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Los médicos de los hospitales madrileños sin plaza fija vuelven a la huelga un año después: “Nos creímos su buena voluntad”

Hace casi 12 meses los especialistas firmaron un acuerdo con el Gobierno regional para atajar el problema de la temporalidad, pero lo pactado dejó fuera a miles de profesionales que se sienten manipulados y defraudados

Gregorio Maranón maternidad
Los médicos Gonzalo Zeballos y Ana Calín, en el exterior de las instalaciones del hospital Gregorio Marañón, en Madrid el 5 de mayo de 2023.Olmo Calvo
Beatriz Olaizola

Han pasado 354 días desde que los médicos madrileños y la Comunidad Madrid se sentaron en torno a una mesa y firmaron, con bolígrafo azul, un acuerdo que ponía fin a casi dos semanas de huelga. Con ello se pretendía atajar un problema hasta entonces enquistado en la región: un 52% de los especialistas (6.215 de 11.970) llevaban décadas encadenando contratos temporales o de interinidad. El ambiente, ese 19 de mayo de 2022, era tenso. El Gobierno regional les había dado un ultimátum el día anterior y en menos de 24 horas requerían una respuesta de los sanitarios. Al final, entre dudas y presiones, aceptaron. Dentro de lo malo, era un avance. En aquel escrito, la Administración se comprometía a que en próximas convocatorias aplicaría una ley estatal tramitada a finales de 2021 para estabilizar el empleo y, de viva voz, soltó una promesa: “valorarían” desestimar una oposición que afectaba a casi 3.250 facultativos temporales, porque fue aprobada cinco días antes que la norma nacional que les salvaba de tener que prepararse las oposiciones. Un año después, los médicos están de nuevo en huelga y no hay rastro de aquella promesa que se evaporó nada más salir de aquella sala.

“Nos sentimos manipulados. Se aprovecharon de nuestra inexperiencia [en negociaciones políticas] y confianza en las instituciones”, cuenta por teléfono Laura Reyes, psiquiatra en el hospital Clínico y miembro actual del comité de huelga. También lo fue en 2022 y vivió de cerca los avances y retrocesos de las reuniones con la Consejería de Sanidad. Ella forma parte de la plataforma de médicos no fijos de Madrid, convocantes de los paros del año pasado ―entonces junto con SomosUrgencias SomosUNO y el sindicato de médicos Amyts― y de este. “De las 12 personas del comité, al encuentro solo pudieron ir cinco. El resto nos quedamos abajo, nerviosos. Aludieron a una restricción por la covid-19, pero lo hicieron por intimidar y ejercer presión. Aun así, nos creímos su buena voluntad”, critica.

El origen del conflicto se encuentra en un quiebro de la Comunidad. El 29 de diciembre de 2021, entró en vigor la ley 20/2021 para reducir la temporalidad en todas las Administraciones por debajo del 8% antes de diciembre de 2024, un compromiso que el Gobierno adquirió con la Comisión Europea para que España recibiera fondos europeos. Con esta norma, se reservan concursos basados en los méritos adquiridos para puestos de trabajo que hayan estado ocupados con contratos temporales pero por la misma persona durante al menos cinco años. Pero apenas cinco días antes de que se tramitara aquella norma, la Comunidad de Madrid convocó una OPE (Oferta Pública de Empleo) y 3.247 médicos de 46 especialidades se quedaron fuera de la ley estatal.

Era un cambio importante. Médicos especializados en técnicas muy concretas y que formaban parte de unidades de referencia en su hospital debían presentarse a unos exámenes generales. Por eso, tanto entonces, en 2022, como ahora, los médicos no fijos protestan porque la Consejería les ofrece un proceso de regularización que implica estudiar para un examen, en vez de ser reconocidos por un concurso de méritos, como han hecho otras comunidades autónomas.

Negociación “agresiva”

“Se vulneró la posibilidad de que se aplicara la ley, la Comunidad atrapó esas plazas. Fuimos a la huelga para que desestimaran la OPE, pero al final la huelga se cerró sin hacerlo”, denuncia Reyes. El acuerdo incluía que para “años sucesivos” se convocarían puestos por concurso de méritos y que, eso sí, se incorporarían 325 plazas de médicos de urgencias ―un sector especialmente castigado, ya que no haber tenido ningún proceso selectivo en las últimas décadas y su temporalidad que rozaba el 90%― en la convocatoria ordinaria de reposición de 2022. “Fue una negociación agresiva, centrada en dividirnos. Al final la mayoría apoyó el acuerdo, tampoco queríamos fastidiar a los compañeros de urgencias”, recuerda la médica.

