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Condenada a desaparecer la escuela artística de Madrid donde se estudia joyería, orfebrería y esmalte

La Administración anunció el cierre del centro antes del adelanto de las elecciones y ahora asegura que “hoy por hoy” no está en sus planes. CC OO cree que ha cambiado el discurso por la campaña electoral

Una alumna en el ciclo de orfebrería en la Escuela de Arte 3.
Una alumna en el ciclo de orfebrería en la Escuela de Arte 3.KIKE PARA
Berta Ferrero

Ya solo quedan cuatro templos de la artesanía artística en Madrid y el Gobierno regional se quiere cargar uno de ellos. Se trata de la Escuela de Arte 3, situada en el centro de la capital, junto a la plaza de Cascorro. En un edificio de cinco plantas con 10 aulas, se estudia y se profundiza cómo navegar en el mundo de la joyería, de la orfebrería y del esmalte. Un pequeño paraíso donde se aúna una manera de trabajar a la antigua usanza, utilizando las manos, el ingenio y la paciencia del viejo artesano con técnicas contemporáneas que potencian el producto final conocido como Hecho a Mano. Madrid contaba con 12 escuelas de este tipo hace más de una década. Hoy van camino de quedarse en tres. Consideradas el lince ibérico de las artes plásticas, esta escuela puntera madrileña está en peligro de extinción. La paradoja, si la hay, se encuentra dentro de Administración regional, donde hay división de opiniones. Unos han ordenado el cierre de la escuela, otros intentan frenarlo. Y en medio, el miedo a la desaparición.

Antonio Valle lleva 13 años dirigiendo con tesón el centro donde trabaja desde hace 32 y ayuda a los alumnos a conectar con su pasado para crear elementos que se mantengan intemporales. Ahora carga sobre sus hombros la preocupación del cierre, previsto para el próximo junio. Hace una semana, dos miembros del Ejecutivo se reunieron con él y el director de otra escuela artesana, la de la calle la Palma, donde se estudia escultura, artes aplicadas al muro y artes aplicadas a la indumentaria. Allí se sentaron con los dos para anunciarles que habían decidido cerrar una y trasladar a otra la rama de joyería. Solo esa. Orfebrería y esmalte desaparecerían, y con ellos, fulminarían también a profesores y al equipo directivo, que pasaría a formar parte de los docentes del centro de acogida. Valle se rebeló. Argumentó que era una locura hacer desaparecer a “la madre de la joyería”, la orfebrería, donde los alumnos aprenden las técnicas más tradicionales e importantes con elementos voluminosos. El argumento que utilizaron, según explica el director, es que este curso, el de la pandemia, se han matriculado menos alumnos de lo normal, algo que solo ha pasado en el ciclo de esmalte, que de los 15 alumnos permitidos por aula se ha llegado a siete. Orfebrería, la otra damnificada, está al completo, al igual que joyería.

La reunión se puso tensa. Valle, de hecho, puso un proyecto sobre la mesa para el próximo curso que consistía en juntar dos ciclos en uno: joyería y orfebrería, que pasaría a estudiarse en tres años, en lugar de los dos de cada uno de ellos.

Antonio Valle, director de la Escuela de Arte 3 en el taller de esmaltes.
Antonio Valle, director de la Escuela de Arte 3 en el taller de esmaltes.KIKE PARA

Pero no hubo manera. La decisión estaba tomada. Sin alternativas. Alfonso Mateos Antón y Francisca Zaragoza Pérez, Subdirector General de Centros de Formación Profesional y Régimen Especial y jefa de área lo dejaron claro. Y marcaron dos tiempos claros. Cuando acabe el curso, en junio, deberían desalojar el edificio de la calle Estudios donde imparten clases desde principio de siglo XX. Y así, de un plumazo, la orfebrería y el esmalte pasarán a mejor vida a partir de septiembre, el segundo mes marcado en el calendario.

Con esta jugada, ya solo quedarán otras dos escuelas en toda España, en Sevilla y en Barcelona, donde se podrá estudiar un ciclo formativo de esmalte artístico al fuego sobre metales, dirigido a la formación de profesionales como creadores y ejecutores en todos los ámbitos: objetos artísticos de uso y consumo, urbanismo, arquitectura, industria… Una reliquia donde sus especialistas son únicos y especialmente valorados. De los 12 centros públicos que se dedicaban a formar a este tipo de artistas ya solo quedan cuatro, que cuentan con alrededor de 1.300 alumnos: la Escuela de Arte Francisco Alcántara (donde se estudia cerámica), La Escuela Artediez (artes gráficas y diseño, interiores, moda...), Escuela de Arte La Palma (escultura, artes aplicadas al muro, artes aplicadas a la indumentaria) y la de Arte 3.

