Ayuso acusa a Sánchez de un uso populista de las calles y de “buscar pretextos para controlar a jueces, medios y adversarios”
La presidenta de Madrid afirma que Moncloa busca “cómo mover papeles, cómo amenazar contrapesos, cómo poner en la diana a gente incómoda para no dar ni una sola explicación” sobre la polémica que afecta a la mujer del presidente
Son más de 30 minutos a quemarropa. Mientras decenas de miles de simpatizantes del PSOE se agolpan este sábado en la calle Ferraz para pedirle a Pedro Sánchez que no dimita como presidente de España, cientos de ediles del PP se concentran en un pabellón de Las Rozas para escuchar qué tiene que decir al respecto la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Y la baronesa no les defrauda. En una mañana de furia, la líder conservadora define a Sánchez como “el mayor peligro para la convivencia”; le acusa de querer “imponer un mundo paralegal”, de aspirar al “poder ilimitado” o de usar “al más puro estilo populista las calles”; y le imputa un plan para buscar “cómo mover papeles, cómo amenazar contrapesos, cómo poner en la diana a gente incómoda para no dar ni una sola explicación” sobre la polémica que rodea a su mujer, Begoña Gómez.
La lluvia golpea fuera mientras dentro retumban las ovaciones de un público entregado a la causa de una líder que aprovecha la oportunidad de mostrar músculo político en medio de la crisis reputacional provocada porque la Fiscalía haya acusado a su pareja de la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad en documento mercantil.
“Sánchez se quiere cargar de pretextos para controlar y señalar a jueces, medios y adversarios políticos”, afirma la presidenta de la Comunidad de Madrid. “Menos manifestaciones y más explicaciones”, pide. “Lo que estamos viendo ahora mismo es la utilización populista de una calle mientras están reunidos de urgencia en Moncloa con una crisis, para ver cómo mover papeles, cómo amenazar contrapesos, cómo poner en la diana a gente incómoda para no dar ni una sola explicación y salir del atolladero en el que ellos mismos se han metido”, sigue sobre la denuncia por tráfico de influencias de Manos Limpias contra la esposa de Sánchez. “Para eso se ha dado unas vacaciones el presidente líder intermitente”, ironiza en referencia al presidente del gobierno. “Mientras están ahí están utilizan las calles al más puro estilo populista. No se trata de una manifestación. Se llama manifestación para animar al líder”, sigue. Y remata: “Mi pregunta es: ¿Quién anima a España?”.
La cuestión queda colgada en el aire, sin que nadie la responda. En Las Rozas no está el ambiente para la filosofía. Apenas unas horas antes, el viernes, Alfonso Serrano, el número dos del PP de Madrid, ha lanzado un mensaje inequívoco. “Sois la punta de lanza cuando toca atacar, y el escudo cuando toca defender”, afirma ante los ediles concentrados en esta ciudad madrileña.
Con esa premisa como telón de fondo en un momento en el que el PP se prepara para la decisión de Sánchez, la organización de Madrid, que es la más poderosa del partido, por número de afiliados, capacidad de movilización, y resultados, responde como un solo hombre. Prietas las filas, los presentes asisten al discurso de Díaz Ayuso con las manos listas para el aplauso y la garganta preparada para la risa. La líder, sin embargo, concede poco espacio para los guiños desenfadados. España vive un momento grave, y ella ha venido a diseccionarlo con el escalpelo de las críticas más duras hacia Sánchez.
“Estamos ante la batalla por la libertad más importante que España ha librado en décadas”, asegura Díaz Ayuso. “El PSOE ha ido ocupando las instituciones con activistas: una tras otra, tomándolas al asalto: cada empresa pública y ahora privada, cada organismo de control”, opina. “Y la primera obsesión [de Sánchez] es el control de la Justicia, empezando por negar la propia existencia del Poder Judicial: cada veredicto judicial que no les convenga provendrá de un juez fascista al que aplicar el lawfare y será perseguido y calumniado”, añade. “De ahí el manoseo de la figura del Fiscal general”, concluye esa parte de su intervención.
Ocurre que algunas de las críticas de Díaz Ayuso a Sánchez actúan como espejo de sus propias acciones. Ante la crítica al presidente del gobierno por inmiscuirse en los medios de comunicación públicos, sus tres reformas de la ley de Telemadrid, donde próximamente cimentará su control nombrando un nuevo director general. Ante su decisión de afear que la rueda de prensa del consejo de ministros se emplee para atacar a rivales políticos, sus propias intervenciones en los últimos consejos de gobiernos regionales celebrados fuera de la Real Casa de Correos, donde criticó con la máxima dureza a Sánchez. Frente a su burla a la memoria democrática, que describe como una persecución, su veto a recordar con una placa que la Real Casa de Correos fue sede de las torturas y detenciones del franquismo. Frente al dato de que el Ejecutivo central haya cosechado el récord de reclamaciones en materia de transparencia, la reforma que acaba de patrocinar el PP de Madrid para controlar el Consejo de transparencia autonómico, que pasará a depender del Ejecutivo autonómico. Y frente a las críticas a que Sánchez gobierne sin presupuestos, los múltiples años que hizo ella lo mismo en Madrid.
Y así, Díaz Ayuso se marcha a hacerse una foto grupal con los 600 alcaldes y más de mil ediles que sumó su partido en Madrid tras las municipales de 2023. La líder y su equipo saben que han ganado tiempo, porque la posible dimisión de Sánchez ha sacado del centro de la agenda informativa la polémica que rodea a la pareja de la presidenta. La semana que viene puede cambiar el futuro de España. Y mientras el país contiene el aliento, Díaz Ayuso prepara al PP de Madrid para lo que venga.
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