La desaparición de ‘Roma’ o los riesgos de viajar con tu perro en avión
La pérdida, heridas e incluso la muerte son riesgos que afrontan las familias que se ven obligadas a llevar a sus mascotas en las bodegas de los aviones. Reducir el estrés del animal acostumbrándolo al transportín, ponerle un localizador o el uso de feromonas y hormonas tranquilizantes son algunas recomendaciones veterinarias para un viaje seguro
¿Qué hacer si después de viajar en avión con tu mascota en bodega, esta se pierde? En enero de 2023 se viralizaron las imágenes de un hombre que gritaba y lloraba desesperado en el aeropuerto de Estambul (Turquía), donde una aerolínea había perdido a sus cuatro perros. En aquella ocasión, aparecieron tiempo después y volvieron a reunirse. Pero no siempre se tiene tanta suerte.
El pasado 25 de septiembre, la familia de Juan José Llambrich iba a empezar una nueva vida en Tarragona desde Argentina, haciendo escala en Madrid. Habían decidido no dejar atrás a sus cuatro familiares peludos: dos gatas y dos perras Shar Pei, Fiona y Roma, que volarían en bodega porque por su peso no podían viajar en cabina. “Contratamos el servicio de una empresa de transporte argentina, Animal Cargo, que se encargaría de todo: chip, documentación, vacunas, vuelo y traslado por carretera de Madrid a Tarragona. Cuando vinieron a nuestra casa en Buenos Aires a colocarles el chip empezaron las primeras irregularidades: no sabíamos que la aerolínea no permitía viajar con perros de raza Shar Pei, como son Fiona y Roma, nadie nos avisó. Simplemente se llevaron a los animales y después rellenaron sus datos con fechas diferentes a las reales, sellaron que las perras eran mestizas y pasaron todos los controles aéreos hasta su aterrizaje en Madrid”, explica Llambrich.
Y aquí empezó el drama para su familia. Cuando el trabajador de Animal Cargo sacó a las perras de su transportín fuera de la Terminal 4 de Barajas, una de ellas, Roma, se soltó del arnés y escapó a la carrera. “He preguntado a la empresa sobre las irregularidades de la documentación de mis perras. Sobre por qué se deshicieron de sus pertenencias, como el arnés y la correa, cuando perdieron a Roma, por qué tardaron seis horas en avisar a la familia de su pérdida y se perdió la oportunidad de rastrearla; por qué silenciaron el caso en sus redes sociales”, lamenta.
Consultada sobre la pérdida de Roma, la compañía Animal Cargo manifiesta que por “razón de políticas de la empresa” no están en condiciones de brindar información vinculada al asunto, ya que lo consideran “confidencial”. “Desde que aconteció el escape y extravío de Roma hemos puesto todos nuestros recursos (humanos y económicos) con el único objetivo de encontrarla y devolverla con su familia”, ha defendido Augusto Peñalva, sales manager de Animal Cargo.
Los voluntarios y rescatistas sobre el terreno contradicen esta afirmación: financiaron de su propio bolsillo los carteles que distribuyeron ellos mismos, organizaron batidas y viralizaron su desaparición, a pesar de que la empresa de transporte silenciara sus peticiones de ayuda. Finalmente, Animal Cargo financió el viaje y alojamiento de la familia Llambrich de Tarragona a Madrid, pero fue demasiado tarde. Después de semanas de intensa búsqueda, fue la propia familia la que encontró el cuerpo sin vida de Roma, en un campo cercano a la Terminal 4. Un lugar que se encontraba a pocos metros de los puntos de comida y cámaras de fototrampeo colocados por los rescatistas, que seguirán investigando cuándo y cómo falleció Roma, mientras se pide responsabilidades a Animal Cargo por su muerte.
Riesgos de viajar con perros en avión
“Por desgracia, este no es el primer caso, ni será el último. Cada año se pierden, mueren o resultan heridos en las bodegas de aviones decenas de animales en todo el mundo. Por ejemplo, el 30 de agosto, en un vuelo nacional en México falleció una perra llamada Dakota, porque la aerolínea Volaris no presurizó la bodega. Según la necropsia, murió por la falta de oxígeno que derivó en asfixia y edema pulmonar, que a su vez provocó una torsión gástrica”, explica Sonia Aguado, impulsora del proyecto Fly Together, que lleva años luchando no solo para que los animales de más de 8 o 10 kilos —peso máximo admitido hoy— puedan viajar en cabina, sino para visibilizar los incidentes en los vuelos con animales y cambiar los protocolos de los aeropuertos por los que pasan. “De nada sirve que algunos perros viajen en cabina si otros son olvidados en las pistas de los aeropuertos durante horas bajo el sol, o sus transportines se rompen y se pierden porque son manejados como maletas, sin consecuencias para las aerolíneas. Por eso queremos impulsar una iniciativa ciudadana europea para pedir la implantación de protocolos comunes que garanticen el bienestar de los animales domésticos en los aeropuertos europeos”, sostiene.
