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Deambulando en busca de un techo

La compañía Cambaleo, desalojada de un día para otro de una de las naves del Matadero de Aranjuez tras 26 años de actividad, se enfrenta a un futuro incierto

De izquierda a derecha, Antonio Sarrió, Begoña Crespo y Carlos Sarrió, miembros de la compañía de teatro Cambaleo, en la sala La Cuarta Pared.
De izquierda a derecha, Antonio Sarrió, Begoña Crespo y Carlos Sarrió, miembros de la compañía de teatro Cambaleo, en la sala La Cuarta Pared.DAVID EXPOSITO
Rocío García

Estaban actuando en Vigo cuando les llegó la noticia del desahucio de una de las salas que desde hace 26 años ocupaban en las Naves del antiguo Matadero de Aranjuez, la ciudad donde residen. Sin mediar conversación o aviso alguno, una llamada telefónica, el pasado 30 de marzo, les advirtió del cierre del teatro. Esa misma tarde un destacamento de la Policía Municipal procedió a su precinto. La orden venía del Ayuntamiento de la ciudad que alegaba el supuesto estado de ruina de la nave como consecuencia del temporal de Filomena, ocurrido tres meses antes.

Los miembros de Cambaleo, una de las compañías de teatro alternativo e independiente más reconocidas en nuestro país, han pasado del asombro a la indignación, de la creencia de que la denuncia por un problema técnico tenía fácil y rápida solución a la certeza de que todo se debe a una decisión política de la coalición del PP y Ciudadanos que, con el apoyo de Vox, gobierna el Ayuntamiento de Aranjuez. “Nos cerraron de la peor manera que se puede hacer”, se lamenta Begoña Crespo, miembro de Cambaleo.

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La ola de solidaridad de vecinos y colectivos teatrales ha sido enorme. Se ha creado una plataforma de ciudadanos de Aranjuez que, bajo el slogan La nave es nuestra, recogió en un solo día unas 2.500 firmas de apoyo, además de convocar protestas y manifestaciones. “Es parte de mi vida. Aquí he conocido a infinidad de compañías nacionales e internacionales que han pasado por la sala. Cambaleo es algo más que un teatro, es un lugar de encuentro en la ciudad”, asegura por teléfono indignado Aníbal Núñez, 55 años, uno de los firmantes de la carta al que todavía le cuesta hablar en pasado.

Ante esta falta de techo, La Sala Cuarta Pared, Premio Nacional de Teatro 2020, abre sus puertas en Madrid para que Cambaleo represente el ciclo ‘Celebrar la intemperie’, en el que se mostrarán sus dos últimos espectáculos, Algún sitio al que volver, y Cadena de montaje. Las funciones tendrán lugar los dos últimos fines de semana de este mes de julio. Son una pequeña muestra de lo que ha sido su trabajo escénico a lo largo de estos años. “Un trabajo escénico comprometido con la realidad y que hace preguntas que algunos quieren acallar. Por eso es una celebración” explica Carlos Sarrió, que, junto a su hermano Antonio, fundó esta compañía hace casi cuarenta años.

Ha sido como una desafortunada vuelta a los orígenes, cuando ante la falta de un techo que les acogiera, se plantaron en el campo, en una nave rural a unos dos kilómetros de Aranjuez. El sueño llegó el día en que el Ayuntamiento les cedió una de las tres naves del Antiguo Matadero, un edificio del siglo XVIII. Ocurría en el año 1996. Esta cesión, que se hizo mediante un convenio que se ha venido renovando, fue promovida por el PSOE, entonces al frente del consistorio, pero lo inauguró un alcalde del Partido Popular.

“En Cambaleo siempre hemos tenido a gala manifestar esa normalidad democrática, ese consenso que hace que los proyectos crezcan con el paso del tiempo sin depender de vaivenes partidistas”, dice Carlos Sarrió (66 años y nacido en el barrio de San Blas, en Madrid), director artístico de Cambaleo, en un encuentro organizado por EL PAÍS en la sala Cuarta Pared y al que acudieron también Antonio Sarrió (60 años) y Begoña Crespo (burgalesa de 61 años). Todos ellos, junto a Eva Blanco, Julio César García, Víctor Rodrigo, David Ruiz y Francisco Ruiz, conforman este colectivo teatral de actores y técnicos.

La nave de Aranjuez, tras el desalojo al que se vio obligada la compañía por la clausura del Ayuntamiento.
La nave de Aranjuez, tras el desalojo al que se vio obligada la compañía por la clausura del Ayuntamiento. CAMBALEO TEATRO

El ambiente que se respira en el encuentro está muy cercano a un sentimiento de abatimiento, aunque no de pesimismo. Están dispuestos a seguir en la lucha. “Nos sentimos impotentes, desolados. No lo reconocerán nunca, pero está claro que el cierre de nuestro teatro es un cierre político. Si no hubiera sido un cierre político nos habrían avisado con tiempo, nos habrían ofrecido hablar del estado real de la nave y aquí lo único que han hecho ha sido cerrar y echarnos. Y por teléfono. El trato ha sido absolutamente injusto”, dice Carlos Sarrió.

El estado de ruina que alega el Ayuntamiento, cuya alcaldesa es María José Martínez de la Fuente (PP) no es tal, aseguran los miembros de este colectivo. “Hemos presentado unas alegaciones técnicas que han sido rechazadas, con el argumento de que ya no tenemos el título de uso de ese edificio. Hace un año y medio empezamos la negociación de un nuevo convenio que terminaba en febrero de 2021. Con la excusa de la pandemia la cosa se fue retrasando y empezaron a poner problemas de tipo legal a la cesión, que decían que debía de ser por concurso público y no de manera directa como hasta ahora, algo a lo que nosotros no poníamos objeciones. Fue perfecta la excusa que se buscaron con el temporal Filomena”, explica Antonio.

La delegada de Cultura de Aranjuez y teniente de alcalde, Nerea Gómez Barrasa (Ciudadanos), califica de “desgracia” el cierre de esta nave, pero alega “criterios técnicos” en la decisión. Aunque reconoce que la nave que acogía al teatro no está afectada como sí lo están los otros dos bloques, Gómez Barrasa se acoge al informe del letrado para justificar el cierre de todo el conjunto y , “sin querer echar balones fuera”, culpa al Gobierno de Pedro Sánchez por el retraso en las ayudas tras el temporal de Filomena. La delegada de Cultura no da fechas ni plazos ni para el proyecto de rehabilitación, ni para el concurso público, aunque insiste una y otra vez que “le encantaría que lo ganara Cambaleo”.

Escena de la obra "Algún sitio que volver" de Cambaleo Teatro.
Escena de la obra "Algún sitio que volver" de Cambaleo Teatro.David Ruiz

Desafío a los dioses y el poder

La programación de Cambaleo ha estado salpicada de dramaturgias propias y de adaptaciones de autores contemporáneos, además de acoger talleres, cursos, diferentes festivales y el trabajo de otras compañías en la nave que tiene un aforo de 100 butacas. A lo largo de estos 26 años, la Nave Cambaleo ha representado cerca de 500 espectáculos de todo tipo. “Siempre hemos entendido el papel del actor como una persona que es capaz de hacer muchas cosas, actuar, dirigir, escribir, enseñar o programar”, asegura Carlos Sarrió y añade: “Cerrar un teatro es muy grave. Es una casa donde los seres humanos se hacen preguntas, donde se desafían a los dioses y al poder y se ríen de ellos. Cuando se cierra un teatro se pierde esta oportunidad”.

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