_
_
_
_
_

El mejor negocio de las girl scouts: galletas para los fumadores de maría

Galletitas y marihuana medicinal, el negocio. / FIRSTTOKNOW
Galletitas y marihuana medicinal, el negocio. / FIRSTTOKNOW
Mikel López Iturriaga

Puede que muchos adolescentes del mundo estén empanados y no les dé la cabeza para mucho más que la siguiente pantalla del videojuego de turno, pero desde luego el tópico no se cumple con Danielle Lei. A sus trece años, esta joven girl scout de San Francisco ha demostrado que para montar un negocio floreciente no hace falta ni ser adulto, ni disponer de grandes medios: simplemente hay que contar con el suficiente ingenio como para vender el producto justo al cliente adecuado.

El bisnes de Lei no puede ser más sencillo: montó un puesto de galletas justo delante de un dispensario médico de marihuana de su ciudad. Como todos los que hayan fumado alguna vez saben, el consumo de esta planta genera unas ganas irrefrenables de comer dulce conocidas como munchies, fenómeno que esta adorable joven californiana supo aprovechar en beneficio de su organización. En sólo dos horas, vendió 117 cajas de cookies a los monstruos fumadores de las galletas que salían del local, un 45% más de las que había facturado en el mismo tiempo delante de unos grandes almacenes, según ha contado su madre, Carol, a Mashable.

La práctica de vender galletas es un método tradicional de recaudación de fondos para las Girl Scout, sólo que nunca se había llevado a cabo de una manera tan heterodoxa. O al menos nunca había tenido tanta repercusión: el presidente del dispensario, Kevin Reed, cuenta que Lei ya lo había hecho en anteriores ocasiones, sólo que no había salido en los medios. Para horror de los miembros más conservadores de las Girl Scout, el ejemplo comienza a cundir. Otra girl scout de 8 años, Lexi Menees, se puso a vender sus galletitas en la puerta de un dispensario de Phoenix (Arizona) este viernes, con un éxito similar: 50 cajas, "más de lo que habría vendido delante de una frutería", ha declarado su padre a Associated Press.

La reacción de las organizaciones de Girl Scouts ha ido desde el rechazo más o menos frontal de la de Colorado -"no permitimos a nuestras chicas vender galletas frente a tiendas de alcohol o de marihuana", han dicho en un tuit- a la aceptación más liberal de las californianas. "Dejamos a los padres y a los voluntarios que tomen las decisiones más prudentes al respecto", asegura una declaración oficial de las Girl Scout de California del Norte.

Enhanced-buzz-15480-1392997093-19
Enhanced-buzz-15480-1392997093-19
Enhanced-32639-1392997214-15
Enhanced-32639-1392997214-15

Danielle Lei, haciendo el agosto para las girl scouts. / FACEBOOK

El caso plantea más de una cuestión interesante. La primera, económica: ¿se convertirán los dispensarios y clubes de cannabis en los nuevos colegios, alrededor de los cuales surgirán como champiñones las tiendas de dulces? La segunda, algo más profunda: ¿es conveniente o ético que unas menores realicen actividades comerciales a la puerta de un lugar donde se vende marihuana?

Los detractores dirán que trivializar el consumo de una droga ayuda a la propagación de su uso entre los menores, y que la simple cercanía ya podría llevar a esas crías a interesarse por el fumeteo. Los defensores responderán que sólo los mayores de edad pueden entrar en los dispensarios, que la presencia de unos personajes tan inocentes -en principio- como las Girl Scouts puede ayudar a normalizar la existencia de lugares donde se proporciona marihuana a las personas que la usan por motivos médicos.

Mi postura está más cerca de estos últimos: considerar el cannabis como un peligro público que hay que perseguir y mantener en las catacumbas me parece cosa de otros tiempos, como demuestra la tendencia despenalizadora en países como EEUU, Uruguay o México. No sé si el argumento de la madre de Lei, Heidi Carney, es demasiado sólido: "Para mí, no tiene nada de polémico. Es medicación. No es distinto de estar en frente de una farmacia", ha defendido. Pero si la venta de maría en ese lugar es legal, veo difícil justificar la prohibición de poner puestos en frente. Y menos si estos sirven para recaudar fondos para causas humanitarias: la mitad de lo ganado por Danielle irá a parar a organizaciones de lucha contra el alzheimer, según afirman los dueños de The Green Cross.

En cualquier caso, la noticia ha sido acogida con júbilo -y risas- por los fumadores de Estados Unidos, e incluso han surgido los inevitables memes. Los dispensarios, por su parte, han visto también una pequeña oportunidad de hacer márketing con el asunto. En Phoenix, ofrecen una caja de galletas gratis del puesto de Lexi Menees a los que compren al menos media onza (unos 14 gramos) de cannabis. Y en San Francisco, el centro donde Danielle Lei pone su tenderete ya vende una variedad-homenaje de maría llamada Girl Scout Cookie.

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_