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Los intelectuales cubanos de la disidencia prefieren Madrid

Nunca antes en España habían vivido tantos cubanos, 200.000 residentes, de los cuales el 10% vive en la capital

María Matienzo, comunicadora y Yanelys Núñez, historiadora, (arriba de izquierda a derecha) y Leonardo Fernández, investigador, y Pío E. Serrano, escritor (abajo de izquierda a derecha).
María Matienzo, comunicadora y Yanelys Núñez, historiadora, (arriba de izquierda a derecha) y Leonardo Fernández, investigador, y Pío E. Serrano, escritor (abajo de izquierda a derecha).
Lucía Franco

Madrid se ha convertido en el destino favorito de muchos artistas e intelectuales cubanos exiliados que buscan un espacio desde donde poder continuar con su activismo político. La prueba es que nunca había habido tantos cubanos viviendo en la Comunidad de Madrid como ahora. El 10% de los 200.000 cubanos que residen en España vive en la capital, según los últimos datos disponibles del INE. Entre ellos, muchos activistas, artistas e intelectuales que se han visto obligados a salir de su isla como la comunicadora María Matienzo, de 45 años, que llegó hace un año y medio a la ciudad.

“Desde 2019 sufrí una persecución política sistemática por el trabajo periodístico que estaba realizando. Llegó un punto en el que no pude más y tuve que pedir ayuda a organizaciones internacionales para salir de la isla”, asegura Matienzo, que primero viajó a Argentina, pero allí se sentía muy sola. “No había una comunidad de cubanos con los que pudiera compartir. Así que decidí migrar a España”, dice.

En Madrid ha podido encontrar su lugar. “Qué mejor sitio para vivir que donde están los amigos de lucha”, asegura la comunicadora, que habla con nostalgia de su situación. “No puedo regresar. Hemos recibido mensajes con amenazas a través de nuestros familiares en los que me advierten de que, si vuelvo, podría ir presa”, dice.

Artistas, intelectuales y activistas cubanos han conformado aquí una comunidad al otro lado del Atlántico. “Aunque Miami no deja de ser la opción más recurrente a la hora de migrar, desde hace cinco años el endurecimiento de los visados ha hecho que cada vez más gente prefiera España”, explica Matienzo.

Hace tres años, el 11 de julio de 2021, miles de personas salieron a la calle en la isla para exigir un cambio político. Estas manifestaciones fueron animadas por el auge que alcanzó el Movimiento San Isidro, un grupo de artistas que fue reprimido por el régimen de La Habana durante una huelga de hambre colectiva a finales de noviembre de 2020. Desde entonces, la situación en la isla se ha endurecido para las personas que participaron en estas protestas. Muchas de ellas han optado por el exilio.

Mientras cientos de miles buscaron vías para llegar a Estados Unidos, la tierra prometida por estar apenas a algo más de 140 kilómetros la costa de la Florida, buena parte de la gente del teatro, cine y las artes plásticas pusieron proa a Madrid. El idioma, la facilidad para conseguir la visa, las redes de apoyo y los programas de acogida para disidentes son las razones por las que los cubanos prefieren la capital de España. “Nos hemos encontrado con una comunidad que nos ha arropado. Aquí ningún cubano te va a dejar solo durmiendo en Atocha”, asegura.

Leonardo Fernández, de 32 años, está haciendo un doctorado en la Universidad de Alcalá de Henares y trabaja en el Observatorio de Libertad Académica desde 2022, cuando se vio obligado a salir de Cuba por el Gobierno. “Después de sufrir un proceso de censura académica, me expulsaron de la universidad. Toda mi familia fue acosada, reprimida e interrogada porque participé en las protestas del 11 de julio y estuve vinculado a movimientos de disidencia cultural, lo que me convirtió en un objetivo del régimen”, cuenta.

Para Fernández, la elección de venir a España fue fácil. “Tenía muchas conexiones con otros cubanos que están viviendo en Madrid, y hemos creado una gran comunidad en Alcalá de personalidades muy bien formadas. Esto es lo más parecido a casa. En el fondo, tenemos una conexión muy interesante con España por haber sido su última colonia”, recuerda. “Hay que entender la naturaleza de los exiliados. Miami es un lugar de emprendedores, aquí se han venido los intelectuales que buscan seguir su proceso formativo”.

Sandra del Valle, de 40 años, es investigadora cultural y productora de cine. No se siente parte de ninguna disidencia, aunque se fue de Cuba hace 15 años y, tras pasar por cuatro países, ha terminado en Madrid, donde dice haber encontrado lo más parecido a un hogar desde que dejó la isla: “Formo parte de una generación que ha decidido explorar el mundo más allá de Estados Unidos”, afirma.

Del Valle lleva un año en la capital y explica que se ha adaptado muy bien porque hay una comunidad muy potente de cubanos. En esto coincide Yanelys Núñez Leiva, de 35 años, que trabaja como historiadora del arte. “Me expulsaron de mi país por fundar el Museo de la Disidencia en Cuba. Salí con la excusa de asistir a un taller a Praga y decidí migrar a Madrid”, dice, aunque sigue muy vinculada al Movimiento San Isidro. Desde Madrid trabaja monitoreando los feminicidios que ocurren en la isla. “Hemos hecho varias manifestaciones en Madrid para seguir en la lucha”, dice.


Para Núñez, que Madrid se haya convertido en el epicentro de la migración de los artistas cubanos disidentes tiene una explicación muy sencilla. “Es mucho más fácil para este sector de la población conseguir una visa de trabajo”, dice, y asegura que la comunidad que ha llegado a la ciudad son cubanos comprometidos con impulsar el cambio de su país desde el exilio.

El vínculo entre la disidencia cubana y España data de lejos. Pío E. Serrano, de 83 años, llegó a Madrid en 1974 y ha podido ver cómo después de su migración ha habido una sucesión de exiliados por generaciones. “Cada uno tiene una historia diferente, con características humanas de exilio particulares que van unidas a la transformación que ha tenido el régimen”, asegura.

Hace 50 años decidió irse a vivir a España porque en ese momento solo había una salida aérea desde Cuba, y era Madrid. “A mí no me hacía gracia venir a una dictadura como la de Franco, pero aquí descubrí un movimiento de resistencia que me enganchó”, recuerda. En ese momento, se propuso ver el final del franquismo igual que había visto el inicio de la revolución en Cuba.

Esa colonia cubana que se empezó a crear desde la generación de Serrano es la que ahora se ha encargado de crear una red de apoyo para los cubanos, que llegan con cada vez más frecuencia. “Está llegando gente muy joven pero comprometida, con sus ideas muy claras. Muchos de ellos, artistas muy bien formados”, asegura.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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