Cómo los planes de día están transformando el ocio de las ciudades
El cambio de mentalidad de algunos jóvenes, el mayor interés por seguir un estilo de vida saludable y el retroceso de la vida nocturna fuera de las grandes ciudades impulsa la popularidad de un modelo de negocio que aboga por los horarios matutinos


El bar Aljibe, un espacio rodeado de verde, con rústicas paredes de piedra y ubicado en pleno casco antiguo de Ronda (Málaga), fue el lugar elegido por María Jerónimo Ruiz para lanzar la primera edición de Morning Buzz, “una experiencia mañanera” que reivindica un ocio saludable y alejado de los planes nocturnos más típicos. Su iniciativa encaja con los gustos de cada vez más jóvenes (y no tan jóvenes) reacios a discotecas. Un público que ha encontrado en las alternativas del tardeo y ahora también en los planes de mañana, una nueva forma de ocio con cada vez más adeptos. “El ambiente fue muy diverso y natural: vinieron personas de distintas edades, algunas con sus niños, otras con sus mascotas y se creó un ambiente agradable”, explica Jerónimo acerca de esta iniciativa. Y añade que “no se trata de tachar el ocio nocturno”, sino de ofrecer opciones también para quien busca divertirse de otra manera.
Desde Fever, plataforma especializada en ofrecer experiencias de entretenimiento, afirman haber percibido un aumento en la oferta de planes de día, más allá de los que están orientados a un público infantil: “Hemos visto un aumento en experiencias como ‘brunch con DJ’ o espectáculos matinales tipo WAH, especialmente en Madrid, lo que indica una adaptación de formatos nocturnos al horario diurno con muy buena acogida”, indica Santiago Santamaría Soler, vicepresidente global de comunicación y relaciones institucionales en Fever. “La oferta se ha diversificado considerablemente para atender la creciente demanda en este tramo horario”, añade.
Dentro de esa oferta está Revel, un proyecto fundado en 2023 por Rafael Aguayo donde se fusiona actividad física y ocio. “La Revel Party es un evento que combina deporte y diversión a la par. Se comienza con una carrera social de cinco kilómetros dividida en diferentes ritmos para que todo el mundo pueda participar. Al llegar, tiene lugar un evento que incluye música de la mano del mejor DJ, comida, Ice Baths [baños de hielo], espacio para tatuajes, showrooms de marca de moda y otras actividades”, enumera su fundador, que prevé abrir un restaurante bajo el nombre de Revel en septiembre.
A sus 25 años, Aguayo forma parte de esa generación de jóvenes que desafían tópicos y prefieren madrugar que trasnochar. Bajo su punto de vista, varios factores influyen en la popularidad creciente de estos planes diurnos, entre ellos un “cambio de mentalidad generacional donde se valora más la energía, el bienestar y el autocuidado” y una “normalización de la sobriedad”. Según Aguayo, entre los jóvenes “no beber ya no es tan raro como antes. Incluso para algunas personas puede ser admirable”. En este punto, los datos le dan la razón: más de la mitad (53,6%) de los jóvenes mayores de edad (de 18 a 30 años) afirma haber reducido su ingesta, según el Estudio sobre percepción y hábitos de consumo de bebidas con alcohol entre los jóvenes españoles 2023, elaborado por 40dB. A su Revel Party suelen acudir “jóvenes profesionales de 25 a 35 años”, pero lo cierto es que el fenómeno del daylife (como se denominan estos planes de día en su versión más marquetiniana) no tiene edad.

Una transformación social (y económica)
Teniendo en cuenta el peso que el turismo tiene en España, ¿qué influencia tiene este sector en la configuración de nuestro ocio? Para Vicente Pizcueta, portavoz de la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos, “el fenómeno del tardeo se complementa con el turismo. Los extranjeros siempre se quejaban [de los horarios tardíos], excepto los más jóvenes que buscan un tipo de turismo que tampoco nos gusta especialmente”. Diego Santos, profesor de la escuela de negocios EAE Business School, matiza y, si bien reconoce que el turismo, “en parte”, ha podido contribuir al éxito del modelo de ocio matutino y “haber acelerado ciertos ajustes”, sostiene que “la base del cambio está en cómo ha evolucionado la sociedad española”. ¿Dónde se refleja esa evolución? En opinión de Santos, en una mayor conciencia “sobre la salud y el bienestar”, a lo que se suma “una nueva generación que gestiona el ocio de forma más fragmentada y planificada y un relato cultural que valora más madrugar, cuidarse y tener control del tiempo”.
Con todo, el polémico turismo de borrachera persiste: “En zonas marcadamente turísticas, como las costas o las islas, aún se mantienen patrones más clásicos. Basta ver casos recientes: un avión lleno de británicos que comienza la fiesta antes de despegar es todavía posible”, dice Santos y agrega que “no se ha perdido el interés por la noche española, pero ya no es hegemónico”. En este sentido, el hecho de que las grandes discotecas solo permanezcan en las grandes ciudades es revelador. Hace solo unas semanas, el primer estudio realizado por la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos (España de Noche) y Coca-Cola revelaba que 3,25 millones de españoles viven en municipios sin bares de copas ni discotecas. La federación alude a un “retroceso de la vida nocturna” fuera de las grandes capitales, con la consecuente pérdida de empleos, y lo achaca a “la caída de la pirámide de población y el despoblamiento”, junto “al retroceso en la frecuencia de las salidas nocturnas de los más jóvenes”.

El tardeo como inicio del cambio
A medio camino entre el día y la noche, el tardeo se hace fuerte. Pizcueta apunta que en los últimos dos o tres años, el tardeo (un modelo de negocio que aboga por adelantar al horario de tarde los planes que antes se circunscribían a la noche) se ha multiplicado exponencialmente y señala la pandemia como punto de inflexión: “Con los toques de queda, la tarde se convirtió en el reducto de la socialización”, expresa en conversación telefónica con EL PAÍS. Los datos que maneja Fever confirman el auge de esta tendencia en las grandes ciudades. Madrid, según las cifras de la plataforma, “lidera con un crecimiento acumulado del 393% desde 2021”, mientras que “Barcelona muestra un crecimiento más estable (+185%), pero también relevante”, recogen. Le siguen Bilbao, Valencia y Málaga.
Esta forma de ocio, nacida en Albacete en los años noventa según algunas teorías, se dirigió en un inicio a un público de adultos con mayor poder adquisitivo, pero la edad media se ha reducido a medida que el tardeo deja de ser una moda para convertirse en un plan tan habitual como puede ser quedar para tomar el aperitivo. “En 2022-2023 la media de edad era muy alta, de 40 y 50 años, pero está descendiendo conforme se está popularizando y ya llega a todas las capas sociales (...). Lo que está claro es que por la noche puedes tener una media de edad de 30 años y por la tarde de 40 años perfectamente”, opina Pizcueta.
Los nuevos hábitos de consumo, reflejo de ciertos cambios culturales y sociales, han disparado la oferta de tardeo en las ciudades y todo parece indicar que ha llegado para quedarse. En palabras de Pizcueta, “el fenómeno está evolucionando y, ahora mismo, además del sábado, está empezando a surgir el tardeo de los viernes con compañeros de trabajo, que ya es otra dinámica. El sábado se da más con grupos de amigos, parejas o incluso familiares, y ahora hay sesiones de viernes dirigidas a compañeros de trabajo. De hecho, el afterwork sería como la prehistoria del tardeo, pero nunca se convirtió en fenómeno social porque era cosmopolita y era algo que pasaba en grandes ciudades”.
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