Poco después de esa bomba, Valle recibió dos llamadas que le sorprendieron gratamente. Nadia Álvarez y Coral Báez, Viceconsejera de Educación y Directora del Área territorial, conocidas en el sector por varias polémicas relacionadas con la educación pública, no daban crédito y se pusieron en contacto con él. Casualmente, habían visitado el centro tres semanas antes y se habían quedado maravilladas con el trabajo que allí se realizaba.

Un alumno elabora una joya.
Un alumno elabora una joya.KIKE PARA

En la escuela estudian 120 alumnos repartidos en los tres ciclos, que se componen de dos cursos cada uno. Los pasillos y la escalera, de hecho, se han convertido en una exposición cambiante de los trabajos de los estudiantes, dejando al descubierto la finura creación de artistas contemporáneos emergentes: joyas de oro, plata y metales adornadas con piedras preciosas o brillantes esmaltes, cuadros tridimensionales, vasijas, teteras o cuencos de metal… un viaje entre el pasado y el presente lleno de los matices del trabajo hecho a mano.

Aquella visita por las instalaciones de Álvarez y Báez -las dos mujeres de la Administración que pusieron la cara en la polémica del instituto que tuvo que cancelar una visita de la ministra de Igualdad, Irene Montero- caló en ellas. Ambas acabaron convencidas de que aquello había que protegerlo. Días después, sin embargo, se encontraron con que Mateos Antón y Zaragoza Pérez se les habían adelantado y habían tomado una decisión sin pasar previamente por ellas. El cisma dentro de la Comunidad de Madrid estaba montado. Poco después, Ayuso adelantó elecciones y… comenzó la campaña electoral.

Un alumno en el taller de joyería.
Un alumno en el taller de joyería. KIKE PARA

“Por el momento no hay intención de cerrar una escuela de arte”, asegura ahora un portavoz de la Consejería de Educación. “Hoy por hoy no se va a hacer nada”, ha insistido. Esas palabras, sin embargo, provocan cierto temor en los sindicatos, que creen que la escuela ha salvado un match point debido al adelanto electoral. “Ahora queda mal decir lo contrario”, asegura Juan Antonio Pagán, de CC OO, que conoce los detalles de la reunión con los directores y la intención de la Administración. CC OO, ANPE, CSIF, UGT y CGT, de hecho, han aprobado una resolución conjunta por unanimidad en contra del cierre. “La escuela de la Palma no tiene las características suficientes para asumir ciclos de la otra, no hay aulas suficientes, y solo conseguirían hacinar a docentes y alumnos en época de pandemia”, recuerda Pagán.

El mareo, en todo caso, es un hecho. Primero anunciaron que se cerraba la escuela, después el director de Arte 3 recibió llamadas de otras personas de la administración en las que aseguraban que se posicionaban en contra y, ahora, la Consejería de Educación asegura a EL PAÍS que “hoy por hoy” no se va a hacer. Pero Valle no ha recibido ninguna directriz diferente a la del cierre. Nadie sabe si efectivamente la jornada electoral les ha dado una tregua. Pero la soga ya aprieta.

Los varapalos de Madrid a las escuelas artísticas

La región madrileña es titular actualmente de cuatro escuelas de artes plásticas y diseño —con unos 150 profesores— agrupadas por las temáticas de joyería, escultura y muro, cerámica y diseño. Son las cuatro supervivientes de un modelo de enseñanza superior que ha sufrido sus vaivenes a lo largo de la historia y ha sido especialmente golpeada en la última década.

Primero desligaron el bachillerato artístico, para que los alumnos de 16 y 17, años de estas escuelas de especialización. A partir de 2012, la comunidad de Madrid dejó de ofertar estos ciclos de forma gratuita, como en el resto de España, y ahora los alumnos, “generalmente gente humilde”, deben pagar 400 euros de matrícula cuando, por ejemplo, en Castilla León abonan solo 1,50 euros. “Se nos ha ido gente por no poder pagarlo”, lamenta el director.

Más tarde empezó la fusión de los centros, lo que han llamado “optimización de espacios”, que ha acabado con la desaparición de ciclos formativos como juguetería, matricería o repujado en cuero. Y de las 12 escuelas que existían se quedaron las cuatro actuales. “El afán destructor de la Comunidad de Madrid, sobre todo con las enseñanzas artísticas públicas, es letal”, lamenta Valle, que agradece, de todas formas, la llamada de esperanza de Báez y Álvarez, que no se han vuelto a pronunciar. Lo cierto, dice el director, es que en el resto de España estas escuelas donde se fomenta la creación de especialistas ligados al arte “están súper mimadas”, pero en Madrid “se las destroza”. “Se han ido quedando las que están de moda, pero si no riegas los geranios, al final se secan”.


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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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