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Miss Quito en España se decide en un rincón de Vallecas: “¡Vienen las candidatas!, ¡ahora en traje de baño!”

Un centenar de personas jalearon este sábado en un asador madrileño a las aspirantes del certamen de belleza femenina, un tipo de concurso que se resiste a desaparecer

Las candidatas a Miss Quito 2023, con la ganadora de la edición de 2022, Karla Angulo, y el organizador del evento, Rafael Raza.
Las candidatas a Miss Quito 2023, con la ganadora de la edición de 2022, Karla Angulo, y el organizador del evento, Rafael Raza.Juan José Martínez
Fernando Peinado

Se supone que son rivales, pero una hora antes de que empiece el concurso, Joselyne Calderón ayuda sobre el escenario a Helen Samaniego, que está hecha un manojo de nervios. No se acuerda de los pasos, así que Joselyne camina junto a ella con las manos en la cintura. La guía por la tarima y le indica dónde debe parar. Llegan al borde, junto a un escalón, y se paran. Sonríen, miran al frente con la cabeza erguida y dan media vuelta.

El hermano de 12 años de Helen camina detrás remedándola. Su madre, Liliana, le regaña: “¡Leoneeeel!”.

La tercera candidata es Érika Mora, que llega la última, apresurada, acompañada de su tía, una estilista que trata a menudo con modelos y le ha dado lecciones en los días previos: ponte recta, saca pecho, sonríe. Le duelen los hoyuelos de tanto sonreír. Hasta hoy había mantenido la calma pero, al pisar el restaurante, ha pensado que esto es irreal: me voy a presentar a un certamen de belleza. ¡guau!, ¿dónde estoy?

Es sábado por la noche y las tres se encuentran en un restaurante asador en Vallecas, la Estación de los Porches. Espectadores de todas las edades, algunos vestidos con ropa de fiesta, se acomodan en un salón rústico con mesas de mantel y luces de discoteca. El dueño, Eusebio Martínez, un zamorano de casi 80 años que seguirá trabajando “hasta que se muera”, aparece decenas de veces en el collage de la entrada del establecimiento: foto con Florentino Pérez, con Lina Morgan, con Enrique Ponce, con Pedja Mijatović, con Tomás Roncero... En ese popurrí destacan dos postales oficiales, una con la imagen y firma del rey emérito y otra de los Reyes Felipe VI y Letizia. ¿Han comido aquí? “Los reyes viejos sí”.

Martínez recibe al organizador del evento, un empresario ecuatoriano del sector inmobiliario, Rafael Raza, de 43 años, que trabaja como hombre orquesta: coloca la decoración, hace las fotos, regaña al DJ y da instrucciones a las candidatas. De fondo, música de pachanga: “Suavementeeee, bésame, que quiero sentir tus labios”.

Miss Quito en España 2023 está a punto de comenzar, pero antes, Raza quiere repasar con las candidatas el momento más especial, la entrega de premios. Raza recalca que, cuando el jurado designe a la ganadora, deben tener un gesto fraternal. “Es la única vez que se rompe el hielo”, les recuerda y ellas asienten. “Ahí tienen que abrazarse”.

Raza tuvo la idea de crear un concurso de misses en 2013, durante una reunión informal con otros empresarios ecuatorianos radicados en Madrid. Pensaron que sería una buena idea para promocionar sus negocios de comida, ropa o estética. Además de hacer caja con la gala, las candidatas harían un tour publicitario en los días previos por los establecimientos patrocinadores. Así nacieron tres competiciones: Miss Quito en España, Reina de Guayaquil en España y Miss Ecuador en España.

Para Raza y sus colegas, los concursos también suponían una oportunidad de unir a su comunidad en torno a una tradición. En Ecuador, las competiciones de belleza femenina son tan populares que durante décadas se ha elegido a las niñas más bonitas de los colegios. La designacón de las misses es uno de los platos fuertes en las fiestas de Quito, que este miércoles celebrará el 489 aniversario de su fundación.

Unas cien personas esperan a que les sirvan la cena. La gran mayoría son familiares y amigos de las tres candidatas. Los niños corretean persiguiendo globos entre las mesas. Cuando se acerca el comienzo, Raza ordena a las candidatas que se despidan de los suyos para dirigirse al “backstage”, un pasillo estrecho donde el restaurante guarda sillones de repuesto y donde ellas han dejado las maletas con su ropa. Las candidatas desfilarán en ropa vaquera, bikini y traje de gala.

