Calcula tu huella, Jimmy
Una campaña de concienciación sobre las ingentes cantidades de CO₂ que producimos te permite acceder a una cifra, la cosa es qué hacer con ella
Esta mañana he regresado a la ciudad después de dos semanas en entornos menos hostiles. Esta mañana me he vuelto a meter en la boca del metro, que es como la del lobo, pero con anuncios. Qué depresión.
Les confieso, sin ánimo de hacer ostentación, que he sido muy feliz en la recta final de este verano: he comido varios tipos de alimentos a la brasa, he bebido bastantes litros de cerveza y he dejado que se me activase la melanina bajo un sol brillante pero clemente, muy diferente a esa estufa de butano de la que hablaba Joaquín Sabina cuando glosaba Madrid. He leído como una bestia, visto un montón de películas y pasado muchas horas al día en Instagram, presumiendo de mi buena suerte o viendo a los demás presumir de la suya, sin culpa ni vergüenza. He nadado muchísimo en diferentes piscinas, tres para ser exactos: dos de ellas de 25 metros (la primera con un embalse al lado, la segunda, a las faldas de una montaña cubierta de una alfombra verde de árboles que han resistido orgullosos, con todas las hojas y sin incendiarse hasta hoy), la tercera, de cincuenta. En esta era en la que más me ha costado hacer crawl, estilo en el que soy nueva.
Hoy, al bucear hacia las profundidades de la ciudad, me he encontrado de lleno con una campaña que ya estaba en todos los andenes antes de irme dos semanas que me han parecido dos años. Es una que habla todo el rato de un tal Jimmy y pone en letras gigantescas, con un código QR al lado: “Calcula tu huella”. Aunque llevo viéndola todo el verano, solo esta mañana he usado el código QR y he calculado mi huella: 7,3 toneladas de CO₂. He mirado fijamente la cifra y, como no he sabido qué hacer con esa información, he sentido que en realidad me habían estado diciendo “Calcula tu huella” como me podrían haber dicho “Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana”. Si les suena el refilacho pero ahora mismo no lo ubican, les refresco la memoria: es de la secuencia inicial de Trainspotting.
Esta mañana, cuando entré en la oficina, todo el mundo alabó mi maravilloso bronceado. He agradecido los piropos, pero les he dicho que muy pronto tendré la misma buena cara que Mark Renton, el personaje de Ewan McGregor en la mencionada película de Danny Boyle y he sentido pena de mí misma.
Siempre, pero es que no falla, siempre, hay alguien que viene a recordarte que no tienes derecho a lamentarte por volver a la oficina porque es mejor tener un trabajo al que volver que no tenerlo. Tienen absolutamente toda la razón. También están cargados de razones los que te recuerdan las ingentes cantidades de dióxido de carbono que producimos cada vez que nos permitimos abandonar la rutina, coger un avión y comer en un chiringuito. Qué razón tienen, pero que nos dejen un ratito en paz.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter sobre Madrid, que se publica cada martes y viernes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.