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Mónica García reprocha a Isabel Díaz Ayuso la inacción frente a la ola de calor: “Los madrileños nos estamos cociendo”

Las dos políticas protagonizan un rifirrafe en la Asamblea de Madrid por la falta de medidas del Ejecutivo regional para combatir los efectos de la crisis medioambiental

La portavoz de Más Madrid, Mónica García, interviene durante el pleno de la Asamblea de Madrid desde su escaño.
La portavoz de Más Madrid, Mónica García, interviene durante el pleno de la Asamblea de Madrid desde su escaño.Eduardo Parra (Europa Press)
Juan José Mateo

¿Qué está haciendo el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso para hacer frente a la ola de calor? En el Madrid de las piscinas autonómicas cerradas, de los horarios de verano y la salida de clase a las tres de la tarde, sin colegios acondicionados para intentar evitar los golpes de calor a los alumnos, esa es la pregunta que le plantea este jueves en la Asamblea Mónica García, portavoz de Más Madrid, a la presidenta regional. La respuesta de la líder conservadora, sin embargo, apenas deja detalles de su estrategia, de políticas concretas, o de qué está haciendo el Ejecutivo para paliar los efectos de un fenómeno que amenaza con ser cada vez más frecuente, intenso, y temprano en el tiempo. “Sí, lo confieso, uso el aire acondicionado. Soy así de rara”, ironiza Ayuso, que enuncia la existencia de un plan de vigilancia y control de las olas de calor del que no da detalles. “Póngase el ventilador, que no es delito”, cierra mientras se dirige a García.

Todo empieza con la última pregunta de la sesión de control que se celebra este jueves en la Asamblea de Madrid, donde el aire acondicionado permite a los diputados acudir al pleno con camisa de manga larga, americana gruesa, y corbata bien anudada contra el cuello.

“No sé si lo habrá notado desde el fresquito de su coche oficial, o de su despacho, o de su negacionismo, pero ahí fuera los madrileños nos estamos cociendo”, arranca Mónica García, que recuerda que ya ha llevado a la Cámara propuestas para aclimatar los colegios, crear esos “refugios climáticos”, rehabilitar viviendas, o fomentar las energías renovables. “Es su responsabilidad proponer soluciones, pero por lo que veo su única propuesta frente al cambio climático es pedirle el gorrito de plata a sus socios de Vox”, le espeta a Ayuso sobre la extrema derecha, que niega el problema. “Hay dos tipos de negacionismo climático, el conspiranoico, que piensa que todo es culpa de la izquierda, y el reaccionario, que piensa que cocerse es lo más natural, como que las mujeres estén en la cocina”, añade. “Usted es la perfecta mezcla de ambos”, subraya la líder de la oposición, que acusa a la presidenta regional de “quedarse de brazos cruzados”.

Ayuso escucha mientras comenta las palabras de García con Enrique Ossorio y Alfonso Serrano. Esa conversación refleja el triángulo de poder sobre el que descansa el nuevo PP de Madrid desde que su líder es la baronesa regional. Un día después de ser nombrado vicepresidente, Ossorio se sienta por primera vez a la derecha de Ayuso, escenificando el desplazamiento del consejero de Presidencia, Enrique López, que no apoyó a la líder en su guerra con Pablo Casado. Y una semana después de ceder la portavocía parlamentaria para dedicarse a la secretaría general del PP de Madrid, allí sigue Serrano, de comentario en comentario con la presidenta, ejemplificando que no ha perdido poder con el cambio, sino todo lo contrario. Ninguno de los tres parece excesivamente preocupado por lo que dice García sobre la emergencia climática.

¿Y cuánto importa esa emergencia en el gobierno de Madrid? Desde que llegó al poder, en 2019, Ayuso ha dicho que el medio ambiente es un eje clave de su Gobierno, ha apostado por las electrolineras, ha anunciado un plan de descarbonización, y también una estrategia frente al cambio climático. Del mismo modo, ha dicho que “el ecologismo es una ideología totalitaria dirigida contra el campo”. O que “nadie ha muerto” por contaminación, uno de los grandes aceleradores del calentamiento global.

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“Sí, lo confieso, uso el aire acondicionado. Soy así de rara”, responde este jueves a García la presidenta, marcando desde la primera fase el tono de su réplica en la Asamblea. “No es la única médico, ni la única madre, ni la única persona que está pasando calor en España a causa de una ola que no he provocado yo. No tengo nada que ver con la ola”, insiste Ayuso, irónica a rabiar. “Lo lamento, pero a partir del lunes la ola [de calor] va a remitir, así que ya se tienen que estar buscando el próximo insulto para el próximo pleno”, añade. Y cierra: “Esta ola no la tenía prevista [nadie] en todo el país, pero yo sí lo tenía que haber previsto (...) Póngase el ventilador, que no es delito”.

De chascarrillo en chascarrillo, Ayuso apenas deja alguna pista sobre la estrategia de la Administración regional frente al cambio climático. Dice que se han invertido cinco millones de euros en mejorar el aislamiento energético de los colegios. Que la Comunidad defiende un modelo energético con “las mejores y más avanzadas” tecnologías, “siempre buscando menor contaminación”. Y que hay activado un plan de vigilancia y control de las olas de calor que incumbe a las Consejerías de Sanidad y Políticas Sociales, además de a los principales Ayuntamientos.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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