuelta atrás, ha llegado la puñetera Navidad.

Aunque ya hemos tratado en profundidad uno de los terrores habituales en estas fechas, el síndrome de Diositonoséquéprepararparacomer –si necesitáis más ideas, siempre podéis daros un paseín por este especial–, todavía queda el apechusque de Ohseñorqueleregalositienedetodoyencimaestoyadosvelas. Pensando en eso, en que la economía no está precisamente para magnums de Krug y en haceros la vida un poco más fácil nace este post, lleno de ideas de bajo y medio presupuesto que podéis preparar con vuestras manitas y un poco de maña (en algunos casos, incluso ninguna).

DE NEVERA

Regalar queso de oveja o cabra nunca tiene fallo, pero si lo pones en un bote con aceite de oliva, romero, ajo, tomillo y tomate seco –o cualquier cosa que le guste al destinatario–, puedes hacerlo subir varios puntos sin demasiado esfuerzo. El labneh también se puede hacer en casa –básicamente se trata de escurrir yogur en una estameña y hacer bolitas con él, no tiene más complicación– y conservarse en aceite aromatizado con hierbas o especias.

Los más aceituneros y fanses del picoteo en general te aplaudirán y vitorearán si les preparas unos tarros de aceitunas aliñadas con limón, hinojo y ajo, romesco y almendras o rellenas de queso con tomate. Acompañado de una botella de vermut –hacia el final del post encontraréis más información al respecto–, posiblemente incluso haga que te acaben dejando algo en herencia.

Si prefieres algo más elaborado, puedes preparar unos botecitos de tapenade de aceitunas verdes o negras (las de Aragón funcionan especialmente bien en esta preparación) a las que se pueden añadir anchoas, cebolla o ajo asados para alegrarle la vida al receptor de los mismos durante unos cuantos aperitivos. Estas mantequillas tuneadas con sardinas y ajo, setas, hierbas y aceitunas y anchoas que nos inventamos las navidades pasadas seguro que tampoco pasan inadvertidas (y duran muchísimo en la nevera).

A esto le añades un vino y casi no parece Navidad / EL COMIDISTA

PARA LA ALACENA

En Gastronomía & Cía proponen hasta doce recetas para preparar sales de vino, vainilla, guindilla, perejil o albahaca, un regalo resultón y funcional incluso para los que no entran a la cocina más que para churrumar una pechuga o aliñar un tomate. También nos enseñan a hacer lo propio con el azúcar, que en este caso se puede aromatizar con coco, vainilla, naranja o limón. En esta entrada que publicamos la primavera pasada, cuando éramos jóvenes y no hacía frío, podéis encontrar un montón de ideas para tunear aceite y vinagre con miel y anís, menta, pimienta y cebolleta, frambuesa y limón o ajo, tomillo y romero. Si los ponéis en una botella bonita y escribís en ella los ingredientes y un bonito mensaje, seguro que podéis conseguir sin problema que a vuestra abuela le estalle el orgullómetro nietil.

El té es otra cosa susceptible de personalizar a gusto de la persona a la que se le vaya a regalar. Usando su favorito como base, las cáscaras de cítricos –naranja, limón y mandarina, sobre todo– y especias como canela, clavo (sin pasarse o puede saber a cajón viejuno), anís estrellado, jengibre o hinojo conseguiremos darle un toque navideño y sabroso a la bebida. Frutas deshidratadas, rosa, hibiscus o jazmín secos, vaina de cacao tostada o hierbas aromáticas son otros de los añadidos que pueden convertir el té en una bebida atómica. Unos botecitos chulos con esa mezcla de especias –inventada por ti– que le va tan bien al pescado, a la carne o al marisco también tiene todas las probabilidades de petarlo como detalle navideño o amigo invisible.

EN EL BOTE

Las mermeladas, los chutneys y las compotas también son relativamente sencillas y baratas de hacer, y preparando tres tipos diferentes –uno dulce, uno salado, etc...– podemos conseguir un pack perfecto para esos regalos de compromiso inevitables en los que no te puedes/quieres dejar la pasta. Las verduras confitadas –en esta receta, publicada originalmente en El País Semanal, explicamos la manera de hacerlas usando la olla exprés–, las salsas caseras (la de tomate con sus infinitas variaciones o la caponata, a medio camino entre salsa y ensalada, son sencillas de preparar, y muy resultonas) y cualquier cosa que pueda esterilizarse posteriormente generará regalos tan sabrosos como duraderos (no os olvidéis, en este caso, de añadir una fecha de caducidad).

Otro regalo perfecto para hacer en tarros de mayor capacidad –los de 750 ml o un litro son perfectos para esto– es un brownie, unas galletas, un pan o un pastel con todos los ingredientes secos (los demás los pone el regalado en el momento de la preparación) ordenados en capas. Una etiqueta indicando la cantidad de mantequilla y los huevos que hay que añadir a la la mezcla para terminar el postre o pan en cuestión, otra con el nombre y voilà: regalo cuquérrimo al canto. Si a tu familia le tiran más los principales, puedes hacer lo mismo en versión risotto con casi cualquier cosa deshidratada: pasas, piñones y espinacas, setas de todo tipo, trufa, espárragos o tomate. En este caso, las instrucciones adjuntas versarán sobre la cantidad de caldo, mantequilla y parmesano necesarias para convertir ese arroz en un plataco imbatible.

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Enjundia y palotismo / VICENS GIMÉNEZ

DARLE AL FRASCO (CARRASCO)

Todos tenemos en la familia a alguien a quien le interesa más churrar que comer. Seguramente, algunos de vosotros incluso sois esa persona. Como, aunque yo tolero menos la bebida que Liza Minelli, soy comprensiva por naturaleza, me pongo en vuestro lugar para proponer algunos regalos que en vez de comerse, se beban. Como os adelantaba antes, un amigo de un amigo me ha dicho que esta receta de vermú está muy rica y toña de lo lindo. Este brandy aromatizado con mandarina tiene toda la pinta de irle muy bien a las galletitas que toma cualquier abuela cuando queda con las amigas para jugar a cartas (y seguro que les suelta la lengua y les saca coloretes).

Tu primo el diseñador gráfico seguro que valorará mucho un pack de botánicos para sus gintónises de autor: si no lo compras ya hecho, sino en una tienda de especias, te saldrá tirado de precio, y si lo pones en una caja de esas con compartimentos que se usan para ordenar, encima te quedas con él. Para este año, con el pacharán ya no llegáis porque necesita tres meses de maceración –y con el licor café tampoco, mecachis– pero podéis tener ambos en cuenta de cara al que viene.

¿Se te ocurre algún otro regalo gastronómico hecho en casa para triunfar esta Navidad? Compártelo en los comentarios y todos saldremos ganando.

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