Díaz Ayuso y el trampolín de Cataluña
La presidenta de Madrid viaja por quinta vez en año y medio a Barcelona, invitada por el PP catalán para la campaña y afianzando su proyección nacional
Frente al vértigo por un posible sorpasso de Vox, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid viaja hoy a Cataluña para impulsar el inicio de la campaña autonómica del PP, que obtendría nueve diputados el 14 de febrero, según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO). Es la quinta visita a Barcelona de la líder conservadora desde que llegó al poder, en agosto de 2019. Una ristra de viajes que apuntala una hoja de ruta a la que no ha afectado el coronavirus, ni la crisis económica, ni el paso del tiempo: Cataluña es el trampolín con el que impulsarse como figura de la política nacional.
“Tengo bastantes dudas de que le venga bien al partido, aunque para Ayuso sí es una plataforma útil”, dice el politólogo Pablo Simón sobre el viaje de la presidenta de Madrid, una política que ya atrae muchos más focos que el líder nacional de su formación, Pablo Casado. “El precedente es Almeida en el País Vasco”, añade sobre la presencia del alcalde de la capital en las últimas elecciones vascas, donde el PP obtuvo 6 de los 75 escaños en disputa con una lista conjunta con Cs, lo que no influirá en que ahora sea requerido, probablemente, para la campaña catalana. “El problema es que el PP casi no tiene barones de peso. Y de otro lado, una cosa es ser anti-indepe, y otra proyectar la imagen de Madrid diciendo cómo hacer las cosas. Eso no suele sentar bien en ningún lado”.
“Que el partido seleccione a Ayuso como una de las figuras fuertes y con capacidad de condicionar resultados en una comunidad autónoma como la catalana es muy revelador”, apunta José Rama Caamaño, investigador en el departamento de Ciencia Política de la Autónoma. “Ayuso es un verso suelto en lo que a medidas para luchar contra la covid se refiere. Si comparamos su actuación con la de Feijóo, del mismo partido, parecerían el día y la noche”, detalla sobre el presidente de Galicia, que ha apostado por duras restricciones a la movilidad y la actividad económica para contener el virus. “En un contexto de confrontación y polarización, sobre todo en Cataluña, las opciones más extremas cobran fuerza, y Ayuso bien puede impulsar al partido a nivel autonómico e impulsarse ella misma a nivel nacional”, añade sobre la capacidad de la presidenta de Madrid para atraer a votantes de Cs y de Vox.
Desde el principio de su presidencia, la estrategia de Díaz Ayuso ha desbordado las fronteras de Madrid. Así, recibió con todos los honores a Juan Guaidó, entonces presidente encargado de Venezuela; mantiene una intensa agenda de reuniones con los embajadores destacados en la capital; se ha desplazado a Bruselas; y ha llegado a firmar una alianza para coordinarse en la lucha contra el coronavirus con Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, y Emiliano García-Page, su homólogo de Castilla-La Mancha. También ha visitado al presidente de Aragón, Javier Lambán.
En consecuencia, el nuevo viaje a Cataluña alimenta a la vez dos estrategias distintas. Una es la del PP, donde el ala más dura acude al toque de corneta del candidato, Alejandro Fernández, para ejercer de dique de contención frente a Vox.
“En lo que los dos somos beligerantes es en el derecho a la salud, pero también a ganarte la vida dignamente, y la política económica de Ayuso ha sido mucho mejor que la de la Generalitat, con datos sanitarios muy parecidos”, dice a través de un mensaje el aspirante popular, que también contará con Cayetana Álvarez de Toledo.
La otra estrategia beneficiada es la de la propia Ayuso. No es una excepción. Sus predecesoras, recuerdan fuentes gubernamentales, también encontraron un poderoso motor para sus carreras en la confrontación con los nacionalistas. Esperanza Aguirre se prodigó en Cataluña, donde llegó a anunciar la creación de un colegio madrileño con el catalán como lengua vehicular. Y Cristina Cifuentes protagonizó el programa Salvados debatiendo con vecinos de L’Eixample. Díaz Ayuso, además, ha encontrado en Cataluña uno de sus escenarios predilectos para mandar en la agenda informativa —una de las vigas maestras que sostiene su carrera— y fijar posición sobre temas de máxima actualidad.
En noviembre, cuando ERC exigió cambiar la política fiscal de Madrid (al alza), la política popular se desplazó a Barcelona para ofrecer el contrapunto: “Si Cataluña quiere armonización fiscal, que baje impuestos”. En ese viaje, coincidente con las restricciones decretadas para la hostelería de la Generalitat, se paseó por el mercado de la Boquería, y ofreció el ejemplo sin casi limitaciones de Madrid —ahora ha ordenado cierres a las 21.00 horas—. Y ahora, cuando el PSC ha elegido a Salvador Illa como candidato, Díaz Ayuso vuela al encuentro del exministro de Sanidad, con el que ha confrontado durante meses.
“Yo no estoy satisfecha, ni tranquila, no como el ministro candidato, que dice que no se arrepiente de nada”, exclamó el jueves en el pleno de la Asamblea. “El señor Illa se volvió contra Madrid cuando en septiembre decidieron que iba a ser el candidato, lo que demuestra que para el PSOE hay que hundir Madrid para ganar puntos con el independentismo en Cataluña”, siguió. “Y ustedes, a callar, a callar, y a callar”.
Las invitaciones a participar en campañas electorales son un termómetro del tirón de los políticos. A Cristóbal Montoro, ministro socarrón, y protagonista de larguísimas intervenciones, no le llamaba casi nadie: era el responsable de los impuestos, y eso no da votos. A Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, una región devastada por el coronavirus, y que apenas ha dejado huella legislativa, se la disputan: de titular en titular, es la estrella del prime time para el PP.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.