Hallados nuevos restos óseos en la zona de Ávila en la que se buscaban pistas de la desaparición de Juana Canal hace 19 años
La Guardia Civil y la Policía han encontrado huesos en un camino cercano al lugar donde en 2019 localizaron el cráneo y el fémur de la mujer
La Guardia Civil y la Policía Nacional han encontrado restos óseos en unos terrenos de difícil acceso cercanos a Navarredondilla (Ávila, 150 habitantes), donde las autoridades buscan pistas sobre Juana Canal, desaparecida en Madrid hace 19 años cuando ella tenía 38. Los huesos, que deben confirmarse como humanos y en caso afirmativo cotejarse con el ADN de la mujer, se hallaban en una zona cerca de una carretera nacional poco frecuentada. En unos parajes próximos, los investigadores dieron en 2019 con el cráneo y el fémur de Canal, hallazgos que relanzaron la investigación. El principal sospechoso de la muerte, la expareja de la difunta, tiene vinculación con estos pueblos abulenses, según los investigadores.
Fuentes de la Guardia Civil precisan que, gracias al gran despliegue de este lunes en esta zona boscosa y escasamente frecuentada, han localizado lo que creen que es un fémur humano, a apenas unos metros de una vía asfaltada. Los más de 60 agentes sobre el terreno han contado con el apoyo de múltiples drones ―capaces de detectar cambios de temperatura en el subsuelo y apreciar así si la tierra se ha removido al tratar de enterrar cadáveres―, para ampliar el rango de búsqueda y disponer de imágenes aéreas. La unidad canina ha utilizado perros especializados en el rastreo de restos. Ha sido uno de ellos el que ha detectado las pruebas que deberán ahora estudiarse en un laboratorio para determinar si se corresponden con huesos de persona y, en concreto, con los de Juana Canal.
El abogado de la familia de la madrileña, Juan Manuel Medina, pide prudencia antes de asegurar que los vestigios son de la víctima, pero admite que tras las evidencias descubiertas hace tres años “todo parece indicar que se podría tratar de más huesos de Juana”. En ese momento, gracias a un paseante que reparó en ellos, dieron con un cráneo y un fémur. Los investigadores tuvieron constancia del hallazgo de esos restos hace tres años, pero a los parientes de la mujer no se les informó hasta el pasado julio, debido a varios fallos de comunicación y la interrupción por la pandemia.
El letrado destaca que el caso sigue bajo secreto de sumario y que las partes apenas tienen información sobre el desarrollo de las pesquisas policiales. Tampoco de por qué, después de tres años, se ha vuelto a actuar sobre los terrenos de Ávila en los que en su momento aparecieron los primeros indicios sólidos. Medina valora también la implicación de la Guardia Civil de esta provincia, a quienes agradece su trabajo, porque gracias a ellos han conseguido avanzar más en el proceso y en tener más datos sobre lo acontecido con Canal.
El rastro de la mujer, conocida como “Juani”, se perdió el 22 de febrero de 2003. Uno de sus hijos acudió a la vivienda familiar y allí vio una hoja escrita por la nueva pareja de la mujer en la que relataba que ambos habían discutido fuertemente y que ella había abandonado la vivienda. El varón escribió que Canal se había “tomado un montón de pastillas y se había ido” y que él había “llamado a la Policía y todo”, y “salido a buscarla”. “Ha habido un momento que se ha quedado muy grogui y me ha amenazado con beber”, rezaba el mensaje que encontró el hijo de la desaparecida cuando entró en el domicilio, una versión a la que los parientes de la víctima nunca han atribuido una gran credibilidad. Fuentes cercanas a Canal rechazan que ella, que tenía dos hijos de una relación anterior y que dejó la documentación personal en la casa, se fuese voluntariamente, y han apuntado al hombre como principal sospechoso de la muerte de la madrileña, que vivía en el distrito de Ciudad Lineal de la capital. La denuncia que presentaron sus allegados señalaba que Juana no llevaba consigo teléfono móvil, bolso ni documentación.
Hace unas semanas, el pasado 29 de septiembre, la Policía Científica y personal del área de Homicidios acudieron al piso que la pareja compartía para registrarlo y tratar de hallar más pruebas que esclarezcan el suceso. La desaparecida, de pelo largo y rubio y ojos azules, llevaba un abrigo negro la última vez que fue vista y no guardaba ninguna vinculación con la provincia de Ávila más allá de la que tenía su compañero sentimental. Hasta el pasado septiembre dicho domicilio, que ahora ocupan parientes de Juana Canal, no había sido investigado.
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