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Tribuna
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En 2030 el 10% de los viajes en la Comunidad de Madrid serán en bici

Es hora de actuar con inteligencia y audacia para dejar de ser el patito feo de la movilidad europea

Una mujer monta en bici en el centro de Madrid, el verano pasado.
Una mujer monta en bici en el centro de Madrid, el verano pasado.Andrea Comas

Hoy la bici tiene un uso paupérrimo en la región, solo representa el 0,5% de los viajes. Los datos oficiales son consistentes en los últimos 22 años y en todas las coronas metropolitanas. Y tenemos una gran oportunidad. La bici es más accesible para más personas que el coche. Lo es para la gran mayoría de economías familiares, capacidades personales y distancias de viaje. En la región, el 67% de los viajes son de menos de cinco kilómetros, solo el 20% son de más de 10 kilómetros. Y de todos los viajes al trabajo en coche o moto, solamente el 12% son de más de 10.

Cualquier persona con una capacidad física normal puede recorrer de cinco a 10 kilómetros en bici más rápido que a pie y en transporte público, y en el mismo tiempo que en coche en un entorno urbano. Por eso, todas las capitales europeas han reforzado su apuesta por la bici en los últimos años. En Copenhague, el 35% de los viajes son en bici y en París esperan llegar al 25% en 2030.

¿Por qué esta apuesta transversal, en ciudades grandes y pequeñas, gobernadas por todo tipo de signo político? Porque la bici es muy eficiente. Un carril bici mueve ocho veces más personas por hora que un carril para coches, reduciendo atascos y contaminación, sin emisiones de CO₂ y dejando más espacio para peatones, árboles y espacios estanciales. Permite grandes ahorros para las familias, ya que la compra y mantenimiento de un coche cuesta de media 335 euros al mes en España. La mayor parte de ese dinero acaba fuera de nuestra economía, puesto que el 75% de los coches y casi todo el combustible son importados.

Al prescindir del coche o usarlo menos, la mayor renta disponible repercute en la economía local, impulsándola y creando empleo. Y en las calles en las que se mejora la peatonalidad y ciclabilidad aumentan las ventas del comercio local. Además, supone una mejora de la salud muy significante: el Gobierno holandés calcula que el uso de la bici reduce un 20% su gasto sanitario.

Por todo esto, el 2 de junio se presenta en la Asamblea de Madrid una Proposición No de Ley que propone el reto de conseguir el 10% del reparto modal en bici para 2030 con una serie de medidas, entre las que destaca la creación de una red de carriles bici cómodos, directos, atractivos, de diseño uniforme y protegidos físicamente del tráfico. Un concepto sencillo y comprobado: para que la gente emplee la bici es imprescindible, ¡imprescindible!, disponer de infraestructura exclusiva para la bicicleta.

Es hora de actuar con inteligencia, valentía y audacia por el bien de todos los madrileños y para dejar de ser, pronto, el patito feo de la movilidad europea.

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