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Salvada de la mutilación genital por segunda vez en un año de vida

Dos padres senegaleses son detenidos en Madrid por sustraer a su hija de un centro de menores para tratar de realizarle la ablación

Fachada de la residencia de primera infancia Rosa en el barrio de Chamartín, este sábado.
Fachada de la residencia de primera infancia Rosa en el barrio de Chamartín, este sábado.David Expósito
Patricia Peiró

La residencia de primera infancia Rosa, en la zona norte de Madrid, tiene dos accesos. Un portón metálico y otra entrada peatonal justo al lado. Por allí salió el viernes sobre las cinco de la tarde una mujer de 30 años con un bulto envuelto en una especie de pareo. Ese bulto era su hija, una bebé de un año. Y se la llevaba con la determinación de que le llevaran a cabo la mutilación genital. Es la segunda vez que sus padres intentaban someter a la pequeña a esa intervención, consistente en extirpar parte de los órganos genitales, en el primer año de vida de la niña, según han confirmado fuentes de la Policía. Tanto ella como su marido fueron detenidos horas después. La pequeña vuelve a jugar en la residencia desde la que emergen risas y gritos de niños que juegan al otro lado del muro que la rodea.

Precisamente porque no era la primera vez que lo intentaban, las autoridades habían decido poner a la niña bajo la custodia de la Comunidad de Madrid y tenerla ingresada en una residencia.


En cuanto los trabajadores del centro dieron el aviso de que la madre se había fugado con su hija, se puso en marcha un dispositivo policial “frenético” que logró dar con el padre, de 41 años, en pocas horas en Tetuán. A través de él, los agentes llegaron hasta la madre y el bebé antes de que acabara el día. La niña vive en esta residencia “desde verano”, señala una trabajadora del centro a través del telefonillo. La Comunidad de Madrid se hizo cargo de ella después de detectar que su familia tenía intención de someterla a esta práctica que todavía es muy común en países de África como Somalia y Mali, y que representa una forma más de sometimiento de la mujer. En algunas de estas regiones, es obligatorio que una niña esté mutilada si quiere encontrar un marido.

Hodan Sulamán es somalí de nacimiento, aunque lleva 32 años en España. Los últimos siete, trabajando para Médicos del Mundo como mediadora cultural para concienciar y formar a familias y trabajdores sociosanitarios para prevenir la ablación entre los migrantes que se establecen en Madrid. “Normalmente se llevan a las niñas a los países de origen para mutilarlas y después vuelven, pero puede que con la pandemia y las restricciones de viaje, empecemos a ver que lo hacen en el país de destino”, alerta la mediadora. “He sentido tanta frustración cuando he leído la noticia. Son unos padres a los que no hemos llegado, pero claro, es que no podemos llegar a todos...”, se lamenta. Cada año, su grupo de trabajo se reúne con 150 familias para evitar que se produzcan situaciones como de la de la menor del centro de primera infancia Rosa.

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La madre se llevó a la niña en una visita programada y supervisada por el centro. “Estos encuentros son habituales”, señala la misma empleada del centro. El contacto de estos padres con su hija seguramente se verá alterado después del secuestro de este viernes. “La semana que viene los técnicos se reunirán para evaluar la situación y bien o prohibir las visitas de los padres o adoptar mayores restricciones y medidas de control”, apuntan desde la Consejería de Familia de la Comunidad de Madrid. Este portavoz asegura que todas estas acciones irán en concordancia con la investigación policial que se desarrolle a partir de este momento. La niña seguirá bajo la tutela de la Administración y a la madre se le acusa de un presunto delito de sustracción de menores. El padre acumula numerosos antecedenes policiales por asuntos relacionados con extranjería.

El poder del padre de familia

“Lo que me parece más soprendente es que Senegal es uno de los países más avanzados en este tipo de temas, esta práctica allí se realiza muy poco”, señala Sulamán. La mediadora explica que siempre es el hombre que manda en la familia el que decide sobre el futuro de las niñas. “Si él se opone, no se realiza la ablación. Si trata de oponere la madre, puede incluso ser repudiada. Así que el poder está en manos del cabeza de familia, aunque no intervenga directamente en el proceso”, indica Sulamán. Ella se implicó a fondo en la lucha contra esta tradición ancestral en muchas regiones de África porque era algo que había vivido de cerca. “Lo hago porque quiero defender a las mujeres de mi alrededor, a las que amo”, sentencia.

Más de 2.000 niñas se hallan en riesgo en la región de sufrir una ablación y esta cifra asciende a más de 18.400 en toda España, según las estimaciones de la Fundación Wassu-UAB, una organización científica que trabaja desde hace 30 años por la erradicación de esta costumbre y que colabora con el Ministerio de Igualdad. La ONU ha dictaminado que esta costumbre supone una violación contra los derechos humanos de mujeres y niñas. Desde 2017, la Comunidad de Madrid cuenta con una Guía de Prevención de la Mutilación Genital Femenina, que pretende orientar a los profesionales sociosanitarios para que detecten a las niñas en riesgo de sufrirla.

La pequeña que el viernes abandonó el centro de menores del norte de Madrid envuelta en un fular es una superviviente. Ha escapado dos veces en su primer año de vida de una práctica cruel que, por desgracia, sus padres no dejan de intentar hcerle exprimentar una y otra vez. Por el momento ella permanece segura tras los muros de ladrillo rojo del número 174 del paseo de la Habana en un complejo en el que hay también una escuela infantil y donde los árboles sobresalen por encima de la tapia.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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