“Hay que hacer algún sacrificio para acercarnos a la ciudad ideal”

Antonio Giraldo (Valladolid, 28 años) publicó el 22 de mayo de 2020 un hilo en Twitter en el que proponía, con mucho detalle, eliminar 13 kilómetros del tramo este de la M-30 y reemplazarlo con un enorme parque, vías de transporte público sostenible, viviendas sociales y hasta un nuevo centro cultural. Lo compartió como poco más que la meditación de un urbanista empedernido en medio de la monotonía del confinamiento, pero en cuestión de horas se volvió tendencia en toda España. Desde entonces ha amasado casi 25 mil seguidores y sus hilos sobre urbanismo se han hecho virales varias veces más. Para él, que lleva 7 años viviendo en Madrid, es importante que los ciudadanos piensen en la ciudad en la que viven y la que idealmente les gustaría habitar. En el último año ha descubierto que, en general, las redes parecen ser un buen lugar para incentivar un primer paso en esa dirección y lo piensa aprovechar.

¿Por qué debería el urbanismo ser un debate público más común?

Porque trata aspectos que afectan directamente a todos. Al final la ciudad somos todas las personas que la habitamos, por lo tanto el poder de decisión que tenemos sobre cómo es nuestra ciudad es, si así lo queremos, bastante grande. Obviamente las personas que controlan del tema son importantes, pero nunca está de más que la gente pueda decir que en su calle las cosas funcionan de cierta manera -que solo se puede ver si te afecta directamente- y puedan proponer sus propias alternativas.

¿Y en la política lo es?

Los partidos políticos tienden a ser muy cuidadosos con este aspecto. Es fácil encontrar consensos en urbanismo, pero cuando no los hay, es porque suelen ser problemas muy gordos. Obviamente la política está muy implicada en urbanismo, es la parte fundamental de la gestión de un Ayuntamiento, por ejemplo; pero lo tienen como un tótem que a veces no se puede tocar porque es peligroso electoralmente. Eso hace que las ciudades tienden a avanzar lentamente porque nadie quiere ser el que toca algo que pueda ser impopular.

¿A raíz de sus hilos, qué debates urbanísticos son los más polémicos?

El tema de la reducción del coche es lo más caliente ahora. Parece que cuando alguien tiene una ideología es como si tuviera algunas ideas preconcebidas sobre el modelo de ciudad, aunque ahí la ideología no tiene mucho que ver. No se entra a valorar si es lo mejor, o siquiera si es lo que se quiere realmente. En ese sentido, el hilo de Parque 30 [dónde proponía hacer de la M-30 un gran parque lineal], fue el más chocante, porque la gente decía argumentos que se contradecían y lo sostenían de manera obstinada. Pero luego la realidad es que todo el mundo disfruta de una calle con menos coches y más verde.

¿Si no es un tema ideológico, qué conceptos o ideas debería tener en cuenta la gente a la hora de pensar en urbanismo?

Yo suelo recomendar que cuando una persona va a otra ciudad se fije un poco más. Que piense qué cosas le gustaría tener en la suya, o que no. Imagina que vas a una ciudad europea, y tienen un bulevar central con un tranvía y casi no hay coches dentro. Seguro que dirías “que bonito, que bien cuidado tienen todo aquí”. Pero luego la gente vuelve a Madrid y piensa, “es que si me quitaran el coche me tardaría una hora en llegar al trabajo”, y también tienen razón. Pero la gente debe plantearse que hay que hacer algún sacrificio para acercarnos a la ciudad ideal. Creo que eso es un buen punto de partida.

Otra vez el tema de los coches en Madrid…

Es que Madrid parece una ciudad trazada “a la americana”: con sus suburbios, sus autovías, sus sectores de oficinas, un núcleo central. Eso ha hecho que haya mucho tráfico y la única forma de canalizarlo es construyendo más infraestructuras. En otras ciudades europeas a lo mejor las cosas están más cerca o tienen un medio de alternativo. En Madrid hay muchas partes donde no llega el transporte público, en cambio tenemos autovías que atraviesan la ciudad. Es una cosa muy tremenda que parece que hemos normalizado, pero que tiene impacto y hace que Madrid sea una ciudad peculiar en ese aspecto.

¿Entonces, Madrid Central o Madrid 360?

Ambas. Madrid Central me pareció una medida pionera y muy necesaria. Es más, con la nueva ley de cambio climático una zona de bajas emisiones es obligatoria. Sin embargo, su forma de implantación y de desarrollo técnico-jurídico no fue el idóneo. Ha sido una cosa más de forma que de fondo, y de hecho, en la práctica, se asumió más pronto de lo que yo esperaba, y ahora los mismos partidos que hicieron campaña diciendo que iban a acabar con él, proponen ampliar una versión de lo mismo. Eso es Madrid 360. Quizás un poco menos ambicioso de lo que era Madrid Central. En ese aspecto puntual discrepo, pero tiene otros elementos bastante buenos. Es una cuestión de velocidades. Al final van en la misma dirección y creo que el futuro de Madrid es tener una zona de bajas emisiones mucho más grande que Madrid Central, pero lo primero que tiene que cambiar es la mentalidad, una vez eso cambia, ya es mucho más sencillo proponer cosas nuevas.

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