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“El feminismo fue una forma de encontrar la paz conmigo misma”

Lara Lars es la mano detrás de los carteles de Veranos de la Villa de este 2021

Lara Lars, artista de collage y autora de las imágenes de los Veranos de la Villa 2021 posa en su estudio de Carabanchel el 17 de junio de 2021.
Lara Lars, artista de collage y autora de las imágenes de los Veranos de la Villa 2021 posa en su estudio de Carabanchel el 17 de junio de 2021.Kike Para
Isabel Valdés

A Lara Lars (Salceda de Caselas, Vigo, 1986) su madre le regaló su colección de sellos y entonces descubrió que se podían coleccionar imágenes. Aunque no tuviese ningún fin más allá de acumular. Ya no paró de hacerlo, siguió guardando revistas de los años cincuenta y sesenta, postales, recortes. Estudió arquitectura en Segovia y en esas aprendió la técnica del collage. Cuando tuvo que elegir entre dedicarse a diseñar edificios o a imaginar mundos, acabó pesando más lo segundo. Lleva más de una década llevando a las mujeres de mitad del siglo pasado al presente, donde ya no son objetos, sino sujetos activos, y viven en ciudades con edificios de hormigón visto y ovnis que pululan alrededor. Esta artista es la creadora de las imágenes de los Veranos de la Villa del Ayuntamiento de Madrid de este año.

¿Qué vino después de los sellos?

Los flyers, iba al mercado de Fuencarral, que era el paraíso de los flyers. Y postales antiguas de las ciudades que me gustaban, iba viendo cómo se iba modificando el espacio. También revistas antiguas de los años cincuenta y sesenta. Acumulaba imágenes sin ninguna finalidad. Cuando descubrí la técnica [el collage], empecé a usarlo para explicar mis ideas en la carrera, pero con las revistas, con los anuncios, me di cuenta de cómo aparecían las mujeres.

De mujeres florero a heroínas, pone en su página web.

Publicitaban lavadoras, aspiradoras. Los hombres salían con carácter, personalidad, y las mujeres más bien como decoración. No me sentía representada por lo que ellas transmitían, aunque me gustaba la estética y el estilo y tuve la necesidad de transformar esas imágenes, que aparecieran viajando, teniendo inquietudes, una vida propia. Y que quien buscara a posteriori encontrara a esas mujeres de acorde a como yo veía el mundo. Luego también empecé a usarlo para dar mi opinión y contar cosas de mi vida, como un diario, y luego me di cuenta de que podía contar historias.

Fue antes de que la explosión del movimiento feminista en España.

Cuando empecé a hacer los collage reivindicaba mi forma de ver la vida como mujer con respecto a los hombres, pero ni siquiera sabía que eso era feminismo. Gracias al feminismo me di cuenta de muchos problemas que había tenido en mi vida. Por ejemplo, por qué yo tenía que ser dulce y educada, y en ellos daba igual; por qué tenía que hacer el doble de esfuerzo para que se escuchara mi opinión. El feminismo fue una forma de encontrar la paz conmigo misma. La suerte que tuve en aquel momento fue que mi discurso era feminista sin saberlo y eso me ayudó. Ahora, hay muchísimo trabajo en ese sentido y no es tan llamativo, pero en mis inicios llamó la atención.

Cartel de los Veranos de la Villa 2021, del Ayuntamiento de Madrid.
Cartel de los Veranos de la Villa 2021, del Ayuntamiento de Madrid.Lara Lars

De ahí a crear la imagen de los Veranos de la Villa han pasado muchas cosas.

Empecé a publicar en Instagram hace como 10 años, como un hobby, la transición a convertirlo en mi profesión fue como muy natural, orgánica, sin pretensión. Me contactaron [desde el Ayuntamiento de Madrid] y me preguntaron si quería entregar alguna idea para optar a ilustrar Los Veranos de la Villa. Todo salió por la ilustración que hice de Emilia Pardo Bazán para M21 [una revista cultural mensual editada por el Ayuntamiento de Madrid desde 2017].

En el cartel principal imagen también hay una mujer, una en bañador que se zambulle.

La mujer del bañador rojo es Annette Kellerman, nadadora y precursora de la natación sincronizada, que en su momento luchó para que las mujeres pudiesen llevar también bañadores de una sola pieza.

