En el corazón del aceite de oliva
Hacienda Guzmán es una marca de aceites de oliva ‘gourmet’ que se elaboran en una finca-museo sevillana con 500 años de historia, una de las primeras en exportar a América en el siglo XVI. La empresa, que hoy vende a más de 30 países, se afana en internacionalizar la cultura y el turismo del aceite de oliva. Su apuesta pasa por la digitalización y por una distribución para la que confía, entre otros, en la plataforma Correos Market
El edén del aceite de oliva se encuentra a escasos kilómetros de Sevilla. Se llama Hacienda Guzmán, una construcción blanca y veraniega, con aroma indiano, en la que conviven pasado y presente del producto más emblemático de la gastronomía española. Fue aquí, hace 500 años, donde Hernando, el hijo de Cristóbal Colón, su primer propietario, comenzó a elaborar aceite de oliva y exportarlo a las Américas en el siglo XVI. Cinco siglos después, la finca es propiedad del grupo Acesur y se ha convertido en una fábrica de aceites gourmet que se venden por todo el globo, además de un museo donde sumergirse y aprender sobre la artesanía de la aceituna. Álvaro Guillén, CEO de Hacienda Guzmán, está convencido de que a este oro líquido, gracias a su calidad y la digitalización del sector, le queda mucho por crecer: “Y no solo en cuanto a ventas, que también. Hablamos además de un enorme interés por el oleoturismo”, sentencia.
Hacienda Guzmán
Álvaro Guillén
CEO
El polo cultural del aceite de oliva
Hacienda Guzmán dispone de varios museos por los que pasan visitantes de todo el mundo: una olivoteca con más de 150 variedades con su nombre y país de origen, un museo histórico con aperos, un museo de carruajes y su distintiva fábrica moderna. “La hacienda es un emblema del turismo rural en torno al aceite. Nos acercamos a lo que se ha hecho culturalmente con el vino en la Rioja Alavesa, Chile o Francia”, detalla Guillén.
Un producto ‘gourmet’
Desde las variedades de oliva escogidas hasta el diseño de las botellas, la intención de Hacienda Guzmán es prestigiar el producto en todos sus detalles. “Es un proceso caro y exclusivo, pero el resultado no tiene comparación”, incide el CEO. “En 10 años nos hemos posicionado en clubes gourmet y restaurantes de alta gama”.
Valores
Excelencia, historia, sostenibilidad, internacionalización, artesanía, producción local...
Hacienda Guzmán es, en la actualidad, la sede de una fábrica de aceites de alta gama y un destino consolidado de oleoturismo. El negocio se basa en la producción de aceites con sabores distintivos —desde lo más suave al punto picante—, hechos con las mejores variedades locales de aceituna y de la manera más artesanal posible: “En esencia, se sigue haciendo lo mismo que hace cinco siglos, pero con la excelencia de los procesos mecánicos de hoy”, prosigue Guillén. Por ejemplo, la almazara aún se usa para exprimir las olivas de la olivoteca y estudiar sus características y posibles mezclas, evaluadas después en la sala de cata. Una experiencia que se puede observar en directo visitando la hacienda, abierta al público, la principal atracción de la zona.
Es la mejor distribución que existe en España. Es un éxito estar con ellos”, afirma sobre Correos Market Álvaro Guillén, CEO de Hacienda Guzmán
Pero ¿cómo la familia Guillén se hizo con una finca que hace 500 años pertenecía al bibliógrafo Hernando Colón? “Un poco por casualidad y estando atentos al mercado”, responde Guillén. “La encontramos hace 30 años en un estado precario. Hemos tenido que invertir para reformarla, pero mantenemos la arquitectura y el aspecto original”.
Ubicada en La Rinconada, un municipio a poco más de 10 minutos de Sevilla, la hacienda alberga tres torres con molinos de viga y encierra un patio repleto de vegetación, en la estela de las antiguas haciendas filipinas e hispanoamericanas. Quizá su secreto mejor guardado sea la olivoteca, que Guillén califica como “el mayor museo de olivar del mundo al aire libre y una de las paradas oleoturísticas más concurridas de España”. “Estamos en el templo del aceite, la finca de este tipo más antigua y mejor conservada que hay”, resume el CEO. También es sede de la fundación Juan Ramón Guillén, que persigue que los paisajes del olivar sean declarado Patrimonio de la Humanidad.
Un mercado digital, sostenible y en progresión
Hacienda Guzmán exporta a más de 30 naciones: Corea del Sur, Japón, EE UU, México… “Son países donde está creciendo la cultura del aceite y se aprecia mucho un producto premium. España superó hace algunos años a países competidores como Italia y Grecia no solo como país productor, sino como principal comercializador. Según Guillén, “estamos liderando más de 20 países y tenemos presencia en otros 120″. El aceite de oliva es, a todas luces, una enseña nacional que ha conquistado el Viejo Continente. La Comisión Europea aprobó a finales del año pasado una norma que promueve la calidad y la transparencia en la fabricación y comercialización del producto, una directriz que tratará de evitar el fraude y la desinformación.
Es un sector que no olvida las bondades de la tradición, pero para nada inmovilista. Esta expansión sería inexplicable sin la digitalización y sin una profesionalización aún más aguzada en los últimos años. Hacienda Guzmán pertenece al grupo andaluz Acesur, una de las principales corporaciones nacionales del aceite: “Las grandes empresas de esta industria están muy avanzadas en la transformación digital: el dato está en el centro de la toma de decisiones. Tanto las bodegas como las plantas de envasado ofrecen indicadores en vivo que ayudan a controlar y mejorar el proceso, así como a aumentar la eficiencia de almacenamiento y de la logística”, explican fuentes de la empresa. Correos Market, dentro de esa estrategia, es una de las herramientas con las que Hacienda Guzmán pretende llegar a los consumidores de todos los rincones. “Es la mejor distribución que existe en España. Es un éxito estar con ellos”, se alegra Guillén.
¿Hacia dónde va este mundo de pasado y futuro, entonces? ¿Qué cocinan sus laboratorios de I+D? Melchor Martínez, director de esa área en Acesur, lo tiene claro: se estudia cómo reutilizar el desecho del aceite en bioplásticos compostables con los que fabricar envases. Y más: “Los productos han de ser cada vez más saludables, más sostenibles, fomentando la economía circular y reduciendo nuestra huella de carbono”.
Pilar recurrente de la dieta mediterránea y una de las grasas más saludables, seguramente ni Hernando Colón ni sus coetáneos imaginaron un futuro tan brillante para un producto que, aún hoy, no deja todavía de asombrarnos. Tampoco en sus posibles maridajes. Como concluye Guillén: “La gente se sorprende cuando les digo que mi dulce favorito es una naranja en rodajas con un buen chorro de aceite de oliva”.