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Miedo en la cola del WiZink Center: “No me hace gracia AstraZeneca por todo lo que he escuchado”

La mitad de las 4.000 personas citadas para la jornada han rehusado vacunarse con esta medicina, según el servicio que gestiona la inmunización en el centro

Vacuna AstraZeneca
Una sanitaria inocula la vacuna de AstraZeneca a una madrileña en el WiZink Center de Madrid.Andrea Comas
Aurora Intxausti

Dudas, muchas dudas. Miedo y prevención. Son algunas de las palabras que se han escuchado entre los dos centenares de personas se han apostado esta mañana en la puerta 57 del WiZink Center de Madrid. Aquí han esperado su dosis de la vacuna AstraZeneca desde las nueve de la mañana. La mitad de las 4.000 personas citadas para la jornada de ayer rehusaron vacunarse con esta medicina, según explicó un portavoz del Servicio de Urgencia Médica (SUMMA 112), que gestiona la administracion de dosis, con información que les había trasladado la Comunidad de Madrid.

Consuelo es enfermera, trabaja en una UCI de un hospital y está agotada de vivir en un bucle, al igual que el resto de sus compañeros sanitarios que llevan más de un año luchando contra esta pandemia. Apostada en la cola, con un libro electrónico en la mano, y parapetada de la lluvia bajo el techado del Palacio de los Deportes, está en la segunda fila media hora antes del inicio del plan de vacunación. Su cita es a las 9.47 horas. Para acceder a la zona vallada ha tenido que mostrar el código que le remitió el Servicio de Salud de Madrid, al igual que el resto de las personas allí apostadas. Los más hábiles con la tecnología lo traían preparado en su pantalla y los había con un post-it amarillo, en el que tenían anotada toda la numeración. “Es que no tengo móvil y le ha llegado a mi hijo”, era la respuesta más recurrente entre los hombres y mujeres de 60 a 65 años que esperaban el pinchazo.

Una de las colas que ha habido esta mañana en el pabellón de Wizink Center para la vacunación masiva de AstraZeneca.
Una de las colas que ha habido esta mañana en el pabellón de Wizink Center para la vacunación masiva de AstraZeneca. Andrea Comas

A las nueve y media de la mañana, con puntualidad británica y una organización impecable, el personal ha comenzado a tomar la temperatura a los primeros de la hilera. Uno a uno han desfilado hasta una primera sala en la que se les ha adjudicado un número con el puesto de enfermería al que debían acudir para realizar el pinchazo. Acabada esta operación, los vacunados debían esperar 15 minutos por si la inoculación provocaba algún tipo de reacción. “No me hace gracia esta vacuna por todo lo que he escuchado y he buscado en Internet”, responde resuelta Rosa María, de 64 años. Madre de un sanitario, cuenta que, salvo los niños pequeños, toda su familia ha estado infectada por coronavirus. “Como una gripe en el caso de mi marido. No vacunarte es irresponsable. Así que aquí estoy”, explica mientras desea que la situación mejore.

Su marido, recién operado de una rodilla, ha tenido que posponer la cita. Espera que le vuelvan a convocar en el Wizink y no en el estadio Wanda. “Vivimos en Usera y nos resulta más cómodo este centro que el otro. Además, él no puede estar mucho tiempo parado”, apostilla tras esperar 15 minutos antes de marcharse para su casa. Consuelo, de 63 años, salía del pabellón deportivo a las 10.15. “Llevo meses del trabajo a casa y de casa al trabajo y es agotador e insoportable. Esto nos da un poco de esperanza, aunque viendo lo que veo todos los días no sé qué decir”.

―Estoy nerviosa, no he podido pegar ojo del miedo que tengo con esta vacuna—, comentaba una mujer a sus compañeros de fila.

―Tranquila, si hay un día en el que tenemos que morir―, le contestaba otro con cierta sorna.

Llovía en Madrid y las noticias entre las multitudes corren como la pólvora. Más aún con las alarmas de los móviles: “En Francia, a los que han puesto una dosis AstraZeneca, ahora les pondrán una de Pfizer o Moderna”, comentaba una de las mujeres de la cola.

Sobre la una de la tarde, las colas ya se habían reducido notablemente. Tan solo había una fila con una decena de ciudadanos. El operativo iba más rápido de lo previsto. A las 15.00, solo una persona esperaba en la puerta 57 para inyectarse la vacuna. La negativa de los convocados a presentarse ha creado lagunas en las citas previstas durante todo el día.

Tres grandes recintos de vacunación

Con la apertura de este nuevo centro, la Comunidad de Madrid cuenta ahora con tres grandes recintos para vacunaciones masivas con jornadas que comienzan a las 9.30 y finalizan a las 20.30 horas. La curiosidad de este día es que, mientras se iba administrando la vacuna, en otro punto del pabellón se jugaban los cuartos de final del World Padel Tour dentro del torneo Adeslas Madrid Open, que se celebra en el recinto hasta el domingo.

Víctor Escudero, técnico de Emergencias Sanitarias del Summa 112, organismo encargado de coordinar el dispositivo, ha señalado durante esta mañana que se han habilitado 16 puestos de vacunación simultánea, donde trabajan cerca de 50 profesionales de enfermería, contratados entre personal jubilado del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), así como celadores, auxiliares administrativos, técnicos en emergencias sanitarias o técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, y médicos.

El pabellón deportivo ha cedido un espacio de más de 4.500 metros cuadrados distribuido en varias plantas, con acceso principal desde la puerta 57, un área independiente del resto de las instalaciones. Además, SUMMA 112 ha establecido dos puestos de observación y de atención sanitaria dotados con el material de cualquier box de emergencias de un centro sanitario. “En caso de emergencia con necesidad de traslado, habrá dos Ambulancias de Soporte Vital Avanzado dispuestas en el exterior”, ha puntualizado Escudero.

Otro de los pasillos del Wizink Center, en la mañana de este viernes.
Otro de los pasillos del Wizink Center, en la mañana de este viernes. Andrea Comas

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Periodista. Trabajó en EL PAÍS entre 1985 y 2021, tanto en la redacción de el País Vasco como en Madrid. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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