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La fiebre de la Lotería de Navidad en el Teatro Real: cinco días de cola para asistir al sorteo

Sentados en sillas plegables y con mantas en las piernas, los siete fanáticos de la lotería navideña hacen turnos y amanecen en la puerta del teatro

Los primeros asistentes a la ceremonia del sorteo de la Lotería de Navidad en el Teatro Real de Madrid hacen cola dos días antes de que se celebre.
Los primeros asistentes a la ceremonia del sorteo de la Lotería de Navidad en el Teatro Real de Madrid hacen cola dos días antes de que se celebre.DAVID EXPOSITO

Llevan desde el viernes en la entrada del Teatro Real. Son siete personas con gorros, bufandas y abrigos: “Se nos ha olvidado el paraguas. Verás como empiece a llover”. Faltan más de 24 horas para el comienzo del sorteo de la Lotería de Navidad y hay ya quién hace la cola de día y de noche para asegurarse un sitio en primera fila y ver cantar el gordo a los niños de San Ildefonso. Sentados en sillas plegables y con mantas muy gruesas en las piernas, este grupo de aficionados hace turnos y amanece en la puerta del teatro desde hace cuatro días. Manoli Sevilla tiene 84 años y asiste al Sorteo Extraordinario de Navidad desde 2012. La madrileña sorprende todos los años con un disfraz diferente: de bombo, ranita o árbol de Navidad. Para celebrar la vuelta a la presencialidad, ha decidido vestirse de estrella fugaz. “¡Este año me va a tocar el gordo!”, afirma convencida tras haber comprado 50 décimos de lotería.

Después de un año sin aforo debido a las restricciones por la pandemia, el público volverá este miércoles al Teatro Real, así como lo anunció el pasado viernes la organización de Loterías y Apuestas del Estado, junto al Comité de Expertos Sanitarios del teatro. El aforo será reducido, monitoreando la evolución de la incidencia hasta el día del sorteo.

Acampar y disfrazarse para asistir al sorteo es un verdadero ritual para Manoli, que durante nueve años ha contado con la ayuda de su hija y sus amigas, que llegaban la mañana del sorteo con espumillón y la ayudaban a vestirse en un bar situado a escasos metros del teatro. Pero, este año su hija, Manuela Carballido, ha reservado un hotel en la plaza de Isabel II, donde Manoli se instaló el viernes y dormirá hasta el martes: “No está para moverse mucho y así no le quitamos la ilusión porque si no viene se muere”.

Jesús Ruiz —Chus para sus amigos en la cola— ha comprado 51 décimos. La cantidad de papeletas coincide con su edad. Él siempre juega al 00000, porque desde niño le tiene fascinación al número cero. El día de la lotería de Navidad le trae a la memoria recuerdos de la infancia, cuando su tío en Cantabria le pagaba 25 pesetas por anotar los números durante la emisión del sorteo en RNE. “Siempre me decía que algún día mi padre nos iba a llevar a Madrid para asistir en persona”, recuerda emocionado.

Su compañero, el famoso obispo, llegó a las siete de la mañana del sábado desde León. Es el décimo año consecutivo que Juan López, de 40 años, elige este disfraz para acampar fuera del Teatro Real. Lleva consigo 72 décimos que compró en Doña Manolita, la famosa administración madrileña desde donde abastece el bar que regenta en León. Ayer le tocó hacer la guardia en la puerta del teatro de noche. “Tenía los pies tan helados que no podía ni andar. Nos pierde la ilusión”, asume animado a pesar del frío.

Pero, no todos son veteranos como Manoli, el Obispo y Jesús, a quienes la Lotería de Navidad unió hace nueve años y los que convocan desde entonces su acampada a través de su grupo de WhatsApp. Francisco Guzmán, de 70 años, es la primera vez que se une a esta especial comitiva, animado por unos amigos “muy fanáticos” que tienen un bar en el barrio de Prosperidad: “Hace dos años intentaron entrar, pero, tras pasarse aquí toda la noche, se quedaron a las puertas”. Para evitar que esto vuelva a ocurrir, decidieron organizarse con antelación y turnarse. El dominicano ha jugado un solo décimo, aunque comparte otros seis con su grupo de petanca: “Elijo siempre el mismo número, el 66335, por un sueño que tuve, aunque es complicado encontrarlo. Este año ya no quedan”.

El amigo de Guzmán, José Luis Santos, ha llegado a las cuatro de la tarde para hacerle el relevo. El gallego de 57 años ha comprado 12 décimos y cuenta que lleva acampando a las puertas del teatro desde hace cuatro años. “Hace dos años vino un grupo de 20 personas vestidas de gambas y nos pasaron delante. ¡Este año vamos a entrar sí o sí!”, cuenta eufórico mientras reparte un caldo de verduras que trae en un termo para que sus compañeros entren en calor.

El público interesado en asistir deberá hacer la cola para disfrutar del sorteo de Navidad gratis en directo. Este año, debido a la pandemia y a la limitación de aforo, se facilitará una entrada en la taquilla del Teatro Real con la correspondiente butaca numerada. Asimismo, cada asistente deberá identificarse con su DNI o NIF y facilitar un número de telefónico o un correo electrónico para garantizar la trazabilidad de los contactos durante el sorteo. Los siete aficionados, que llevan desde el viernes acampados en la entrada del teatro, esperan recibir las visitas de otros fanáticos como ellos. El móvil de Manoli no deja de sonar. “¿Ya estás en la cola?”, le pregunta un amigo que llegará más tarde. “Aquí estamos cogiendo frío para que él venga de lindo”, le reprocha sarcástico Guzmán tras sorber el último trago de caldo que le queda en el vaso de plástico.

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