La candidata a Miss Quito 2023 Érika Mora retoca su peinado con ayuda de su tía.
La candidata a Miss Quito 2023 Érika Mora retoca su peinado con ayuda de su tía.Juan José Martínez

Las tres se conocieron hace dos semanas. El casting había sido anunciado en radios latinas de Madrid, carteles callejeros y redes sociales. Las aspirantes debían haber nacido en esos lugares o ser hijas de padres procedentes de allí. La ganadora se llevará un viaje a Quito y participará como reina en actos de la comunidad durante un año, como la entrega de regalos por Navidad o la Cabalgata de Vallecas.

Durante los últimos 15 días, las candidatas han hecho piña mientras visitaban peluquerías, restaurantes o discotecas. Ahora, en este pasillo estrecho que huele a esmalte, matan los nervios hablando sin freno, se adulan mutuamente y se dan consejos para no tropezar: “No mires a la gente; mira arriba”.

En el vestuario, se cuela el sonido amortiguado de la cumbia y la voz de Raza sobre el escenario.

― ¡Que se escuche desde aquí a Leganés un viva Quito!

―¡¡¡Viva!!!

Raza entra a la zona reservada para dar los últimos consejos. Se pone unas gafas de aviador y se hace un selfie con “las chicas”.

La que parece más calmada es Joselyne, una estudiante de empresariales de 24 años que está acostumbrada a actuar en público porque participa en grupos de danza folklórica que animan las fiestas ecuatorianas como la Mama Negra o el Inti Raymi. Érika, informática de 25 años, ha hecho algunas sesiones de fotos, pero le da vergüenza subirse a un escenario. Helen, estudiante de Relaciones Laborales que este sábado precisamente cumple 22 años, es la única que no descarta dedicarse al modelaje.

Escuchan ya la voz de un animador, que trabaja en Superlatina FM, Higinio Woltaire. Llama a la primera: “¡Joselyne!” y el público ruge.

―Bah, tío, ¡qué nervios!

―Marica, ¡se me han olvidado los pasos!

Primera ronda de modelaje en Miss Quito 2023.
Primera ronda de modelaje en Miss Quito 2023.Juan José Martínez

Miss Quito es uno de los variopintos títulos de belleza que se entregan en España. A pesar de que pueda parecer lo contrario, estos concursos no se han extinguido. Pequeños empresarios siguen promoviendo eventos que recuerdan a un tiempo pasado, antes de la revolución feminista. La última vez que se televisó Miss España fue en 2008 en Telecinco y, desde entonces, ninguna otra cadena ha tomado el relevo, una clara señal de su repudio por buena parte de la sociedad. Sin embargo, los certámenes de misses siguen ahí.

Hoy los concursos tratan de recuperar el favor social con mensajes amables. Han desechado el canon del 90-60-90 y aceptan a candidatas de menor estatura o entradas en kilos. También se venden como un “empoderamiento de la mujer”.

Los venezolanos Marthin Montero y Miguel Gómez organizan en Madrid los tres concursos provinciales que son el primer paso para acceder a los certámenes internacionales más famosos (Miss Universo, Miss Mundo y Miss Internacional). Hace dos años, compraron los derechos al empresario que controla estas tres franquicias a nivel estatal, Cres del Olmo, establecido en Tenerife. Venían de llevar una agencia de modelos en Panamá y les sorprendió que el mundillo de las misses en España estaba casi muerto. “Durante seis o siete años ni siquiera se había celebrado un concurso clasificatorio en Madrid”, dice Gómez. Una veintena de candidatas se prepara los fines de semana en un gimnasio de Valdebebas para la final madrileña de Miss Mundo y Miss Internacional, que se celebrará el 27 de enero en el Teatro Salesianos de Estrecho, con capacidad para unos 600 espectadores.

En una sala de gimnasio que huele intensamente a perfume de mujer, un joven profesor de oratoria las preparaba este sábado para una de las pruebas más temidas, las preguntas del jurado. Les ha recomendado que lean sobre Gaza, el feminismo y el cambio climático. “Lo nuestro no es belleza porque sí”, les advierte. “Lo nuestro es belleza con propósito”. Pero los organizadores reconocen que muchas jóvenes se niegan a participar. Se siente el rechazo incluso en países latinoamericanos donde las misses han sido un gran espectáculo durante generaciones. El Gobierno de Ecuador prohibió en 2012 la búsqueda de reinas de belleza en los colegios.

Una líder feminista ecuatoriana, Cristina Cachaguay, dice que las audiencias televisivas han caído y que algunas fiestas populares han eliminado el desfile en traje de baño o incluso han sustituido el concurso de belleza por competiciones de disfraces o carreras. “Miss Quito en España es más complejo”, añade. “Los inmigrantes ecuatorianos mantienen estas celebraciones por añoranza”.