En el caso de la pérdida de la perra Roma, al escapar a la salida de la Terminal 4, en la calle, quedó fuera de las competencias de Aena. Habría sido diferente si su huida se diera en el interior del aeropuerto, que puede poner en riesgo la seguridad operacional. “En los aeropuertos existe un procedimiento cuando se produce un incidente de este tipo para activar a los distintos colectivos implicados en la búsqueda, entre ellos, el servicio de control de fauna, los técnicos de Operaciones en el Área de Movimiento y el personal de seguridad”, cuentan fuentes de Aena. En todo caso, señalan, en España el manejo de animales vivos en el transporte está regulado por el Real Decreto 990/2022 sobre normas de Sanidad y Protección Animal. “En este sentido, todos los agentes de asistencia en tierra (handling) y operadores de carga que manejen animales vivos han de cumplir con los requisitos de dicho Real Decreto. Entre otros, tienen que disponer de un plan de contingencia para hacer frente a situaciones anómalas que puedan poner en peligro el bienestar de los animales, tales como escape, animales no aptos, enfermos, retrasos, condiciones meteorológicas adversas... En estos planes se debe indicar para cada escenario las medidas correctoras y preventivas”, advierte Aena.
Recomendaciones para viajes seguros
¿Cuántas mascotas mueren o resultan heridas o perdidas al año en vuelos en España o en Europa? No se sabe. No existe un registro oficial que recoja los incidentes en el transporte de animales, como sí existe en Estados Unidos, que desde hace casi una década exige a las aerolíneas que presenten informes al Departamento de Transporte (DOT) sobre la pérdida, lesión o muerte de perros y gatos en aviación. Según Pet Flight, se estima que, entre mayo de 2005 y septiembre de 2024, en los vuelos estadounidenses han fallecido 407 mascotas, 227 han sido perdidas y 62 han resultado heridas.
“Los problemas más frecuentes de salud que afectan a los perros y gatos en vuelos tienen que ver con el estrés: viajan en un espacio reducido, sin sus familiares cerca, en manos de personas desconocidas y rodeados de ruidos. Los espacios en bodega destinados a los animales siempre deben mantener una temperatura confortable y ser presurizados, y lo contrario se debe a un error de protocolo”, apunta María Luisa Fernández, veterinaria clínica y vocal de Pequeños Animales de la Organización Colegial Veterinaria (OCV). De hecho, el estrés del transporte puede exacerbar los efectos clínicos de una afección cardíaca preexistente, provocar una bajada de defensas, problemas respiratorios y de tipo gastrointestinal o heridas en dientes y patas cuando intentan abrir el transportín. “La recomendación veterinaria para reducir los problemas de estrés pasaría por acostumbrar a los animales al uso de transportín o jaula, dependiendo del tamaño, semanas antes del viaje para que lo interpreten como un espacio seguro. El uso de feromonas y hormonas tranquilizantes, en espray o collares, y viajar con mantas con olor a su hogar también es una opción válida para evitar medicación”, añade.
También se recomienda que los animales estén en ayuno hasta cuatro horas antes del viaje, pero que sí tengan a disposición agua para hidratarse en caso de vuelos de larga duración. Evitar introducir demasiados objetos en el transportín (como juguetes, comederos y objetos duros) permitiría un viaje más confortable y el uso de un GPS o localizador por bluetooth en el collar de los animales puede añadir cierta seguridad para las familias cuando se retrasa el vuelo o se pierden en el desembarque. “Sin embargo, lo que realmente ayudará a medio y largo plazo a encontrar a un animal perdido será su microchip. Incluso si es un microchip extranjero se puede detectar y leer en España, aunque no dispongamos de todos los datos, podemos contactar con el país de procedencia para intentar localizar a sus dueños. En cuanto se pierde un animal, se debe inscribir sus datos en la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC) para que los veterinarios de cualquier comunidad autónoma sepamos que ha desaparecido”, plantea Fernández.
¿Cuándo será posible viajar con perros grandes en cabina?
La limitación por peso de los animales en cabina, en Europa, se rige por la normativa EASA (European Union Aviation Safety Agency), que establece un estándar de referencia sobre el transporte aéreo de animales y limita el viaje en cabina a animales de hasta 8 o 10 kilos, dependiendo de la aerolínea.
De hecho, aunque algunas aplicaciones han presentado proyectos piloto en colaboración con aerolíneas como Air Europa, con el objetivo de viajar en cabina con perros grandes en un futuro próximo, lo cierto es que esta posibilidad está lejos de ser realidad. “Air Europa cumple siempre la normativa europea que limita a ocho kilos el peso del animal, añadiendo un margen para el peso del propio transportín. Ahora mismo no podemos plantear ningún cambio en nuestra normativa si no hay cambios en la reglamentación de la Unión Europea”, puntualizan fuentes de la aerolínea. Y añaden: “Cualquier cambio en la normativa europea [sobre el peso admitido de los animales] sería adoptado en el abanico de servicios que ofrecemos a los pasajeros en todos nuestros vuelos”.
La realidad es que no existe ningún certificado ni clases de buen comportamiento que puedan saltarse la normativa y permita a las aerolíneas embarcar en cabina a perros grandes. Hasta que se dé un cambio legislativo, las familias que viajen con sus mascotas en la bodega del avión solo pueden confiar en que el vuelo sea lo más cómodo y seguro posible. Y que llegarán todos a destino.
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