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Carlota Barrera viste el espacio de EL PAÍS en Arco: “El uniforme empieza siendo muy estructurado y repetitivo, pero termina siendo muy personal”

El trabajo de la diseñadora asturiana, que está ultimando su colección de otoño-invierno, se basa en la deconstrucción de los códigos de la moda masculina. Tras trasladar su marca de Londres a Madrid, ha encontrado su nicho de mercado en el hecho a medida: “Sobre todo hago trajes para novios”, cuenta

Carlota Barrera, la diseñadora encargada este año de los uniformes del estand de EL PAÍS en Arco, fotografiada en su taller del centro de Madrid.
Carlota Barrera, la diseñadora encargada este año de los uniformes del estand de EL PAÍS en Arco, fotografiada en su taller del centro de Madrid.Claudio Álvarez
Leticia García

Una chaqueta, un pantalón y un jersey negros que, como todo lo que diseña Carlota Barrera (32 años, Gijón), tienen una doble lectura. “Parece una chaqueta vaquera, pero está hecha con lana de sastrería y tiene el pespunte de las americanas clásicas, pero sacado al exterior, como un bordado. El bajo del pantalón parece que está deshecho, que se hubiera soltado por un lado, y el jersey se ciñe con un grogrén, que es una especie de alusión a una cincha de sujeción, pero es un elemento muy clásico dentro la costura. He querido mezclar las prendas clásicas con las utilitarias”, explica la diseñadora sobre los uniformes que ha diseñado para las personas que atenderán este año el espacio de EL PAÍS en Arco, la feria de arte contemporáneo que se inaugura este miércoles 5 de marzo en Madrid. A Barrera le encanta diseñar uniformes porque todo su trabajo se basa en la deconstrucción de los códigos y las convenciones de la moda masculina, y pocas cosas hay más sujetas a convenciones que un uniforme; “algo que empieza siendo muy estructurado y repetitivo, pero que termina siendo muy personal. No tiene nada que ver la forma en la que una persona se lo pone con cómo se lo pone otra”, opina.

Tras estudiar Diseño de Moda en Madrid, Barrera se trasladó a Londres para hacer un máster en sastrería masculina. “Me atraía la idea de empezar a trabajar con algo que, de base, tiene una estructura muy funcional”, rememora. “Allí me di cuenta de que quería hacer una marca que cuestionara la propia moda masculina: qué es y por qué es así, por qué siempre ha estado tan definida. Cuestionar es el primer paso para resignificar”, explica. Desde que creara su primera colección en 2018, titulada The Matador and the Fisherman, la diseñadora ha deconstruido los estereotipos arraigados en las prendas para hombre (del esmoquin a la equipación de fútbol) para hablar, a través de la moda, de nuevas masculinidades, abiertas, frágiles, y repletas de matices; un discurso que le valió el premio Vogue Who’s on Next en 2019, uno de los más reputados del sector.

Ese mismo año trasladaba su marca definitivamente de Londres a Madrid, “por el Brexit y porque nuestros talleres están aquí y si quería profesionalizar el proyecto había que estar cerca de ellos”, explica. Su clientela, sin embargo, está fuera: en plena pandemia, cuando la industria de la moda estaba paralizada, recibió una oferta de Ssense, la plataforma multimarca de origen canadiense que se ha convertido en la meca del diseño contemporáneo independiente. “Por eso mis principales compradores están en Estados Unidos y en Londres. Ahora la nueva colección empezará a venderse en Printemps, en París”, explica. Como suele ocurrir con el talento nacional, en España ella ha encontrado su nicho de mercado en el hecho a medida. “Y me encanta. Sobre todo hago trajes para novios, y suelen venir en pareja. Se establece un diálogo entre lo que ellos buscan y lo que yo hago que me permite probar cosas nuevas, porque no hay límites de producción”, cuenta.

La diseñadora Carlota Barrera en su taller del centro de Madrid el 3 de marzo de 2025.
La diseñadora Carlota Barrera en su taller del centro de Madrid el 3 de marzo de 2025.Claudio Álvarez

Ahora está ultimando su colección de otoño-invierno, que, de algún modo, también toma como punto de partida la idea del uniforme: “Está basada en las primeras décadas del siglo XX. Un hombre que sale de noche completamente impoluto, con el esmoquin perfecto, es decir, con esos códigos clásicos de la vestimenta tradicional masculina, y poco a poco le van pasando cosas, se va descocando... se sube los puños, la ropa se le va abriendo, los cuellos se salen... Hemos tratado de transformar la vestimenta clásica con estos detalles”, describe.

A Barrera le encanta diseñar uniformes porque todo su trabajo se basa en la deconstrucción de los códigos y las convenciones de la moda masculina, y pocas cosas hay más sujetas a convenciones que un uniforme.
A Barrera le encanta diseñar uniformes porque todo su trabajo se basa en la deconstrucción de los códigos y las convenciones de la moda masculina, y pocas cosas hay más sujetas a convenciones que un uniforme.Claudio Álvarez

Toda la colección está hecha en talleres españoles. Es algo que obsesiona particularmente a la diseñadora, que en 2024 realizó en el Matadero de Madrid una exposición que puso en valor la labor de los artesanos y costureros con los que trabaja: “Es muy difícil producir en España, encontrar ahora un buen patronista, maquinista o modista es casi imposible. Y es desolador, porque, al final, la producción se acaba externalizando y hay oficios y tradiciones que se pierden, perdemos cultura”.

Ella, por el momento, no piensa externalizar nada ni producir más: “Tengo clarísimo que si tengo que crecer como marca lo voy a hacer poco a poco. Prefiero sentar las bases que escalar, porque lo que crece rápido puede caer igual de rápido, y este proyecto es demasiado importante para mí como para jugármela”. “De hecho, estamos decreciendo de algún modo. He empezado a decir que no por primera vez a proyectos y me he dado cuenta de que ahora disfruto mucho más de las colecciones porque tengo más tiempo para desarrollarlas. Mi trabajo es muy obsesivo, necesito hacer la costura o el detalle perfecto, y eso solo lo puedo lograr con tiempo, diciendo que no a otros proyectos”, confirma.

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Sobre la firma

Leticia García
Redactora jefa de moda de S Moda. Es licenciada en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y ha sido investigadora en el Fashion Institute of Technology de Nueva York.
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