¿Cuándo y por qué llega a Madrid?

Pues es curioso. A Madrid me vine con las primeras prácticas tras la carrera. Siempre me gustó y siempre quise vivir aquí. Cuando me mudé aquí fue el momento en el que empecé a publicar los collages y hacía muchos sobre cómo me imaginaba que sería mi vida en Madrid y ahora voy a decorar las calles de Madrid. Jamás lo hubiese pensado.

Y si tuviera que rediseñar alguna parte de Madrid, por ejemplo, la Gran Vía, ¿cómo sería?

La peatonalizaría entera, me leería todos los libros del estilo de Jane Jacobs [teórica del urbanismo, divulgadora y activista]. Una mujer que a base de patear la ciudad entiende cómo funciona la ciudad. Y lo que decía, y con todo lo que decía estoy de acuerdo, es que una ciudad la forma la gente, ni los coches, ni los edificios, sino las personas. Si no hubiese gente no existiría la ciudad, y hay que diseñar pensando en la gente que habita esta ciudad. Y peatonalizar la Gran Vía sería la mejor idea. Y triunfaría.

¿Algo que le produzca tristeza de Madrid?

Cómo se van perdiendo los negocios de toda la vida, que son justo los que crean la esencia de Madrid. Como ciudad es tan grande que cada barrio tiene una personalidad propia y me da pena que haya barrios que pierdan esa esencia. Cuando lo hacen, se van pareciendo a otras ciudades, y acaba siendo un lugar que podría ser cualquier otro.

¿Y sitios por dónde le haga feliz caminar?

Me encanta Arganzuela, mi antiguo barrio. La plaza de Peñuelas, el bar Somolinos es mi sitio favorito. Ahora estoy redescubriendo Carabanchel, me he mudado aquí. Y El Rastro. Me gusta la plaza donde están los cromos, que es por donde yo empiezo, porque mi visita al rastro tiene que empezar por lo importante. Y me gusta mucho el eje del Paseo de la Castellana, por los museos. De allí sales con las pilas cargadas para seguir creando, porque no todos los días estás inspirada y menos cuando crear es tu trabajo a diario.

Si pudiera hacer algo en algún rincón de Madrid, lo que quisiera, qué y dónde sería.

Pues en eso ya he pensado. Detrás de mi casa hay un parque muy pequeñito, que está abandonado, lleno de basura. Y en este barrio hay muchos niños y siempre están jugando. Me gustaría crear una instalación para poner en el foco en ese parque, que ni siquiera tiene nombre, y acercar un poco el arte a los niños y que interactúen con él, me da igual si lo destrozan al día siguiente.

Una última cuestión, ¿por qué le gusta tanto el edificio de Torres Blancas?

Pertenece a esa arquitectura brutalista que refleja el tipo de belleza que a mí me gusta, de hormigón visto. Si lo ves de primeras piensas qué feo, cómo deja todo al descubierto. Pero cuanto más la miras, más te gusta. Es es la belleza que me gusta, la que no es obvia. A partir del collage, hay mucha gente que vive ahí que lo tiene. He ido entregar pedidos al edificio en mano y hasta me han hecho un tour.

Boxeo, Torres Blancas y una canción de Judy Collins

Si Lara Lars tuviese que elegir una de sus obras sería Bread and roses, una boxeadora sobre fondo azul y dos rosas: “Me siento identificada, peleona, pero a la vez cuqui, que es lo que le parezco a la gente. Es una combinación de contrastes, y eso es el mundo del collage en sí mismo”. Explica que se le ocurrió tras ver la película Pride (donde cantan esa canción, porque Bread and roses es una canción de Judy Collins): “En el momento que los y las activistas Lgtbi se unen con obreros y obreras de las huelgas mineras para luchar por sus derechos”.

Entre todos, el collage estrella es el de Torres blancas o el ovnipuerto de Madrid

¿Nombres de los que inspiran? Soy autodidacta y he aprendido en el camino, mi pareja es diseñador gráfico y con él he aprendido muchas cosas. A diferenciar entre una ilustración y el diseño gráfico, por ejemplo, que detrás de él hay un estudio de tipografía y maquetación, cosas que a primera vista no vemos. Como artista me gusta mucho la obra de María Herreros y Grete Stern.


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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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