Manual avanzado antirrobo para porteros
Detectan las marcas que dejan los ladrones y están en permanente contacto con la policía, este es el papel que juegan estos ‘centinelas’ de los pisos de Madrid especialmente en los meses de verano
Una decena de figuritas adornan la garita del portero de este bloque de pisos del distrito de Chamartín, uno de los más acaudalados de Madrid. Una de Homer Simpson, otra de un perrete... “Son de un niño que vive aquí y los que tiene repetidos me los da”, acalara Eduardo Hernández, de 32 años. Empezó a trabajar en esta finca en octubre de 2020 y al poco de llegar recibió la visita de dos policías de la comisaría cercana. Querían darle información sobre las técnicas que usan los ladrones para marcar las casas. El cursillo avanzado antirrobos dio sus frutos. Al día siguiente inspeccionó las puertas del medio centenar de casas que hay en su bloque. “Todas estaban marcadas”, asegura. Su papel es fundamental a la hora de prevenir un posible robo, como el que sucedió solo unos meses antes de que él se incorporara a este trabajo.
La policía cuenta con agentes especializados en informar a las comunidades de vecinos y prevenir los robos, especialmente en los meses veraniegos. Azucena y Tamara son dos de ellas. Durante todo el año visitan mantienen el contacto con “el mayor número posible” de residentes en Chamartín. Ellas se centran en la prevención, en dar formación y consejos para que sean ellos mismos los que den la voz de alarma si ven algo sospechoso. “Antes de la pandemia acudíamos a reuniones de vecinos, pero ahora no es posible, así que mantenemos el contacto con los porteros y los administradores”, apunta Azucena.
Según el balance de criminalidad que elabora el Ministerio del Interior, en la Comunidad de Madrid (6,64 millones de habitantes) se produjeron 7.056 robos con fuerza en domicilios en 2020, aunque es un año que no es representativo estadísticamente debido a la pandemia. En 2019, la región registró 11.469. El número de estos delitos en la región desciende en cada balance. En los dos años previos la cifra superó con creces los 12.000. Es una cifra muy inferior a la de comunidades con una población similar como Cataluña (7,5 millones de habitantes), donde se contabilizaron 15.198 robos en casas en 2020.
“Les explicamos qué señas dejan los ladrones antes de actuar y también consejos cuando se van de vacaciones”, apuntan las agentes. Las marcas en los porteros automáticos que servían para indicar cuánta gente vivía dentro de las casas son algo del pasado. “Yo no he visto eso en mi vida, eso está obsoleto”, recalca Azucena. Ahora, los delincuentes colocan pegamento en la zona superior o inferior de las puertas, unos pequeños plásticos en las ranuras o maderitas en el resquicio de la entrada. Si el ladrón ve que no están como las han dejado cuando regresan, existen más posibilidades de que los ocupantes estén en la casa o vayan a volver. “Su prioridad es que el domicilio esté vacío para evitarse problemas”, puntualiza Tamara.
En este distrito casi, todas las fincas cuentan con portero, algo que no es tan habitual en toda la capital, donde el sindicato del gremio calcula que existen unos 15.000. “Ahora se están imponiendo las contratas en las que una persona viene a limpiar unas horas y se va. Yo vivo aquí y me preocupo por la seguridad porque lo siento como mi casa”, señala Hernández. Antes de este empleo, cuidó de otro bloque en Núñez de Balboa, donde también vivió intentos de robo.
“Muchos porteros tienen hasta grupos de WhatsApp entre los que se van informando. A veces cuando llegamos para hablar con ellos ya saben que estamos haciendo ronda porque lo han comentado entre ellos”, cuenta Azucena. Tras una visita, suelen dejar trípticos y carteles con consejos. “Pero funciona más que hable yo con ellos que un cartel en el ascensor”, afirma Hernández. El trabajador se mantiene alerta. Sube hasta el sexto piso para mostrar los restos de una marca de pegamento seco que ha limpiado recientemente. “Si no sabes lo que es, piensas que es suciedad y ya está”, indica Tamara.
Las agentes explican que los ladrones van modificando su modo de actuar a medida que la policía aprende sus técnicas y cómo combatirlas. A mediados de julio, una banda especializada en el escalo fue detenida tras robar más de 80.000 euros en efectivo y joyas por valor de 150.000 euros en la zona de Aravaca y Las Rozas, también dos zonas de alto poder adquisitivo. Esta técnica consiste en entrar por las ventanas trepando por las tuberías. Pero la más común es el bumping, un método que consigue forzar la cerradura a base de dar de sí los pistones que la componen. “Por eso, decimos que más importante que tener una puerta acorazada, es disponer de un buen bombín”, puntualiza Tamara. El 10 de agosto cayó un grupo criminal especializado en esta técnica en Tetuán que operaba en todo el territorio nacional. Otros ladrones prefieren el resbalón, en la que se abre con una tarjeta o una radiografía.
“Lo que quieren es ser muy rápidos y no llamar la atención”, destaca Azucena. Ese era el objetivo de una de las bandas que más ha llamado la atención de la policía en los últimos tiempos. Las bautizadas como las top model, que se paseaban por Chamberí vestidas de forma elegante y simulando llevar ropa de marca, mientras iban en busca de sus objetivos. Pertenecían a un clan croata y fueron detenidas en abril tras entrar en decenas de viviendas. Las delincuentes, todas mujeres menores de 25 años, preferían fincas que no tuvieran portero.
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