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Mala calidad y estado “pésimo”: CC OO denuncia los menús de las residencias infantiles de Madrid

El Gobierno regional firmó en septiembre un nuevo contrato de suministro para sus 22 centros de menores y el sindicato asegura que la cantidad y la calidad de los alimentos han ido empeorando mes a mes

Imagen facilitada por CC OO del estado del salmón que llega a las residencias infantiles de Madrid.
Imagen facilitada por CC OO del estado del salmón que llega a las residencias infantiles de Madrid.
Victoria Torres Benayas

“Esto no se lo pongo yo a los niños, así de claro”, llegó a decir un cocinero en Nochebuena ante la papeleta de tener que servir algo decente y comestible para la cena más especial del año con la materia prima de tan “pésima calidad” que había recibido. El salmón, “por llamarlo así”, tenía un aspecto “tan lamentable y asqueroso que parecía el que los supermercados tiran a los contenedores” porque está próximo a caducar y nadie lo compraría, pero es el que tuvieron que comer los 850 menores de 3 a 18 años que viven en acogida en las 22 residencias infantiles gestionadas por la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS). “Nadie podría algo así en la mesa en su casa, eran deshechos, basura”, relata Miguel Ángel Martín Ibáñez, delegado de CC OO en el sector y que fue director de uno de estos centros durante 11 años. Se trata de la segunda denuncia contra lo que la Comunidad de Madrid da de comer a los niños vulnerables tras los menús de Telepizza, Rodilla y Viena Capellanes que recibieron durante la pandemia 11.500 menores de familias con rentas bajas.

La situación ha llegado a ser “tan indigna” que en algunas residencias los trabajadores “han puesto de su dinero para comprar comida para los chavales”. Según Martín, la calidad y cantidad de los menús de las residencias de acogida para menores en dificultad social empezó a empeorar en septiembre y lo ocurrido en la Navidad clamó al cielo. Hasta entonces, cada centro se autogestionaba. El director elegía el distribuidor que quería, buscando la mejor relación calidad-precio y teniendo en cuenta las necesidades alimenticias concretas de sus niños. Sin embargo, ese mes cambió el sistema de provisión de alimentos y elaboración, al entrar en vigor un único contrato de suministro para todas las residencias, momento a partir del cual “todo es rígido y viene impuesto” y “todo ha ido a peor”. Además de ser de que los alimentos están “más pasados que pasados”, reciben las mismas raciones para niños de 3 que de 17, cuando las cantidades que necesitan los menores en las diferentes etapas de su vida varía mucho.

“Se ha ido recortando más y más y la calidad ha ido empeorando mes a mes”, agrega este trabajador. La adjudicataria del contrato es la Plataforma Femar, con sede en Alcalá de Guadaira (Sevilla), con la que este diario ha tratado de ponerse en contacto sin éxito. Según su web, Femar “se dedica a la distribución en todo el territorio nacional de productos de alimentación general y congelados”. Entre sus clientes están “hospitales, residencias geriátricas (públicas y privadas), hoteles, comedores escolares, caterings...

La Comunidad de Madrid paga por cada menú completo unos 5,50 euros, según el sindicato. El contrato está dividido en dos lotes, uno por 428.545,95 euros anuales (12 residencias y 145.000 menús) que salió licitado en 582.246 euros, y otro por 433.796 (10 residencias y 147.000 menús), licitado en 534.216. Preguntado al respecto, un portavoz de la Consejería de Políticas Sociales y Familia, de quien depende la AMAS, asegura que el contrato “se tramitó conforme a las especificaciones que marca la Ley de Contratos del Sector Público”.

“No existe tal recorte, los menús están supervisados por nutricionistas y ofrecen una dieta equilibrada según las necesidades de los usuarios”, sostiene la consejería, que rebaja la cifra de menores acogidos en sus 22 centros a 500. Sin embargo, sí admite que “se han detectado algunos desajustes en cantidades de las raciones que se suministran según las edades de estos menores, que se están corrigiendo”.

Estado de la carne que reciben los cocineros de las residencias, en una imagen facilitada por CC OO.
Estado de la carne que reciben los cocineros de las residencias, en una imagen facilitada por CC OO.
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Pero CC OO Madrid asegura haber recibido desde septiembre unas 50 quejas de los profesionales de las residencias por el continuo empeoramiento de la materia prima. “Las llamadas han ido en aumento, pero el pico se ha producido en Navidad, cuando la comida ha alcanzado ya a unos niveles deplorables, por no usar otra palabra”, explica el sindicalista. Hace unas semanas el propio personal hizo una recogida de firmas para pedir a la Gerencia del AMAS una “solución inmediata”.

El sindicato, que habla de “maltrato institucional” a los menores, ha denunciado este viernes la situación y, de no solucionarse, se plantea acudir al Defensor del Pueblo o denunciarlo a la Fiscalía de Menores u otros organismos competentes, según avanza Manuel Rodríguez, responsable de política social del sindicato.

“Los mayores pasan hambre”

“El pescado está congelado y descongelado varias veces, no está limpio y tiene muchas espinas, por lo que es incomestible para niños pequeños, la carne tiene mal aspecto y tanta grasa que al quitarla te quedas sin carne, la tortilla de patatas viene congelada, los yogures caducan a los tres días, chavales de 17 años con una barrita de muesli para el recreo... los cocineros tienen que hacer verdadera magia para ponerles algo que sea consumible”, lamenta Martín, que ha visto in situ los productos que llegan a las cocinas, donde “se tira comida porque caduca”.

“Los niños pequeños se quejan muchos de que no les gusta la comida y los mayores pasan hambre. Hemos empezado a detectar pequeños pillajes en las despensas y un aumento de la comida basura, de la bollería industrial y de las chucherías que toman”, asegura Martín. “A los niños mayores que se portan bien les damos una paguita semanal y salen del centro y lo que se compran es un kebap”, se queja este educador social.

El responsable de política social de CC OO lamenta “la falta de sensibilidad social” de un Gobierno regional al que recuerda su obligación de velar por una alimentación y nutrición variada, correcta y de calidad de los niños a los que tutela. Porque no se trata solo de comida. “Esta situación incide negativamente en los principios fundamentales de la integración social, como el de normalización o el derecho a la no discriminación o estigmatización”, recuerda, para considerar especialmente terrible que esto ocurra “en Navidad”.

“Hay que mimar un poco a estos niños, que no se sientan diferentes hasta en la comida. A veces hay quejas en los comedores de los colegios, pero esos niños luego van a su casa y compensan, pero aquí no hay nada, es de lunes a domingo, y en la comida y en cena, lo mismo, todo asqueroso y más pasado que pasado”, recalca Rodríguez.

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Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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