Ese elemento nostálgico no es excusa para la escritora y periodista Cristina Fallarás, que pone la diana sobre los organizadores: “Lo que hacen es repugnante y tiene algo parecido a las ferias de ganado”. Fallarás subraya que sería un error pensar que este fenómeno es exclusivo de la comunidad latina porque estos certámenes están profundamente arraigados en la sociedad española. Aún hoy se mantienen concursos de este tipo en pueblos y ciudades. Las Fallas de Valencia y los Carnavales de Canarias son dos ejemplos. “No hay que olvidar que hasta hace pocos años un académico de la lengua como Luis María Ansón fue presidente del jurado de Miss España”, agrega.

La ironía es que con las redes sociales nuestras vidas se han convertido en un gran concurso de belleza donde gana quien consigue más seguidores y me gusta, dice la profesora de la Universidad de Valencia Yolanda Cabrera: “No necesito que nadie me diga que soy Miss España. Creo mi propio canal y digo que soy la miss de mi casa”.

“Mucha mierda y que salga bien”

“¡Vienen las candidatas!, ¡ahora en traje de baño!”, grita Woltaire, el animador de Miss Quito en España. Las candidatas quiteñas hacen su segundo desfile y él pide más ruido a “las barras”, usando el término de las hinchadas futboleras. El público estalla. Golpean los vasos con tenedores y soplan silbatos.

Familiares de Érika Mora, durante el certamen de belleza Miss Quito en España 2023.
Familiares de Érika Mora, durante el certamen de belleza Miss Quito en España 2023.Juan José Martínez

Antes de la recta final, suena música folklórica. Las aspirantes se preparan en el backstage para el desfile con traje de gala y la temida pregunta del jurado. Cada una tiene derecho a que un familiar las acompañe para maquillarlas. Joselyne y su madre Leila hablan por videollamada con la tía de la candidata, que es como una segunda madre porque la crió en el país sudamericano hasta los 16 años. Leila la mira orgullosa: “Es la mejor hija que una madre pudiera tener”.

Las jóvenes no aguantan los tacones y tienen hambre porque no han cenado. Desean que esto acabe.

—Bueno chicas, mucha mierda y que salga bien, dice Érika.

—Y nos abrazamos todas, añade Helen.

—Quien gane da igual, responde Érika.

Los tres miembros del jurado esperan en una mesa frente al escenario sobre la que reposan tres coronas y tres bandas. Como dice el animador, “ninguna se irá sin dignidad”. La tercera será premiada como Señorita Simpatía y la segunda como Señorita Confraternidad.

Los jueces esperan con caras serias que contrastan con el furor de “las barras”. Son dos hombres colegas de Raza en el sector inmobiliario y una adolescente de 18 años que concursó en Reina de Guayaquil 2023.

Cuando acaba el pase de gala, las candidatas abren un sobre para descubrir qué pregunta les toca. ¿Qué recuerdos bonitos tienes de Quito y qué sitios le recomendarías a la gente?, ¿Qué es lo que más te gusta de ti? y ¿por qué deberías ganar?

Las tres responden con entereza y el jurado se retira a deliberar. Las barras tratan de influir coreando los nombres de sus favoritas. Ellas esperan haciéndose selfies con los asistentes y, por fin, vuelven los jueces. “¡Máxima atención!”, pide el animador, “¡habla el jurado calificador!”.

Se hace el silencio mientras la jurado que concursó en Reina de Guayaquil abre los sobres. Érika, tercera; Joselyne, segunda; y Helen, nueva miss Quito en España.

Se palpa la decepción de dos tercios del público. Como suele pasar, la reina rompe a llorar, pero este final no se parece al guionizado. Las dos semifinalistas permanecen quietas con los brazos en jarra mirando al horizonte. Se han olvidado de abrazar a su amiga campeona. El público no ayuda a rebajar la tensión. Se oyen silbidos y quejas. “¡Esto es un robo!”. “¿El VAR?, ¿dónde está?”.

Mientras Helen es coronada, las perdedoras aguantan el tipo. ¿Se han olvidado del abrazo por nervios o por celos? Se retiran y dejan a Helen en el escenario abrazada a sus familiares, con una corona deslumbrante que pesa casi dos kilos.

Helen Samaniego, minutos después de ser coronada Miss Quito en España 2023.
Helen Samaniego, minutos después de ser coronada Miss Quito en España 2023.Juan José Martínez

Contacta al autor en fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com

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Sobre la firma

Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).

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