Salvar el mar desde la lavadora de casa
Laura Marín e Iria Pérez han fundado Qarma, una empresa de detergentes y productos de limpieza 100% naturales y hechos en España. Con apenas un año de vida, quieren extender su modelo sostenible a todas sus áreas, incluida la de venta y distribución, para lo que han optado por el modelo de suscripción y por estar presentes en plataformas como Correos Market
¿Somos conscientes de cuánto contaminamos haciendo la colada? ¿De a dónde va esa agua que expele el lavavajillas tras dejar los platos relucientes? Ellas sí, Laura Marín e Iria Pérez, fundadoras de Qarma, lo tienen clarísimo: no deberíamos emplear decenas de detergentes y productos de la limpieza distintos “que, a la hora de la verdad, se diferencian solo en el color y el olor, pero son pura química sintética y contaminante”. El 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero españolas proceden de los hogares (son datos del Instituto Nacional de Estadística), y las lavadoras son unas de las grandes causantes del deterioro de nuestros mares. Qarma, explican, es una respuesta, una forma de, sin alterar nuestros hábitos, contribuir a la sostenibilidad; sus detergentes y productos de limpieza están compuestos por ingredientes naturales –aparecen todos citados, sin esconder la receta– y se fabrican de cabo a rabo en España. Además, se usan en monodosis, son biodegradables y se sirven en envases de cartón reciclado.
Qarma
Cofundadora de Qarma
Iria Pérez
Cofundadora de Qarma
Laura Marín
Vecinas bien avenidas
Laura Marín e Iria Pérez se conocieron en las juntas de vecinos del edificio de Madrid donde residían. Ambas habían vivido más de una década en el extranjero, tenían experiencia en países como EE UU, Países Bajos o Portugal; las dos eran madres con ganas de volver a aventurarse en el terreno, ya transitado antes, del emprendimiento: “Laura era entonces la presidenta de la comunidad de vecinos. La mujer más voluntariosa y eficaz que me hubiera topado. Y yo tenía una idea y, cuando la conocí, me dije: esa mujer debe ser mi socia”, cuenta Pérez.
Demasiados cubos de basura
La idea de unos detergentes y productos de limpieza ecológicos surgió por su propia necesidad: “Las dos compramos ropa ecológica, alimentación ecológica… y odiamos los plásticos: aunque los recicles son envases enormes, que ocupan mucho en la basura. ¿Cuántas veces por semana tienes que tirar esa bolsa? Investigamos mucho y concluimos que sí era posible, que podíamos desarrollar productos que limpiaran bien, se hicieran en España y fueran no solamente sostenibles, sino facilísimos de usar: eso también era muy importante. Porque todo el mundo está más dispuesto a hacer un cambio si es sencillo”, afirman.
Valores
Sostenibilidad, kilómetro 0, innovación, apoyo a la industria nacional, emprendimiento femenino…
“Eso seguro que no limpia bien”. Así cuestionó a Laura Marín su propia madre cuando quiso enseñarle lo que habían desarrollado. Respondió con una demostración; lavaron con una pastilla del detergente ecológico un mantel con manchas de tomate frito. “¿Ves?, aquí en la esquina se nota un poco”, espetó la madre al sacarlo del tambor y escrutarlo con detenimiento. “Claro, mamá. ¿Cómo lo hubieras limpiado tú?”, le insistió Marín. “Pues lo habría puesto a remojo primero y habría frotado antes de meterlo en la máquina…”. La suspicacia desapareció al instante: “Había quedado así de limpio sin pretratarlo”, concluye Marín, que asegura que han testado su eficacia y Qarma mejora los resultados de la mayoría de las marcas líderes del mercado de detergentes usuales. “Hay un prejuicio contra la química verde [así se conoce la ciencia que evita en sus fórmulas productos nocivos para el medioambiente]; la gente está convencida de que no funciona o es peor, pero hoy esa afirmación es completamente falsa. Se siguen utilizando fórmulas sintéticas por una sola razón: los ingredientes son más baratos para el fabricante”, defiende Iria Pérez.
Pérez asegura que han procurado que su producto tenga la menor huella de carbono posible, teniendo en cuenta incluso el proceso de compra: “Fomentamos un modelo de suscripción. Cada tres meses te llega a casa un paquete con cuanto vas a necesitar para ese período. De esa manera, no se desperdicia nada –lo que no se venda no se fabrica– y el producto no va acumulando kilómetros inútiles ni intermediarios hasta el usuario final. Casi el 20% de nuestros clientes opta por esta opción”. Una cómoda forma de adquisición a la que ahora se suma su alianza con Correos Market, una colaboración que, dicen, les hace “mucha ilusión porque es una marca que identificamos todos y me parece fantástico su apoyo a emprendedores pequeñitos. Nos coloca en un escenario favorable, en una ventanita para que nos vea todo el mundo muy ventajosa”, afirman ambas.
Poner lavadoras ecológicas, ¿un gesto prohibitivo?
“Lo hemos calculado: entre comprar un detergente de las principales marcas del mercado y comprar nuestros detergentes ecológicos la diferencia equivale a un café semanal”, afirma Marín, a lo que añade Pérez una pregunta: “¿Cuánto vale la tranquilidad de meterte el tenedor recién sacado del lavaplatos en la boca sabiendo que no contiene ningún resto químico nocivo?”. Ambas están de acuerdo: hay demasiados costes derivados de acciones cotidianas de los que no solemos ser conscientes. Sin ir más lejos, según un estudio de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, más de la mitad de los plásticos microscópicos que localizaron en el litoral tarraconense y sus aguas durante 2018 fueron fibras de prendas sintéticas llegadas allí desde una lavadora. Y ahí no acaba la cosa…
En Europa, tal como explica la química experta en sostenibilidad Rosa Escudero, “el sector de la detergencia lleva años tratando de mitigar el impacto medioambiental de los lavados en lavadora o lavavajillas”. Escudero, investigadora y gerente del Área de Bienes de Consumo, Hogar y Cuidado Personal del Centro Tecnológico Leitat (Barcelona), apunta cómo han dejado de utilizarse algunos de los químicos más nocivos, como los fosfatos, o cómo se ha reducido la dosis de otras sustancias con efectos ambientales perjudiciales en el producto: “Esto supone en un año la disminución de unos tres millones de toneladas de detergente y unos 260 millones de kilómetros menos de transporte”, precisa.
También destaca Escudero el efecto positivo que han tenido en nuestro país las campañas para concienciar sobre las bondades de lavar en agua más fría: “España es el país que lava a una temperatura más baja del continente, la hemos reducido en 6,4º de media, de 49º a 42,6º”. Menciona asimismo otras iniciativas de las empresas fabricantes, como la utilización de al menos un 20% de plásticos reciclado en los envases: “Los productos con etiqueta Ecolabel, que cumplen unos requerimientos aún más estrictos, son claramente un paso más en esta dirección hacia la que tiende el sector”, afirma. Leitat, por ejemplo, ha participado en proyectos contra el vertido de microplásticos al mar como Mermaids y Fiberclean, un problema esta forma de contaminación que, según expresa Escudero, “tiene otras fuentes importantes, como envases que se degradan, ruedas de automóviles, plásticos de invernaderos o redes de pesca”. En el caso del hogar, la lucha empieza directamente desde la lavadora o el lavavajillas de casa.