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La Comunidad de Madrid se escudó en que había un informe jurídico para evaluar si era viable lo que pedían los facultativos y concluyó que “las plazas ya publicadas en el Boletín Oficial regional (BOCM) no se pueden desconvocar, porque eso significaría vulnerar la legislación nacional vigente en esta materia”. Reyes critica que tanto el comité de huelga como el Colegio de Médicos de Madrid enviaron a la propia Consejería sendos informes jurídicos que contradecían el del Gobierno regional. Pero fueron ignorados entonces, y ahora. “Es un documento que nunca nos han querido enseñar, a pesar de haberlo solicitado verbalmente en más de una ocasión”, añade la psiquiatra.

Actualmente, de los 12.018 especialistas hospitalarios del Sermas, 5.534 son fijos (un 46,05%) y 6.484 temporales (53,95%). Unos datos que contrastan con los que anunció la propia presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, que aseguró en una entrevista de la Cadena SER que había “acabado con la temporalidad”.

La doctora Ana Calín, en el exterior de las instalaciones del hospital Gregorio Marañón, Madrid.
La doctora Ana Calín, en el exterior de las instalaciones del hospital Gregorio Marañón, Madrid. Olmo Calvo

Gonzalo Zeballos, de 47 años, y Ana Calín, son dos de los médicos que llevan toda su carrera profesional sin contrato fijo y también de los que están “atrapados” en la oposición de diciembre de 2021. Ambos trabajan en el hospital Gregorio Marañón, él es neonatólogo y ella oncóloga. “Llevo así 18 años. Primero eran contratos cada tres meses, luego cada seis y por último anuales”, cuenta Zeballos. Al carecer de plaza fija, no tiene acceso a jefaturas de servicio o a promoción interna, ni en el hospital, ni en la universidad como profesor. Calín se encuentra en la misma situación, en su caso, 15 años: ”Estamos muy especializados y hemos conseguido, con nuestro esfuerzo, ofrecer servicios de altísima calidad que se pueden perder”.

Este problema viene de lejos, y no es exclusivo de Madrid. Desde hace décadas la región madrileña ha sacado OPEs con cuentagotas: pocas plazas y cada bastante tiempo, alargando la temporalidad de los médicos y aumentando así la incertidumbre y el descontento. Y tras años ―algunos llevan más de 20 sin plaza―de especialización, los facultativos se ven obligados a pasar una oposición con un examen general tipo test y a competir entre sí, pese a estar hiperespecializados ya en temas concretos y diferentes, y con quienes acaban de terminar la residencia.

Esther Rubio, nefróloga de 50 años, trabaja en el hospital Puerta del Hierro y no puede describir cómo es estar 18 años con un contrato temporal. “[En 2022] se llegó a un acuerdo muy beneficioso para algunas cosas, pero muchos profesionales nos hemos quedado en medio. ¿Por qué no lo acaban de hacer ya bien? ¿Por qué no con todos?”, se pregunta. De las 13 personas de su servicio, 10 son temporales. La residente que lleva cuatro años con ellos termina el periodo de prácticas en un par de semanas y ha decidido marcharse a Canarias. “Otra médico extraordinaria que se va. No tengo alma para decirle que se quede”, dice la nefróloga.

Mar Santos, pediatra de 47 años del Gregorio Marañón, también está cansada de ver cómo los residentes, a quienes enseña y prepara, se marchan nada más terminar. Y se siente “engañada” por la Comunidad de Madrid: “El fin de huelga anterior me defraudó. Se valieron de la técnica ‘divide y vencerás’ para solucionar el problema”. En su caso, son 16 años de contratos temporales y la esperanza perpetua de que saliera la OPE. Ahora, Santos sabe que si la Comunidad de Madrid convoca el examen de las oposiciones de 2021, no va a aprobarlo, aunque sepa realizar su trabajo perfectamente. No tiene tiempo para estudiar para un test no relacionado con su especialidad. Es madre soltera, su hija tiene déficit de atención y se pasa las tardes con ella haciendo los deberes. Y cuando sí puede estudiar, cuenta, no estudia pediatría general, sino a sus pacientes, a cada cual más complejo. “Esta huelga es por ellos”.

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Sobre la firma

Beatriz Olaizola
Es reportera en la sección de Madrid. Antes escribió reportajes para eldiario.es en el País Vasco, donde cubrió sucesos y temas sociales, políticos y culturales. También realizó prácticas en la Agencia EFE. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y máster en Periodismo UAM- EL PAÍS.

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