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Madrid ganará 39 millones más al año al subir el precio del agua para jardines, piscinas y parques

El primer aumento tarifario en un decenio se centra en los “usos suntuarios, no esenciales” para garantizar el suministro y afectará especialmente a los chalets

Juan José Mateo
Centro de control del Canal de Isabel II, en 2020.
Centro de control del Canal de Isabel II, en 2020.

El Canal de Isabel II espera recaudar 39,1 millones de euros más al año tras aumentar las tarifas por consumo de agua por primera vez en un decenio, según se desprende del decreto regulador que ha publicado la Administración en el portal de transparencia regional. Aunque el primer año el impacto del cambio será aún mayor, pues se disparará hasta los 57,3 millones, la empresa pública más importante de la Comunidad de Madrid, junto al Metro, subraya que no busca mejorar su balance, sino adelantarse a un problema: un futuro con menos agua y más consumidores. Por eso, ahora pone en la diana a los grandes consumidores, entre los que se encontrarían chalets con jardines y piscina, parques o fuentes públicos, que considera “usos suntuarios, no esenciales”. El resto de consumidores no notará el cambio, asegura la compañía.

“En las últimas décadas, las aportaciones de agua de los ríos a los embalses que abastecen a la Comunidad de Madrid se han visto reducidas significativamente, mientras que la población mantiene un crecimiento continuo”, se explica en la documentación que acompaña al decreto. “Es necesario disminuir sensiblemente el consumo de agua por habitante en los próximos años”, se subraya como factor “clave para no comprometer el suministro en Madrid”. Y se asegura: “El objetivo de la normativa propuesta no tiene una motivación económica, sino que se centra en aumentar y mejorar la progresividad en las tarifas para conseguir un efecto combinado incentivador de la reducción del consumo de los usuarios menos eficientes y en usos no esenciales, como el riego, sin afectar a los usuarios que realizan un consumo eficiente y racional del recurso hídrico”.

Los modelos que han decidido el cambio tarifario tienen en su corazón la siguiente comparativa. Una vivienda familiar consume 449,1 litros por día y 127,5 por habitante y día, mientras que cada piso se bebe 271,2 litros por día y 83,2 por residente y jornada. Una diferencia abismal que el Canal quiere ahora penalizar para garantizar el suministro. Lo mismo ocurrirá con parques y fuentes.

“Hay margen para mejorar la eficiencia en este tipo de consumos, por lo que, la modificación tarifaria propuesta se centra en los usos domésticos, asimilados a doméstico, riegos públicos y otros usos (riegos de zonas verdes, fuentes, solares), pues todos ellos, bien están por encima de la cantidad considerada óptima por la OMS, bien son usos suntuarios (riegos de zonas verdes, fuentes) que pueden ver reducido su consumo al no ser esenciales para el desarrollo humano”, se argumenta en la documentación que acompaña al decreto.

“Con las medidas planteadas en la estructura de tarifas para incentivar un consumo responsable, esperamos una reducción de los consumos del 10% en el bloque 4, reducción del 5% en el bloque 3 y del 2% en el bloque 2″, sigue. Y precisa: “La recaudación adicional será destinada a los proyectos de inversión en mejoras de infraestructura, actualización de equipos, mejorar el servicio al cliente y a paliar en parte los incrementos que han sufrido los costes de producción y de los servicios del agua”.

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Una argumentación que no convence a todo el mundo, como se pudo observar en un debate parlamentario de febrero. “Me encantan los eufemismos que se usan para esconder lo que al final es una subida de los precios del agua para los usuarios”, ironizó en la Asamblea Íñigo Henríquez de Luna (Vox). “¿Si no hay problemas de sequía, por qué hay que penalizar el consumo del agua?”, se preguntó. Y denunció: “Esto suena bastante a política recaudatoria (...) A ver si es verdad que el Canal se suma al negocio del agua, perdiendo su vocación de empresa pública (...) Hay una finalidad crematística por parte del Canal”.

Esto contrapuso entonces Mariano González, consejero delegado de la compañía. “La palanca precio es una de las que se pueden utilizar para modular los consumos”, defendió. “Salvo los que tengan un gran jardín, los madrileños en bloque 1, consumo doméstico, cerca del 60% de la población, no van a tener ninguna actualización de tarifa”, detalló. “¿Dónde se va a producir? En aquellos que tienen mayores consumos, por encima de los 20 metros cúbicos (...) Es una propuesta selectiva y quirúrgica”.

En ese momento, la compañía alertó de que de los cambios tarifarios podría derivarse una pérdida de ingresos, y recordó que el operador del agua en Barcelona ha subido el coste de su consumo un 33%, por el 30% de Sevilla, el 42% de Málaga o el 8,5% de Zaragoza. Unas semanas después, ya se sabe que las cuentas del Canal no corren ningún peligro: ingresará 39 millones de euros más todos los años, aunque ese margen se reducirá en 2,5 cuando se apliquen bonificaciones como las que benefician a las familias numerosas.

Para ello, el bloque 1 tarifario, que afecta al 60% de la población, según González, se quedará como está. El bloque 2, sin embargo, se encarecerá un 8%; el bloque 3, un 16%; y el bloque 4, que no existía hasta ahora, un 15%. La pertenencia de un consumidor a un bloque u otro depende del volumen de su consumo: del máximo de 20 metros cúbicos bimestrales del primero, a los 60 en los que arranca el cuarto. El decreto busca así reducir el límite actual de 167 litros/habitante/día en el consumo doméstico a 133 (34 menos), con el argumento de que los datos muestran que el consumo real está en 121,22.

La última gran sequía en Madrid fue en 2005, según detalló González en su comparecencia. Pero es un fenómeno cíclico y el caso de Cataluña sirve de aviso. Esta región vive la peor sequía nunca registrada, con embalses que no llegan al 20% de su capacidad, por lo que ha impuesto restricciones al consumo al 80% de la población (seis millones de personas). Sin embargo, los 13 embalses con los que cuenta el Canal para el abastecimiento de más de 6,5 millones de madrileños están este abril al 88,5% de su capacidad. Son casi 20 puntos porcentuales más que hace un año y los mejores datos desde 2018. Sin mar desde el que potabilizar agua, y con la previsión de que la población se dispare hasta los ocho millones en los próximos años, según cálculos del Instituto Nacional de Estadística, Madrid empieza ya a tomar decisiones.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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