Athenea Pérez: “Haría que el feminismo fuese obligatorio”

Athenea Pérez (Murcia, 27 años) llega a la cita a mediodía en una terraza madrileña del barrio de Argüelles, donde vivió de estudiante, caminando por una acera desierta bajo un sol de injusticia dándole aire a un vestido largo por detrás y corto por delante. Imposible no mirarla. Fue, primero, Miss Universo Murcia. Hace dos semanas, ganó el certamen Miss Universo España en Tenerife y, en diciembre, competirá por ser Miss Universo, Universo propiamente dicho. Va a por todas, a ganar, dice esta hija de guineana y español, más murciana “que un paparajote”, acostumbrada a anunciar champús y coches en los anuncios. Motos, en sentido figurado, no vende ninguna, asegura. La retamos a ser presidenta por un rato. Acepta divertida. Labia no le falta.

Ha ganado un concurso por su belleza. ¿Qué cree que podría hacerle ganar las elecciones?

No soy un florero. Estudié marketing y publicidad y soy modelo publicitaria. Vendo de todo con mi imagen, pero en este negocio, a los 27 ya se es mayor. Me han llegado a poner hasta de madre de adolescentes. Veía que mi carrera se estancaba y pasé a la acción porque quiero asentarme y establecerme en España que, cuando has viajado, te das cuenta de que tiene una calidad de vida incomparable. Además, me gusta mandar, organizar y planificar el futuro. Soy líder desde el colegio. Al concurso me presenté buscando un trampolín para mejorar mi vida. A las elecciones lo haría para mejorar la de todos.

¿Cuál sería su primera medida?

Un paquete de acciones para darnos esperanza a los jóvenes. No vemos futuro. Vivimos al día. No podemos planear nada. Tengo amigos arquitectos trabajando en el Burger King. Somos la generación desquiciada. Veo a mi alrededor mucha depresión y ansiedad. Necesitamos ilusión.

Pues Instagram está lleno estos días de jóvenes felices disfrutando en playas y festivales.

Sí, y seguramente lo son ese rato. Pero ahí también está la inseguridad de aparentar que somos felices sin serlo. Me arriesgaría a decir que muchos influencers son incapaces de quedarse a solas con sus pensamientos en un cuarto sin móvil porque les da miedo.

¿Cómo sería su presidencia? Póngale adjetivos.

Realista, práctica, sin derrochar, yendo a lo importante. Sé lo que cuestan las cosas. Mi madre me tuvo sola, trabajaba limpiando y de camarera y yo me crié en la calle, con la ayuda de las vecinas. Siempre era la pequeña y me he hecho respetar. Mi madre, en mis antípodas ideológicas, sería mi vicepresidenta. Se lo debo todo.

¿Se ve negociando los intereses de España con los grandes poderosos del mundo en las cumbres globales?

Sería una embajadora de locos. Yo también soy marca España.

Hay quien no la ve lo bastante ‘española’ para ser Miss España y la ha insultado en redes por el color de su piel. ¿Le ofende?

Son pocos, pero hacen mucho ruido. Eso es el racismo cotidiano que vivimos. No es la primera vez que represento a España, competí como gimnasta y me retiré en un campeonato europeo en Estonia. Para evitar el racismo fomentaría la diversidad en todos los ámbitos: personas racializadas en la tele, en la Administración, y que en las escuelas se hablara de ello. De niña, yo quería ser o blanca, blanca, como mis amigas, o negra, negra, como mi madre. No tenía referentes mestizos. Si ahora soy uno, nunca sobran.

¿Cuál sería su política migratoria?

Mi ideal es que no hubiera fronteras, pero ya te he dicho que soy realista y práctica, trataría de equilibrar la economía con la libre circulación. Mi madre llegó como estudiante y se quedó.

¿Y la de Igualdad?

Haría que el feminismo fuese obligatorio, porque para mí lo es. Me pongo mala cuando alguien dice que no es ni machista ni feminista. Feminista deberían ser todos los hombres y todas las mujeres, porque no es más que igualdad y hay que luchar por ella.

Hay quien piensa que los concursos de misses son machistas. ¿Qué opina?

Mi cuerpo es mío. No me sexualizo por mostrarlo, y, quien así lo vea, tiene el problema. Soy modelo y deportista. Me encanta mi cuerpo. Y el concurso no solo valora eso, sino la oratoria, la elocuencia y el carisma. ¿Son machistas los concursos de culturistas?

¿Cree que ser guapa le daría votos extra?

Para mí ha sido un arma de doble filo. Soy consciente de que muchas veces juega a mi favor. Yo llego a un sitio a hacer un papeleo y me tratan muy bien. Pero también me he llevado muchos palos. Amigas que eran como hermanas han acabado dándome la espalda. Hay quien dice que por envidia. No lo sé, pero me han hecho mucho daño.

¿De verdad le gustaría ser presidenta? ¿No es un ‘marronazo’?

No lo sé, pero sí he fantaseado con ser alcaldesa de Murcia, mi ciudad. Sería la primera mujer y, por supuesto, la primera mestiza. Me gusta ayudar a los demás y trabajar por la comunidad, quizá porque a mí me ayudaron desde niña. Pero antes quiero trabajar, estudiar y tener más experiencias. Cuando cumpla los 50, hablamos y te lo cuento.

Largo me lo fía. ¿Sabe qué votará el 23-J?

Sé lo que no voy a votar. Soy de izquierdas, no me escondo.

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