“En los sitios se han dado cuenta de que se están canteando con un cartel de todo tíos”
Helena Pozuelo trabaja como guionista en ‘La Resistencia’ y también hace monólogos inspirados en sus propias vivencias
Helena Pozuelo (Madrid, 27 años) trabaja como guionista en el programa de televisión de La Resistencia y realiza las entrevistas de David Broncano. También hace humor sobre los escenarios. Sus monólogos son frescos y divertidos, llenos de vivencias personales que se enredan entre temas variopintos que saltan de la semántica hasta su propia infancia. La comedia para ella es casi una terapia y le viene de familia, ya que es la hija del humorista Javier Cansado. Estudió Bellas Artes y diseño gráfico, pero después se metió por casualidad a hacer un máster de guion en donde descubrió su verdadera pasión: escribir.
¿Por qué se dedica al humor?
Siempre me ha encantado la comedia, hacer reír. Desde que pensé que podría hacer un monólogo hasta que decidí hacerlo pasaron cuatro años. Me animó el haber empezado a estar con más gente de ese entorno. No es un hobbie, pero a la vez sí, porque tampoco quiero decir que me dedico a esto, ni lo hago con una pretensión de nada más. Mi sueño es ser guionista de series y a la vez seguir haciendo monólogos.
¿En qué se inspira?
Mis monólogos son cosas que me han pasado o reflexiones. Me inspiro en mí, en mis mierdas, en mis defectos. Tengo muchas cosas de semántica porque me parece muy interesante esa parte. También me gusta hacer movidas raras, como baile performance. En uno mezclaba bailes regionales con las muertes de juego de tronos. Sobre la infancia vuelvo mucho, tengo un bloque de cartas al ratoncito Pérez porque le escribía con seis años y son una locura.
También les da un toque feminista.
No hace muchos años que soy feminista, pero ahora lo tengo muy presente. Y lo quieres comentar. Yo soy blanca, vivo bien, el mayor problema al que me enfrento en la sociedad es el machismo y el heteropatriarcado: comentarios, volver a casa asustada y otras cosas. Es un buen tema para tratar.
“La RAE es un campo de nabos: hay 46 académicos y solo ocho mujeres”.
Su padre es Javier Cansado. ¿Cómo ha sido crecer al lado de un humorista?
El humor ha estado muy presente en mi vida, siempre me ha gustado ir a verlo actuar y la verdad es que ha sido muy divertido. Ahora siento un poco de presión porque él es muy bueno y es inevitable que te comparen o ser la hija de. Lo entiendo porque yo soy la primera que cuando veo a alguien que es hijo de me produce curiosidad, pero a la vez me quiero separar un poco de eso, pero sin renegar para nada. Yo le admiro mucho como cómico, como padre ya… (risas)
Hay más humoristas hombres que mujeres.
Sigue habiendo una diferencia brutal pero en este momento hay muchas humoristas porque hay más sitios que ofrecen esa posibilidad, incluso cosas que son solo de mujeres como la Riot Comedy o Ladies night. Hay veces que la mujer va a tener hueco antes que un hombre porque en los sitios se han dado cuenta de que se están canteando con un cartel de todo tíos y quieren compensar. Es una cuestión de tiempo en la comedia y las mujeres estamos reclamando ese espacio. Me gusta ese boom de cómicas que están saliendo por todas partes.
¿Con qué humor se identifica más?
Me gusta el humor negro pero yo no hago esos chistes porque no se me ocurren. Y me encanta el humor absurdo y el surrealismo. Sobre todo me gusta no necesariamente que sea verdad, pero sí que te creas al que te lo está contando. El humor blanco también me hace gracia si está bien. Aunque también está la subjetividad del humor, que me parece como una magia. Yo a día de hoy pienso que no sé hacer un chiste, pero luego escribo cosas y la gente se ríe.
Hace muchos Open mics, donde actúan jóvenes profesionales o aficionados. ¿Qué le gusta de ese formato?
Cada Open mic tiene su propio público. Es la manera de empezar en sitios que son gratis o la entrada es muy barata y a mí eso me reconforta un montón porque sientes que de verdad puedes probar cosas, tiene eso de que no hay tanta responsabilidad. Hay un ambiente más distendido y es mucho más bar.
¿Cómo estructura sus monólogos?
Los primeros bloques que escribí combinaba el llavero de gato anti violadores con anécdotas de mis hermanos o con un grito que hacía yo jugando al voleibol, no tienen nada que ver, aunque me gusta que haya una narrativa o conectarlos. Hay uno en el que empiezo con la definición de violar; lo primero que aparece en el diccionario es “un sitio plantado de violetas”. Y eso me dio para bloque. Hablo también de la diferencia que hay de académicos y académicas en la RAE, son 46 y hay ocho mujeres solo, o de que me parece que suena mucho mejor pene que vagina, es todo muy de palabras.
¿Hay limites en el humor?
Yo me he hecho esa pregunta muchas veces y no lo tengo claro. Creo que hay límites sí y no, depende tanto del contexto o del tono. En la intimidad puedes hacer todo pero cuando lo haces públicamente ya estás expuesto. En mis monólogos no tengo nada ofensivo, bueno si se ofenden los de la RAE por decir que son un campo de nabos...
¿Cómo ve el futuro de la comedia?
El humor va a estar ahí siempre, hay mucha gente que quiere contar sus mierdas, creo que es como una terapia. Te analizas para lo que vas a escribir y te sirve para darte cuenta de algunas cosas. Además, reírse de uno mismo está muy bien.
Nuevos proyectos
Helena Pozuelo tiene entre manos su primer espectáculo junto a otras dos humoristas, Ana Bravo y Paula Púa, que se llamará Las Superpenas. El estreno es el 31 de enero en el Café la Flauta Mágica, acogidas por la iniciativa Ladys Night, y seguirán en febrero por más bares de la capital. También está inmersa en Algo Cutre, un grupo de comedia del que forma parte, y cuyo show será lanzado en los próximos meses en plataformas y redes sociales.
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