La única escuela de titiriteros de España está en Alcorcón

En un taller repleto de escayola, moldes y telas Juan Muñoz, de 69 años, elabora sus muñecos. El madrileño empezó su carrera a los 18 años junto al marionetista Francisco Peralta, su amigo de la infancia. Muñoz creó su propia compañía, La Tartana, en 1977. Los títeres de los 45 espectáculos ideados por él y su equipo componen la exposición del centro cultural Miguel Ángel Blanco. A principios del siglo XX, Madrid se convertía en el punto de encuentro de los profesionales del arte del títere español. Cien años después, el ateneo del gremio se establece en Alcorcón, donde el maestro ha abierto la única escuela de formación para titiriteros de España.

El caballo de Don Quijote, la figura de Chaplin en una bicicleta o decenas de masáis son algunas de las piezas autómatas que componen esta muestra. Lo que a simple vista parece un muñeco se convierte en un títere gracias a un botón que activa el movimiento. Los mecanismos fabricados con poleas y aluminio constituyen un trabajo creativo basado en la “ingeniería de las articulaciones”, según el artista.

Muñoz dedica ocho meses para crear a sus personajes. Desde pequeño, el creador ha sido el “manitas” de sus 12 hermanos. Cambiaba las bombillas, arreglaba los enchufes y confeccionaba sus propias colecciones de sellos. “Mi padre estaba empeñado en que tuviéramos una carrera”, recuerda. Siguiendo las directrices de su progenitor, se graduó en Economía, pero nunca abandonó su verdadera pasión: “Empecé haciendo espectáculos en casa de mis hermanas con muñecos artesanales”.

Tras más de 40 años de trayectoria profesional, su objetivo ahora es ofrecer una alternativa de formación artística a los jóvenes de la ciudad a través de un oficio que combina las artes plásticas con el arte dramático. “Ya es hora de dignificar la profesión”, declara.

El especialista calcula que más del 90% de la producción de obras con títeres se dedican al público infantil. Por este motivo, el centro cuenta con una sala dedicada a los niños en la que se ofrecen cursos para fomentar su creatividad con materiales reciclados. La yincana está dividida en técnicas de hilo, guante y sombras.

A pesar de existen varios festivales, como el del Museo y Centro Internacional de la Marioneta de Tolosa en el País Vasco, cuenta que son muy pocos los espacios y teatros que se dedican exclusivamente al arte del títere. La compañía La Tartana, formada por un equipo de 10 trabajadores, recibe subvenciones anuales de del Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid que suman 70.000 euros por gira.

“Llevamos mucho tiempo reivindicando un arte que parecía menor dentro de las artes escénicas. Cada vez hay más compañías que se han especializado en teatro de títeres y otras de teatro o danza que empiezan a usar este recurso”, explica su hija, Elena Muñoz, con la que el artista ha puesto en marcha el proyecto de su nueva fundación El Arte del Títere. La madrileña, de 33 años, siguió los pasos de su padre, pero pronto se bajó de los escenarios para dedicarse a la gestión cultural. Ella es la directora del centro que abrirá en enero el plazo para la inscripción al curso formativo de dos años que empezará en octubre de 2022.

El espacio también ofrece sus instalaciones a las compañías que quieran trabajar en el taller bajo la supervisión de Juan Muñoz y su compañera Inés Maroto. El edificio cuenta también con una sala de exhibiciones con sillas y focos donde se impartirán las clases de interpretación y movimiento y conferencias. La iniciativa cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Alcorcón. Padre e hija se reunieron con la concejalía de Cultura del municipio hace dos años, pero la pandemia retrasó su apertura. Además de la sala de exposiciones y el taller, la escuela inaugura un laboratorio de investigación y creación y un centro de documentación y archivo.

Entre el papel de falla, las pinturas, las fibras y la silicona del taller, Muñoz enseña orgulloso una de sus creaciones más recientes. Se trata de un títere en forma de niño a tamaño real del espectáculo Los niños Pájaros, cuya estructura está elaborada con espuma y velcro. “Con una mano mueves la cabeza y con la otra las piernas”, explica el madrileño en la escuela que inauguró junto a su hija el 16 de diciembre.

Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.