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‘Tillandsias’, así son las plantas que viven del aire

Estas bellas herbáceas tienen poca dependencia de sus raíces, de ahí que sean conocidas como clavel de aire. Todo en estas especies tan etéreas, desde sus apelativos hasta su anatomía, parece estar sacado de un cuento

Tilansias plantas aire
Imagen de una 'Tillandsia ionantha var. ionantha' con el contraste de colores de sus hojas y flores.Eduardo Barba (Eduardo Barba)
Eduardo Barba

En una primera clase de botánica se podría comenzar enumerando las distintas partes de las que consta una planta cualquiera: hojas, tallos, raíces, flores, frutos. La función de cada una de ellas parece clara, es algo que se aprende rápido. Las hojas, para realizar la fotosíntesis o para llevar a cabo el intercambio gaseoso. Los tallos estructuran a la planta y sirven para conducir fluidos y para acumular reservas. Las raíces, para anclar al ser vivo a un medio, para absorber nutrientes y agua. Claro, ese es solo el comienzo. A poco que se avance en el conocimiento del maravilloso reino vegetal aparecen excepciones, una tras otra: que si plantas que carecen de hojas, que si especies que no tienen tallos. Pero de lo que no podría carecer una planta es de raíces. Si no, sería imposible para ella nutrirse e hidratarse.

Aunque las reglas están para saltárselas, debieron de pensar unas herbáceas muy bellas que crecen habitualmente sobre árboles y rocas: las tillandsias. Este gran género de plantas pertenece a la familia de las bromelias (Bromeliáceas), de origen americano, donde encontramos una especie que hace nuestras delicias: la piña (Ananas comosus).

En cuanto a las tillandsias, hay que decir que están acostumbradas a deslumbrar a quienes se acercan a ellas. La razón, aparte de su innegable atractivo, es su manera de vivir. La dependencia que tienen de sus propias raíces es mínima. Estas les sirven para anclarse, y muchas veces incluso cuentan con un tamaño insignificante. Hasta hay especies que carecen por completo de ellas, como Tillandsia usneoides, el famoso “musgo español” que da un aspecto mágico a los árboles sobre los que crece. Entonces, recurren a sus hojas para realizar las funciones básicas, gracias a unas estructuras que se llaman tricomas. Con forma de pelos o de escamas, los tricomas de las tillandsias son los encargados de retener el agua y los nutrientes y cederlos a los estomas, las aberturas por las que la planta absorberá el líquido. Los tricomas son visibles a simple vista, y dan a muchas especies un característico tono plateado. Las hay que son tan blancas que parece como si hubieran amanecido escarchadas por una helada nocturna, como Tillandsia tectorum.

La variedad de formas y de colores de las 'tillandsias' es enorme.
La variedad de formas y de colores de las 'tillandsias' es enorme.Eduardo Barba (Eduardo Barba)

Por esta adaptación tan extrema, este género recibe otros nombres populares como clavel de aire o planta del aire. Todo en estas especies tan etéreas, desde sus apelativos hasta su anatomía, parece estar sacado de un cuento o de la imaginación de alguna persona fantasiosa. Del mismo modo, las tillandsias hasta tienen rasgos de animales, con sus hojas como tentáculos que asemejan a anémonas marinas.

Julio Sánchez, productor y distribuidor de Bromelia BCN, cayó hace años en el embrujo de estos seres. Su negocio está especializado en la venta de tillandsias y cuenta con una colección muy importante y variada. Antes de dar el salto a su comercialización, Sánchez comenta que tenía muchas tillandsias en su casa: “No me daba cuenta de que los demás no las conocían”. Estas plantas del aire crecen originariamente desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina y Chile.

Julio Sánchez con parte de las tilansias que comercializa. Este experto sujeta una 'Tillandsia tectorum' en sus manos.
Julio Sánchez con parte de las tilansias que comercializa. Este experto sujeta una 'Tillandsia tectorum' en sus manos.Eduardo Barba (Eduardo Barba)

Este experto nos da la clave para diferenciar entre dos grandes tipos de tillandsias: “En general, las plantas que tienen hojas más duras y grisáceas son plantas que están expuestas a lugares más soleados y con menos humedad. Las que son más verdes, crecen en lugares más sombríos y con mucha más humedad”. Esto nos da una pista para cultivarlas en nuestras casas. Da igual dónde vivamos, porque Julio Sánchez tiene claro que hay tillandsias que se pueden cultivar al aire libre en cualquier sitio de España: “Las tillandsias se dan desde un bosque húmedo a un desierto y desde el nivel del mar hasta a 4.000 metros de altura. Las Castillas no son más frías que cualquier zona alta de los Andes por la noche”. Si no se mojan en el invierno, las tillandsias resistentes al frío y que se cultivan al exterior aguantan esas temperaturas bajas. Para conseguir que sobrevivan durante esos meses, es perfecto buscarles un lugar donde tengan un techado por encima, como una terraza o un porche. Por otro lado, en las costas hay que prestar atención al salitre, que puede depositarse sobre sus hojas y afectar a sus funciones. Para paliar este problema, se aconseja sumergir la planta en agua una vez al mes durante media hora aproximadamente, para eliminar las sales.

Para animarnos aún más a cultivar estas plantas, Sánchez repasa otros factores de cultivo básicos: “En general, se puede decir que las ‘tillandsias disfrutan con una buena iluminación, potente. Hay algunas especies que incluso se benefician del sol suave de la mañana, nunca el del mediodía. En cuanto al riego, siempre recomendamos la pulverización, con agua blanda, ya que no aguantan la cal. Es imprescindible que la planta se seque después de regarla, y que no se acumule el agua en el interior de su cuerpo. Para ello, también las cultivamos en una posición lateral o boca abajo, para que drenen bien el exceso de agua”.

Una 'Tillandsia caput-medusae' en plena floración.
Una 'Tillandsia caput-medusae' en plena floración.Bromelia BCN

Por cierto, muchas de ellas tienen unas inflorescencias preciosas, incluso pueden regalarnos fragancias suaves y agradables. Para conseguir que las formen, Sánchez aconseja nutrirlas convenientemente “con abonos muy bajos en nitrógeno: de orquídeas o de bonsáis, rebajados a la mitad de la dosis que indique el fabricante”. Vaya, que las tillandsias son muy adictivas, como remata este experto: “Es decir, tú tienes una y quieres tener dos, y cuando tienes dos quieres tener tres, y eso es apasionante”. Cuidado con este aviso, o llenaremos la casa y el balcón con tillandsias, para aprender a vivir del aire, con ellas como maestras.

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Sobre la firma

Eduardo Barba
Es jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte. Ha escrito varios libros, así como artículos en catálogos para instituciones como el Museo del Prado. También habla de jardinería en su sección 'Meterse en un jardín' de la Cadena SER.

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